Desde Málaga para el mundo. Y nunca mejor dicho. Esa frase se ha convertido en el sello de Ana Mena (Estepona, 1997) y es la que mejor define la carrera de uno de los grandes fenómenos musicales de los últimos años. Casi siete millones de oyentes mensuales y temas como A un paso de la luna, que superan los 90 millones de reproducciones, la consagran como una de las españolas más escuchadas en Spotify. De hecho, encabezó este podio patrio durante varios meses de 2021, adelantando a la mismísima Rosalía.
Sus primeros pasos ante los focos los dio con solo siete años en el programa infantil Menuda Noche de Canal Sur, para después dar vida a Marisol en el biopic de la artista y, finalmente, aparecer –con 13 años– en la película La piel que habito, de Pedro Almodóvar. El título de niña prodigio lo tiene ganado. Eso sí, su salto a la fama lo dio en Italia, cuando su canción D’Estate non vale, con el artista Fred De Palma, le llevó a alcanzar todos los números uno del país transalpino que, ahora,se ha convertido en su segunda casa. Su última hazaña ha sido participar en el Festival de San Remo y, pese a no conseguir la victoria, la canción que presentaba se viralizó en TikTok y, el pasado 4 de marzo, vio la luz su versión en castellano bajo el título Cuando la noche arriba. Por si fuera poco, próximamente la veremos en su faceta de actriz en la serie Bienvenidos a Edén de Netflix, junto a Amaia Salamanca y Berta Vázquez.
Sus looks, en los que se mezclan lasreferencias sixties con las prendas oversize, la han hecho ser, además, un icono de estilo. Una cosa está clara, todo lo que toca (o, mejor dicho, canta) lo convierte en hit.
Conocemos a la artista internacional, pero ¿cómo es Ana Mena de cerca?
Una chica normal: espontánea, natural y muy honesta, también, impulsiva y, a veces, un poco de extremos. Soy superfamiliar. Me encantavolver a casa y trabajar en mi huerto, la naturaleza me da la vida.
Empezaste en la música muy chiquitita, ¿cómo es crecer ante la cámara?
Para mí siempre fue un juego. Cantar era, y es, mi manera de comunicarme. Tener una cámara delante me parecía algo natural porque me gustaba. Y no necesariamente en un plató de televisión. Por ejemplo, mi tío tenía una de VHS, y me encantaba que me grabara contando chistes mientras desayunaba mi bol de cereales. De alguna manera, aún siendo una niña, sabía que esa iba a ser mi vida.
Dentro y fuera del escenario, ¿la moda es una herramienta más?
Es importante porque cuenta mucho sobre ti. Aunque confieso que me gusta despistar y jugar con mis looks. En el escenario te ayuda a crecerte.
¿Qué tendencia define mejor tu estilo?
Los pantalones boyfriend. Suelo usar vaqueros de hombre. Me gusta ir cómoda, aunque depende de cómo me sienta porque también me identifico con el estilo de los años 60 y 70 de iconos como Brigitte Bardot.
A día de hoy, ¿qué es lo que más te enorgullece de tu carrera?
Todo lo que he vivido en el Festival de San Remo. Fue una experiencia única: difícil pero increíble, repetiría mil veces, con los ojos cerrados.
Ahora, además, te veremos en la serie Bienvenidos a Edén. Sabiendo la repercusión que genera aparecer en Netflix, ¿te da vértigo el estreno?
Puede pasar algo muy grande o no. Hasta que no vea la luz no lo sabremos. Creo que hemos hecho un gran trabajo y que la serie tiene un argumento que engancha. Pero prefiero no darle muchas vueltas. Lo que venga, vendrá.
¿Cómo mantienes los pies en la tierra?
Para mí no tiene sentido cambiar de actitud. No deja de ser un trabajo, aunque tengo la suerte de dedicarme a lo que me gusta. Por otro lado, creo que es importante rodearte de personas que te digan tanto lo bueno como lo malo y que acaben siendo tu familia.
Volver a Estepona, ¿también ayuda?
Es mi punto de paz. Mi tierra significa todo para mí, tanto por ella en sí misma, y lo bonita que es, como por lo que tengo allí. Málaga representa mi infancia, mis recuerdos... Es mi vida.
Eres una de sus grandes embajadoras...
Me siento muy orgullosa de venir de donde vengo y de ser de donde soy, por lo que intento rendirle homenaje siempre que puedo.
Empezaste cantando copla y tu madre era cantaora, ¿volverías a este género?
Nunca digo que no a nuevos retos. De mi madre aprendí mucho, cantaba por todos los rincones. Fue ella quien metransmitió el amor por la música.
Has batido muchos récords, pero ¿qué sueños te quedan por cumplir?
Muchos, desde protagonizar una película a hacer un buen tour o volver a Latinoamerica. Trato de ir siempre paso a paso. También me hace ilusión colaborar con artistas a los que admiro, como Fito y Fitipaldis: me moriría (ríe).
