Está claro que las influencers tienen una labor de responsabilidad con la gente que les sigue, más aún cuando en su público existe un gran porcentaje de menores y adolescentes. La mayoría está formando su mente, y sabemos que esa época está llena de inseguridades y preguntas sobre el propio cuerpo, identidad y la imagen.

Somos vulnerables con ciertas edades y nuestra mente puede jugarnos malas pasadas. Las redes sociales están ahí y las consumimos, quizás hace unos años era distinto, pero ahora los niños tienen acceso a un móvil y a Internet desde pequeños. Ciertas imágenes, cánones estéticos e ideales van forjándose en su cabeza y estos, si distan de la realidad, pueden establecer una meta inalcanzable, absurda, insana y muy peligrosa e instalarse como modelo de conducta.

Esto es lo que resume el mensaje del último vídeo que ha subido Kim Kardashian a Instagram. En él se ve cómo sale con un body encorsetado donde su cintura es tan diminuta que casi no deja lugar a sus costillas ni a los órganos que debería haber dentro. Como si el reflejo de lo bello fuese tener una figura tan moldeada y forzada, una cintura tan apretada que casi no te permite respirar.

Cuando lo bello es lo que eres, quien eres, con tus pulmones llenos de aire y tu cabeza llena de vida. Y tus pies que pueden pisar la arena de la playa, y tu risa y tus ojos para ver todo lo bonito que hay en ella. Como era de esperar, el post se ha llenado de mensajes pidiéndole más responsabilidad de cara a este público que la considera de algún modo un referente.