El divorcio de Angelina Jolie y Brad Pitt, que no hace tanto fueron la pareja más deseada, envidiada y odiada de Hollywood a la vez (será porque a ella la culparon del fracaso del actor con Jennifer Aniston), no es que se esté convirtiendo, es que desde que comenzó hace dos años es un culebrón como los que producen en Colombia o México y que causa furor en todo el mundo. Pues esta ruptura es igual: llena de emociones encontradas, peleas, lágrimas a raudales (para ellos y para quienes los seguimos) y una expectación desmesurada.
Y hay novedades, oiga. Lo último es que Angelina ha cambiado de estrategia ante los problemas sobre la custodia de los hijos de los Brangelina, Maddox, Pax, Zahara, Shiloh y los gemelos Vivienne y Knox. Y es que el juez que lleva el caso ha requerido a la actriz ya en varias ocasiones para que permita que Pitt pase más tiempo con sus hijos para que tengan una relación "sana y fuerte". A esto se une que la dura campaña emprendida por la abogada de Jolie contra Pitt (para lo que la contrató al fin y al cabo) ha sido excesiva para una gran parte de la opinión pública y al final ha sido Angelina quien ha quedado como "la mala" de la película.
Quizás por esto Jolie ha tomado la decisión de prescindir de los servicios -lo que muchos llaman 'despedir'- a la abogada Laura Wasser, la reputadísima y temidísima letrada más famosa de Hollywood apodada "la reina de los divorcios". Su lugar para defender sus intereses ha sido ocupado por Samantha Bley Dejean, conocida por ser una experta en casos en los que hay hijos de por medio.
Este movimiento legal de Jolie lo ha desvelado People, explicando que "el punto fuerte de Samantha es la protección y los intereses de los niños". Vamos, que la prioridad absoluta de Angelina es ahora el bienestar de sus hijos.
Esta decisión llega después de la última disputa pública de Angelina, que ha afirmado que Pitt no paga la pensión de sus hijos, algo que él ha desmentido asegurando que ya ha desembolsado 7 millones de dólares para comprar una casa para vivir con los niños. Con este cambio parece que las cosas podrían calmarse por fin entre dos de los actores más icónicos de Hollywood de las últimas dos décadas. Bienvenida sea la paz (si se firma).