Hablar de Sophia Loren (Roma, 1934) es hablar de sensualidad, de feminidad, de elegancia. Es hablar de un mito vivo, de una imagen grabada en la retina de hombres y mujeres de diferentes generaciones. Es hablar de cine, pero también de moda y de belleza. Por eso, cuando una la tiene delante y dispone de 6 minutos exactos para hablar con ella, todos los guiones y preguntas pensadas desaparecen.

Porque sí, ha contado mil veces anécdotas con Marlon Brando o Cary Grant, de las miserias que pasó en su infancia, de los secretos de las fiestas de la época dorada de Hollywood, del inicio de la historia de amor con su marido, el productor Carlo Ponti, que le doblaba la edad y que estaba casado pero con el que estuvo hasta el final de sus días… pero escucharlo en primera persona es otra cosa. Pero la realidad es dura y esta vez está en Génova, a bordo del nuevo barco de MSC Cruceros y MSC 'Seaview', para ejercer unas horas después como madrina del mismo durante la ceremonia de bautismo antes de la nave realice su viaje inaugural. El crucero, con capacidad para 5.331 tripulantes, realiza desde el 15 de junio rutas por el Mediterráneo (con salida desde Barcelona y recorriendo Francia, Italia y Malta), y en invierno se trasladará a las costas brasileñas.

En su interior, dispone de suculentos atractivos como un restaurante de pescado diseñado e ideado por Ramón Freixa y un espectacular “Yacht club” rodeado de suites con terrazas y jacuzzi privado y zona de piscina y lounge exclusivas. Y, claro, con todo este engranaje a su alrededor, no hay mucho tiempo para recordar “batallitas” ni profundizar en los periodos más envidiados o admirados de su intensa vida. Así que, en cuanto su equipo, decenas de personas que controlan al milímetro cada uno de sus movimientos y de los que se acercan a ellas, pone el cronómetro en marcha, las preguntas salen casi disparadas.

-Esta es la 13ª ceremonia de bautismo de un barco en la que ejercerá como madrina. ¿Cuál es la anécdota más especial que recuerda a bordo de alguno?

-En mi primera película, en Italia. Yo era muy joven, una chica napolitana que no sabía nadar. Pero para conseguir el papel dije que que nadaba como un pez, y más cosas. Muchas mentiras (risas). Y el primer día de rodaje estábamos grabando en un yate pequeño y yo me tenía que tirar al agua. Naturalmente, intenté retrasar todo lo posible el momento, entreteniendo al director y todo, pero llegó un momento en el que no pude más y me tiré al agua. Casi me ahogo. Fue un susto tremendo.

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-Hablando de cine, ¿es más difícil para una mujer trabajar en él después de los 40?

-No, ¿por qué?

-Muchas dicen que no existen papeles para ellas…

-Yo he trabajado en el cine durante años y años. Yo creo que siempre hay una vía de trabajo, una vía de escape para seguir estando ahí.

-¿Ha vivido alguna situación de acoso o discriminación por ser mujer?

-No, afortunadamente nunca he vivido una situación de esas en mi carrera o en mi vida.

-¿Cuál es su opinión acerca del movimiento #MeToo de Hollywood?

-Es muy triste ver todo lo que está sucediendo, todos los casos que se están conociendo. Debería buscarse una solución para evitar que ese tipo de situaciones se den. Pero si no lo has vivido en primera persona, es muy difícil hacerse una idea de lo que sufren.

-¿Cómo valora la situación política mundial? ¿Estamos en una crisis de liderazgo político?

-Nunca me ha gustado mucho opinar de política. El mundo tiene que seguir. Solo espero que toda esta gente nueva trabaje duro y haga lo que sea mejor para todos.

-¿Qué tal se lleva con las nuevas tecnologías?

-(Risas) Mal, muy mal. Estoy todo el día preguntando dudas, cometiendo errores… me gusta el móvil porque es cómodo, te permite estar en contacto con tu familia, amigos, y de una forma muy rápida y directa. Pero siempre necesito ayuda porque pulso el botón de colgar y no soy capaz de mantener una conversación con mis hijos sin cortar.

-Y, ¿qué opina sobre el movimiento “influencer”?

-No tengo redes sociales, ni me gustan. No los sigo.

-¿Cómo es su relación con la moda?

-Me gustan las cosas sencillas. Llevo años vistiendo de Armani, porque es muy estiloso y elegante. También me gusta mucho Dolce & Gabbana, por ese espíritu juvenil y por la felicidad que transmiten sus estampados florales… pero lo que más me gusta es la sencillez. La gente puede pensar que me arreglo mucho, pero me gusta pasar desapercibida. Para una foto sí me gustan las cosas más llamativas o espectaculares, pero para la vida no.

-¿Cuál diría que es el mejor vestido de su vida?

- No puedo decir el vestido de novia, el que llevan se ponen habitualmente todas las mujeres cuando se casan, porque yo nunca me lo he puesto (risas).

-¿Y su secreto de belleza mejor guardado?

-La simplicidad. No me gusta sentirme disfrazada. Quizás el rojo, me encanta ese color.

-A sus 83 años, ¿sigue siendo la misma que cuando empezó su carrera?

-Me gusta pensar que soy la misma, pero en algunas situaciones he cambiado mi forma de actuar o de pensar. Y es por todo el aprendizaje de estos años.