- Las infantas Elena y Cristina se inspiran en los mejores looks de invitada de Carolina de Mónaco
- La infanta Cristina con look sofisticado de invitada a lo Rania de Jordania
- La infanta Cristina se convierte en la invitada más elegante con un 'dos piezas'
Los looks de las familias reales han servido durante años como ejemplos de elegancia, de saber vestir en ocasiones puntuales y especiales, como lo son las bodas. En la corona española, por ejemplo, son todas unas expertas en encontrar piezas especiales que sin importar el tiempo que pase, siguen dando de qué hablar. En una reciente boda a la que ha acudido la infanta Cristina, hemos vuelto a ver la prenda que ya es su amuleto de la suerte para ser siempre una invitada perfecta.
El estilo de la infanta Cristina si se puede definir en pocas palabras como clásico y sencillo. Alejada de cualquier estridencia, la cuñada de la reina Letizia opta por looks que pasan desapercibidos, sin pretensiones y con una selección cuidada de complementos que la acompañan en momentos significativos. Momentos significativos como su última aparición en la boda de su ahijado.
El amuleto de la infanta Cristina para ser siempre la invitada perfecta.
Ha sido este pasado sábado 12 de octubre, el día de la Hispanidad, cuando Sevilla acogía la boda de Fernando Möller Andrada-Vanderwilde, su ahijado, y Sara de Eusebio, la hija de Susana M. Vidal, antigua directora de ELLE y periodisssta especializada en Moda que lleva consigo grandes éxitos como el libro 'Efecto Frida'. La infanta ha ejercido en esta ocasión como testigo de la unión con una prenda que ya hemos visto en más de una ocasión.
Invitadas de bodas de mañana, este es el ejemplo perfecto de cómo triunfar sí o sí: una camisa crema y unos pantalones palazzo en color tierra. Pero la verdadera joya de la corona de este look es el mantón de manila en rosa empolvado que ha llevado a modo de caftán que no es la primera vez que vemos, pues lleva acompañándola desde hace dos décadas. Lo vimos en 2004 en el concierto previo a la boda real entre Federico de Dinamarca y Mary Donaldson. 20 años después, vuelve a ser el complemento perfecto para bodas.