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El 12 de junio de 1963 se estrenaba por primera vez Cleopatra, la mayor superproducción de la industria hasta el momento y un fracaso de crítica y público que, sin embargo, se ha hecho hueco en la historia del cine. La película tuvo un inicio accidentado, un desarrollo todavía más complicado y un final amargo, ya que si bien fue la película más taquillera de aquel año, solo recaudó 24 millones de dólares de los 44 que costó la producción. Un fracaso que llevó al estudio 20th Century Fox al borde de la quiebra. Su primer director, Rouben Mamoulian, abandonó la película cuando la cinta ya se había comido 5 millones de dólares, la parte rodada hasta el momento se desechó y se eligieron nuevos actores para el papel de Julio César y Marco Antonio. Rex Harrison y Richard Burton fueron los seleccionados. Ninguno de ellos logró eclipsar a su gran protagonista, Elizabeth Taylor en el papel de Cleopatra, trabajo por el que firmó un contrato de un millón de dólares de la época.
Un vestuario de Oscar
Finalmente, Joseph L. Mankiewicz asumió las riendas de la dirección y fue el encargado de terminar el montaje de una película faraónica que tuvo una dirección inicial de seis horas, para reducirse a cuatro horas en su estreno. La crítica no fue favorable pero Cleopatra se alzó con 4 premios Oscar, entre ellos el de Mejor Vestuario.
Los diseñadores de vestuario encargados de replicar, con sus licencias históricas, el vestuario de la película de Cleopatra fueron Irene Sharaff (West Side Story, El rey y yo...), Vittorio Nino Novarese (El tormento y el éxtasis, Cromwell) y la figurinista Renié Conley. No solo idearon las decenas de looks de la reina más famosa de Egipto, todos ellos con gran profusión de detalles, sino que tuvieron que emular el atuendo de la época de los miles de extras y decenas de personaje secundarios que se suceden a lo largo de la historia.
Sharaff fue quien se encargó especialmente del vestuario de Cleopatra, adaptando los cambios a la evolución de la historia (curiosamente, la diseñadora fue la encargada de crear el vestido de novia de Liz Taylor en su primera boda con Richard Burton, a quien conoció en el rodaje de esta película, pero esa es otra historia).
Los vestidos monocolor de aspecto vaporoso, con escote y de tirantes se repiten en diferentes momentos de la película en colores como el amarillo huevo, el azul o el verde botella. Las túnicas y los diseños tipo caftán, ricamente ornamentados con bordados e hilos metalizados, definen buena parte de los estilismos de la poderosa Cleopatra.
Los looks iniciales, sin ser estrictamente sencillos, resultan menos ostentosos que los diseños ceremoniales, entre ellos el vestuario dorado que luce la reina en una de las escenas clave de la película, el conjunto "Phoenix". Durante su solemne procesión triunfal en Roma en compañía de su hijo Cesarión, Cleopatra aparece sobre una esfinge en una escena que refleja las dimensiones de la producción y la cantidad de figurantes involucrados en el rodaje. La vemos ataviada con un ajustado vestido metalizado de color dorado. Sobre este, una capa de oro de 24 quilates que emula las plumas de un ave fénix, confeccionada con tiras de cuero dorado, adornadas con cuentas y lentejuelas. A ello se suma una gran corona con serpientes que miran hacia el sol, un tributo a Ra, el dios del sol y del origen de la vida en la mitología egipcia. En 2012, la capa fue vendida en subasta por 59.375 dólares.
Récord de cambios de looks para Liz Taylor
Un dato que nos permite comprender la envergadura de la producción lo encontramos en los 65 cambios de vestuario que tenía Liz Taylor en la película. La actriz entró en el libro Guinness de los récords por tal hazaña, superada cinco años después por Julie Andrews en la película La estrella (Star!). De aquellos 65 trajes, "solo" aparecen en la pantalla la mitad, el resto quedaron fuera del montaje a pesar del elevado presupuesto destinado a la partida de vestuario, el más alto hasta la fecha para un solo personaje.
Aunque Cleopatra acapara todas las miradas durante las cuatro horas de película, el vestuario de los centenares de extras que participaron en el film también encierra un trabajo colosal. Se estima que se crearon un total de 26.000 trajes mientras que los soldados del ejército que aparecen en la película usaron más de 8.000 pares de zapatos.
Uno de los uniformes de Richard Burton, así como alguna de las piezas de orfebrería de Liz Taylor se han convertido en reliquias de museo, y varias están expuestas en los estudios Cinecittà de Roma, donde se grabó parte de la película. Otros de los trajes de la película fueron a parar al propio armario de la actriz, siendo vendidas en subastas tras su fallecimiento.
Piezas de joyería y pelucas por doquier
Las incontables pelucas que luce Cleopatra demuestran el interés de la reina por mostrar una imagen poderosa, ya que tal y como se aprecia en la película, luce las pelucas sobre su propia melena azabache. Para acrecentar ese halo de majestuosidad, las pelucas se decoran con todo tipo de adornos dorados, cuentas brillantes y tocados, adquiriendo nuevas dosis de ostentación en cada escena.
Las coronas y tocados, así como la joyería que adorna el vestuario de Cleopatra, tiene también un peso esencial. Las referencias a la simbología egipcia se repiten de manera constante: la serpiente uraeus -representación de la diosa Uadyet, algo que solo podían llevar los faraones- del tocado de su coronación, los brazaletes que adornan su brazo, los pendientes de oro de grandes dimensiones, los collares de monedas o los cinturones y piezas que se sitúan bajo su busto, son algunas de las piezas más destacables. De hecho, durante la promoción de la película, Taylor fue fotografiada con uno de los looks joya lucidos en la película en una de las imágenes más recordadas de Bert Stern. No sabemos si algunas de las joyas acabaron en la colección personal de la intérprete, gran amante de la alta joyería.
El maquillaje, clave en la imagen de Cleopatra
El trabajo del equipo de maquillaje también merece mención aparte. El delineado negro de ojos, llevado al extremo en la versión cinematográfica con una sombra de ojos azul cielo (de acabado brillante en los momentos más fastuosos), forma parte de la imagen que a todos nos viene a la mente al pensar en el personaje de Cleopatra. El artista Albert De Rossi fue el encargado de elaborarlo, mientras que la peluquería corrió a cargo de Vivienne Walker. Un trabajo faraónico para una película histórica que 60 años después sigue asombrando a partes iguales a cinéfilos y a amantes de la moda.