"Saint Laurent diseña para mujeres con una doble vida. Su ropa diurna ayuda a la mujer a situarse en un mundo de extraños. Le permite ir a todas partes sin despertar una atención no deseada; gracias a su naturaleza algo masculina, le confiere cierta fuerza, la equipa para encuentros que podrían dar lugar a conflictos. Pero para la noche, cuando puede elegir con quién quiere estar, la hace seductora" -Catherine Deneuve sobre Yves Saint Laurent.
El diseñador Yves Saint Laurent (Oran, 1936- Paris 2008), fue un auténtico maestro en la conjugación masculino/femenino y consiguió, en una era llena de cambios (la revolución sexual de los años 60) contribuir a la emancipación de la mujer creando un nuevo vestuario para ella usando los códigos del armario masculino. Una de esas contribuciones fue el traje smoking o tuxedo, un dos piezas perteneciente al armario masculino que Yves propuso para vestir a la mujer en su colección de Alta Costura de otoño invierno 1966. En un primer momento, el tuxedo sorprendió a la clientela fiel al creador argelino, y pocas eran las que se atrevían a lucirlo. Sin embargo, una vez que el smoking se incluyó en la colección ready-to-wear unos meses después, el éxito ya fue imparable. El smoking se había convertido en una de las piezas estrella de la mítica tienda de la Rive Gauche.
Un poco de historia
El smoking es un traje dos piezas de etiqueta semiformal que los caballeros usaban originariamente (hablamos de finales del siglo XIX) para retirarse a fumar tras la cena y evitar que el olor del tabaco se pegara en la ropa. De ahí el nombre de smoking jacket. El conjunto consiste en una chaqueta oscura con solapas satinadas, un pantalón con raya lateral en el mismo tejido que las solapas, un chalequillo y fajin, camisa blanca y pajarita. Las solapas y puños estaban pensados para evitar que las cenizas del tabaco dejaran marca.
Aunque las mujeres pronto se aficionarían también al tabaco, ninguna de ellas se atrevería a lucir un smoking ( salvo Marlene Dietritch que era aficionada a tomar prestadas prendas del armario masculino). Se consideraba chic acompañar un vestidazo con una chaqueta tuxedo pero no adoptar el look completo como tal. No fue hasta 1966 cuando Yves Saint Laurent lo presentó como una opción factible y elegante también para ellas.
La revolución no estaba en el hecho de llevar pantalones, muchas chicas los usaban a diario en los 60. Sin embargo, tanto en ambientes laborales como en eventos formales, era impensable que una mujer luciera pantalones o traje en lugar de un vestido de fiesta.
Fue Saint Laurent el que propuso el tuxedo como una alternativa igualmente chic al vestido para lucir en cualquier evento. Pronto, las mujeres se dieron cuenta que el smoking tenía, al igual que el little black dress, infinitas posibilidades. Pues aunque pudiera parecer siempre el mismo, combinado de diferente forma y con distintos accesorios, podía adaptarse a la personalidad y estilo de cada mujer.
Icono Saint Laurent
Saint Laurent presentó el smoking a lo largo de su carrera en todas sus variaciones posibles: en 1988 la chaqueta se convertía en vestido corto combinado con medias de cristal y salones. En 1994 conjugaría la chaqueta smoking con minifalda , sombrero y botas XL de cocodrilo. En el 95 Carla Bruni lo luciría con botones dorados, guantes y una pamela extragrande con pieles flúor. Y en 1996 Claudia Schiffer lo llevó en su versión más sencilla e impecable, eterna y hoy por hoy actual.
El 22 de enero de 2002, Yves Saint Laurent realizaría su último desfile en el centro Pompidou. En él, toda una serie de icónicas creaciones se lucieron por modelos de excepción; Carla Bruni, Grace Jones, Claudia Schiffer... Como no podía ser de otra manera, el tuxedo fue uno de los protagonistas de este desfile despedida. Trajes smokings de todas siluetas y estilos salieron como una especie de 'armada Saint Laurent', representando y recordando todo lo que el creador había logrado contriubuir, a través de la ropa, a la liberación de la mujer.
Ana Blanco Canalejo es redactora de Redes Sociales y contenidos de moda. Tras licenciarse en Sevilla, se especializó en Moda y Lujo en universidades de Madrid, París, y Londres (Saint Martins School of Arts). Con 9 años de experiencia en el sector de la moda y la comunicación, adora el arte, la moda y ‘todas las cosas bonitas’. Su tiempo transcurre entre trenes de Sevilla a Madrid, fotos de Pinterest y los biberones de su hijo.