Firmas que solo fabrican las prendas que van a vender, tiendas inteligentes donde se integra lo mejor de la experiencia de las compras online con los puntos fuertes del shoppingtradicional, nuevos materiales sostenibles pensados para reducir la dependencia de los tejidos de siempre… ¿Cómo se definirá la moda de los próximos doce meses? Esta vez no nos referimos a las tendencias dominantes del nuevo año, sino a cómo la industria evolucionará en 2023, un tiempo clave para alcanzar, o al menos acercarnos, a la ansiada sostenibilidad. La tecnología y las nuevas formas de consumo (y producción) moldearán, poco a poco, los hábitos de siempre. Por otro lado, el exigido reciclaje textil propulsará la economía circular y las ventas de segunda mano, en auge desde hace varios años, dibujarán un horizonte prometedor.
Vender ropa sin acumular ‘stock’
La producción bajo pedido está en crecimiento continuo y ha dejado de ser una práctica anecdótica para convertirse en un modelo de negocio a tener en cuenta. Sobre todo, para marcas que apuestan por la sostenibilidad real sin estrategias de greewashing, una práctica en el punto de mira y cada vez más perseguida. Firmas como Alohas o laagam, dos sellos españoles con grandes éxitos de ventas nacidos al calor de las redes sociales, basan sus empresas en esta forma de producir que evita la acumulación de stock fabricando únicamente lo que demandan sus clientes. Teniendo en cuenta que los excedentes textiles son uno de los problemas pendientes de resolver para la industria de la moda (en España, con la nueva Ley de Residuos se determina que los sobrantes textiles "se destinarán en primer lugar a canales de reutilización, incluyendo su donación, y cuando esto no sea posible, a la reparación para la reutilización"), sin duda los diseños bajo demanda prometen seguir ganando adeptas en 2023.
Las compras a plazos en el ámbito de la moda empiezan a transformar igualmente la forma de consumir. Plataformas como Klarna, Aplazame o Clearpay trabajan con todo tipo de firmas (pequeñas, independientes y con sello español o de dimensiones internacionales, como Shein o H&M) para ofrecer el pago a plazos de cualquier prenda o accesorio. Incluso aquellos diseños más baratos, pueden adquirirse en cuotas. En el contexto inflacionista actual, no sería extraño pensar que esta tendencia se consolidase. Según un estudio lanzado hace unas semanas por Nielsen, un 20% de los consumidores compraron a plazos en 2022, aunque no se específica qué porcentaje corresponde a la categoría de ropa.
‘Phygital’, el híbrido de lo físico y digital
Las tiendas híbridas serán tiendas, sin más, en un futuro próximo. Las aperturas más potentes de los últimos meses dejan claro el camino a seguir a la hora de encontrar el equilibrio perfecto entre la experiencia de compra física y las ventajas del canal online. Espacios como la tienda multimarca WOW Concept, en Madrid, abogan por esta fusión de los dos mundos sintetizada en el concepto “phygital”. La tienda de Lefties inaugurada en diciembre de 2022 en la capital también ilumina el camino hacia la tienda digital, un enorme espacio de más de 4.000 metros cuadrados donde puedes ahorrarte colas gracias al servicio Easy pay (un sistema de pago que escanea al instante los dispositivos que lleves contigo) o al mostrador inteligente de devoluciones.
En Zara, desde hace pocas semanas, se pueden reservar probadores desde la app de tu móvil para ahorrar tiempo si vas de compras por alguna de sus tiendas físicas. Y este año abrirán un espacio que promete seguir revolucionando la experiencia de ir de compras en los parisinos Campos Elíseos. Habrá que esperar para saber qué novedades encontraremos más allá de los probadores inteligentes.
Las ventas en directo, a través de redes sociales, de las webs de las propias marcas o incluso por Whatsapp, se perfilan igualmente como una alternativa interesante para quien no quiere ir a tienda física (o no puede, porque no existe en el lugar donde vive), pero busca una experiencia más rica que el simple click de las compras digitales.
Lo ‘vintage’ y la segunda mano sigue triunfando
En su comentadísimo concierto de Nochevieja junto a Dolly Parton, Miley Cyrus se cambió de look casi una decena de veces. En todos los casos lució diseños vintage de décadas pasadas. Un Versace de 1993 y otro de 2005, un Gucci de 1996 o un vestido de inspiración flapperideado por Bob Mackie en 2002 fueron algunas de sus elecciones. Un hecho que deja claro que el furor por lo vintage no desaparecerá a corto plazo. Ese interés por las prendas “preamadas” seguirá siendo unas de las grandes tendencias de consumo de 2023.
Según un estudio elaborado por Samy Alliance el pasado año, se prevé que en 2030 la ropa de segunda mano supere al fast fashion, un dato muy optimista que encierra un gran desafío para el sector textil de siempre. Las estadísticas sobre el tema dejan claro que la moda circular empieza a calar entre los amantes de la ropa y los accesorios y las marcas no son ajenas a la situación. Tanto es así, que algunas tiendas como H&M, Zalando o Zara (con su opción Zara Pre Owned, de momento limitada al Reino Unido) han incluido servicios para facilitar a sus clientes revender a particulares, a través de la propia marca, ropa de la firma que ya no quieren. Basta echar un vistazo a plataformas como Vinted o Wallapop para comprobar que el gigante textil gallego, y en general las marcas asequibles con mayor volumen de ventas, es uno de los sellos más populares en este tipo de aplicaciones.
Hongos, deshechos de frutas… las nuevas materias primas
Y en este pronóstico del negocio de la moda en el nuevo año, había que hacer una mención especial a la sostenibilidad, el gran tema de conversación. No existe ni existirá sostenibilidad en la moda si no se actúa para reducir la huella hídrica, la generación de residuos y el consumo de materias primas y recursos naturales. La investigación de nuevos materiales aptos para la confección de prendas, accesorios y calzado está dando lugar a opciones de lo más innovadoras. Desde bolsos creados a partir de Mylo, un material utilizado por firmas como Stella McCartney o Adidas y cultivado a partir del micelio, la parte vegetativa del hongo, hasta zapatillas confeccionadas con sobras de frutas, como las que propone la marca española Saye.
Si el 2022 nos dejó boquiabiertos con ideas tan rompedoras como el vestido en spray visto en el último desfile de Coperni (patentado, por cierto, por el español Manel Torres), estamos expectantes ante las posibilidades que nos traerá 2023 en materia de tejidos novedosos. Y si ayudan a afianzar la moda sostenible, todavía mejor.