La mantilla española es, junto con el mantón de Manila, el complemento patrio por excelencia. Una pieza de encaje con la que se adorna el cabello en momentos religiosos o festivos y que, por lo general, se complementa con una peineta. Un símbolo de luto y de religiosidad, pero también de poderío, elegancia y tradición.
Puede que pienses que es algo más propio de nuestras abuelas o que se limita a esas señoras que van de madrina en las bodas... pero te sorprendería ver que algunas de las chicas más cool que a diario van con zapas y bolsos de Zadig et Voltaire han sucumbido a ella. Desde la Duquesa de Alba retratada por Goya hasta nuestra querida Vic, desde Jackie Kennedy hasta Carmen Lomana, todas ellas han lucido alguna vez esta prenda tan nuestra
En ELLE hemos querido repasar su historia y, de la mano de los expertos, recopilar algunos consejos para llevarla con estilo y sin perder de vista el protocolo. Si con las fechas que vienen te animas a recuperar la tradición, echa un ojo aquí.
Historia de la Mantilla
Este accesorio se usaba ya en el siglo XVII a modo de paño o estola con el que cubrirse pero no sería hasta más adelante cuando las señoras de la alta sociedad la adoptarían para sus estilismos.
En un principio, su función era la de ocultar parte del rostro y la cabeza de las mujeres. No olvidemos que España fue territorio musulmán durante siglos y sus costumbres habían penetrado inevitablemente en las nuestras. En algunas provincias, como Cádiz, este hábito de ir tapada fue aún mayor ( y aún se conserva en algunos trajes tradicionales como el de la Cobijada de Vejer).
Pero fue esa idea de la mantilla como velo para cubrirse, lo que haría que desapareciera durante un periodo de tiempo en el que quedo prohibida en determinados lugares públicos, como por ejemplo, en los Jardines del Buen Retiro.
En aquellos años, nobles y plebeyos vestían igual; de color negro, el tono por excelencia del vestuario español. No sería hasta la llegada de la influencia francesa cuando las personas de la corte y allegados empezarían a usar una mayor variedad de prendas y colores. Y, aunque el afrancesamiento influyera poco a poco a todas las clases, hubo una corriente contraria que reivindicó nuestra vestimenta más castiza como forma de rebelarse contra los franceses, el llamado majismo, que sería más propio de las clases populares.
Victoria Eugenia de Battenberg (1887-1969), reina consorte de España, esposa del rey Alfonso XIII, retratada en este cuadro de Joaquin Sorolla.
Poco a poco esa vestimenta castiza tradicional iría perdiendo uso en favor de las modas que venían de Francia y que adoptaron las clases más altas, hasta ir poco a poco calando toda la sociedad. Ya apenas se veían 'manolas' por la calle y la mantilla quedaría relegada a la Semana Santa y los toros.
Fue la Duquesa de Alba quién, en las últimas décadas del siglo XIX, recuperaría algunas costumbres españolas y revalorizaría el uso de la mantilla. Ella, siempre cercana a los toreros, a los majos y al pueblo, pero aún así Grande de España, le dio ese poderío con el que hoy podemos asociar la mantilla.
Cómo llevarla
Preguntamos a la experta Mila, de Lina 1960 para que nos ayude con algunos tips a la hora de llevar el vestido de mantilla.
¿Qué complementos no pueden faltar?
Pendientes, broche a juego, medias y bolso. El resto de complementos como los guantes, el rosario, la gargantilla, etc son opcionales.
¿Qué peinado suele quedar mejor para colocar la mantilla?
Recogido a media cabeza para que la peineta encaje perfectamente y no se mueva.
¿Puedo usar cualquier pendiente vistoso?
Para Semana Santa lo ideal es un pendiente de plata vieja con alguna piedra en cristal y si quieres poner algún color que sea negro o amatista.
También se pueden poner pendientes plateados un poco más brillantes que oscurecen menos que la plata vieja, siempre a juego con el broche.
¿Cómo es el vestido de mantilla perfecto?
Un traje sobrio, con manga francesa largo a media pierna, con escote favorecedor pero no excesivo.
Un complemento prohibido en el look de mantilla.
Las gafas de sol
¿Y los zapatos?
Zapato negro de salón. Se puede llevar un tacón alto pero siempre que puedas andar con naturalidad.
Así lo han lucido las celebrities a lo largo de la historia
Janet Gaynot, una de las mayores estrellas del cine mudo, luciendo mantilla blanca en 1928
Jackie Kennedy en Sevilla, en la Feria de 1966 en la que acudió a los toros con la Duquesa de Alba. En esas fechas también anduvo por Sevilla Grace Kelly y la expectación entre los sevillanos no puedo ser mayor.
Lady Di, en el Vaticano en 1985
La reina Letizia en el Vaticano en 2004
La infanta Elena en la boda de los reyes, con un conjunto de Christian Lacroix y mantilla blanca, un look muy repujado y elegante que pasaría a la historia de la moda.
Blanca Rivera, sobre la pasarela con mantilla blanca y maquillaje intenso.
Carolina de Mónaco, en la misa de su padre, Rainero de Mónaco, en 2015.
Inés Sastre, con un elegantísimo traje malva y mantilla negra en un acto de las Fuerzas Armadas en Sevilla, en 2017.
Tana Rivera, en la Feria taurina de Ronda, 2021.
La princesa Charlene de Mónaco, cubriéndose la cabeza en el Vaticano, en 2016
Rompiendo el protocolo
La moda española siempre ha sido inspiración para creadores y artistas; chaquetas toreras, volantes, lunares y hasta la mantilla española se han subido a la pasarela en forma literal o, la mayoría de las veces, descontextualizada. La mantilla española no ha sido excepción, ha sido reinterpretada de mil maneras y la hemos visto incluso sobre Kate Mosss o Sara Jessica Parker. Se ha mezclado con prendas casual, con vestidos ultrasexys y hasta lencería, jugando con todos los tabús y con su