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«Si tuviera que definir mis superpoderes como madre, te diría que el ser capaz de hacer frente a todo yo sola. Me considero una deportista de élite, hay que tener una cabeza muy bien amueblada para poder educar, criar y mantener a dos hijos sola». Blanca Romero (Gijón, 1976) se refiere a su extraordinaria experiencia como madre como quien habla del tiempo. No le tiembla ni el pulso. Junto a su hija, Lucía Rivera –ambas son amigas de Rabat, la exclusiva joyería y relojería–, posan en este precioso reportaje con joyas fabulosas y demostrando que la conexión entre ambas es un verdadero tesoro.
Ha sacado adelante a sus dos hijos –Lucía, de 26 años, y Martín, de casi 13– como madre soltera y dedicada a una profesión que, en muchas ocasiones, no ha sido fácil. «No cambiaría nada de mi infancia por todo lo que aprendí. Bueno, quizás no haber tenido que ir a 11 colegios diferentes para, así, haber podido estudiar igual que cualquier niño o niña», reconoce Lucía Rivera, con la que compite ya en el mundo de la moda. La joven modelo y escritora –tras publicar Nada es lo que parece en 2023 ha vuelto a escribir–, hija adoptiva del torero Cayetano Rivera, a su vez exmarido de Blanca, mantiene una relación maravillosa con su madre, que ella misma define «como de hermanas». «Mi madre me tuvo muy joven, con 21 años. Nunca ha sido una madre convencional, ha sido siempre moderna y me ha empujado a todo, sin ejercer una extrema protección. Es muy valiente y decidida, sin pensar apenas en el qué dirán», afirma con admiración.
«He logrado para mis hijos un hogar fantástico en el que respiran paz y abundancia, lo que conlleva mucho trabajo» (Blanca Romero)
Blanca, por su parte, reconoce satisfecha que ha podido proveer más que bien a sus hijos: «Viajes, colegios privados... Además de un hogar fantástico en el que respiran paz y abundancia, lo que conlleva mucho trabajo y dedicación. Y también les he proporcionado un entorno en el que han crecido sabiendo que pueden llegar a ser lo quieran, poniendo cualquier herramienta a su alcance».
Conocida por su faceta de cantante, actriz y habitual de televisión –dio las Campanadas pasadas desde Canarias y ha presentado el talent culinario Next Level Chef, ambos espacios de Telecinco, por mencionar sólo dos trabajos recientes–, durante la sesión de fotos para ELLE, Blanca se dirige a su hija con un cariñoso «Luci» y, a menudo, se ríen juntas con un sentido del humor compartido y, sobre todo, con gran ironía. Como cuando la madre le recrimina a la hija «la inglesona» que lleva dentro (en referencia, seguro, a su padre biológico, un modelo británico con el que no mantienen relación). O cuando la hija, entre risas, acusa a la madre de haberle aconsejado no llorar jamás por un hombre demasiado tarde.
«No siempre he tenido a mi madre cuando la he necesitado. Envidio a las amigas que viven cerca de sus familias» (Lucía Rivera)
«Ella siempre dice que no le gusta dar consejos, prefiere que nos equivoquemos y solucionemos nuestros problemas por nosotros mismos», confirma Lucía, quien también reconoce que no siempre ha podido y puede tener cerca a su madre cuando la necesita: «Un rotundo no. De pequeña, porque ella tenía que trabajar mucho. Y ahora, porque soy yo quien me tuve que ir fuera por compromisos laborales. La verdad es que cada vez envidio más a las amigas que viven cerca de sus familias». Y siguiendo con ese sarcasmo que ambas comparten, Blanca lanza un pequeño dardo a sus dos vástagos: «¿Joyas? ¡Claro que me gustaría que me regalaran alguna como sorpresa! Siempre soy yo la que proveo y obsequio, y creo que ya me toca».
