Año 2015. Ahí más o menos está fechado el comienzo de este fenómeno viral internacional y planetario de las danesas y su estilo. Llegaron como un soplo de aire fresco entre tantos loks minimal convencionales del momento, para elevar los estilismos más modernos y transgresores. Estampados mezclados de manera aleatoria (o eso parecía, aunque en verdad no era así), prendas muy oversize, estilos deportivos combinados con otros ultra sofisticados, y accesorios muy originales.
En esa época aparecían por primera vez los nombres de mujeres como Emili Sindlev, Jeanette Madsen, Tine Andrea, Darja Barahnik, Victoria Torjengren, Lisa Olsson, Annabelle Rosendhal, Thora Valdimars y otras tantas que buscaban dar un enfoque menos serio a la industria.
Fue el momento álgido de firmas como Rotate, The Attico, Ganni, Cecilia Bahnsen, Baum Und Pfergarten y todas las que apostaron por esas siluetas oversize, los vestidos muy voluminosos, las mangas abullonadas y los detalles maximalistas. Ahora, 9 años después, las mujeres que hicieron de su estilo escuela han evolucionado su estilo, y las que se hicieron famosas tras ellas, también han abrazado un estilo diferente. Llegan a los 30 y 40 años con otro mensaje.
Dejan a las portuguesas el legado de ese todo con todo, y las danesas se pasan al otro lado: Minimalismo, sencillez, clasicismo y elegancia, incluso rozando el estilo pijo del upper east side neoyorquino y Rue Cambon parisino. Las danesas se suman a la estética sobria en la que parecen ir las tendencias clásicas marcadas por los diseñadores y ahora es más fácil que las veamos con siluetas retro que con formas ultra modernas.
En la recién celebrada semana de la moda de Copenhague hemos podido comprobar que esto sucede. Y sucede para alegría de las españolas de entre 35 y 95 años, que nos hemos convertido en las mayores expertas en looks minimalistas con mayor clasicismo que atrevimiento, pero siempre siguiendo de cerca cada una de las tendencias y por supuesto apostando ya también por notas de color en cada uno de los estilismos.