Un recorrido 'foodie' por la Suiza más sostenible: lugares increíbles que debes marcar en el mapa

Un poco de información útil sobre este país antes de aterrizar en él. Porque Suiza hay mucho que ver, así que conviene filtrar y tener en mente lugares claves que no puedes pasar por alto. ¿Entre ellos? No puedes perderte las regiones de Basilea, Ginebra, el Lago Lemán o Friburgo. Puntos claves para visitar y disfrutar de su cultura, sus ciudades con calles pintorescas y sus paisajes entre montañas.

Para moverte por el país tienes varias alternativas, pero los trenes son probablemente la opción más práctica. El transporte público lleva a los viajeros con puntualidad hasta hasta los valles más remotos. Con el 'Swiss Travel Pass' se puede viajar casi en cualquier momento por toda la red de transporte público de Suiza.

Quesos, chocolate y vino son tres joyas de la corona gastronómica del país. Si quieres un recorrido foodie, marca el siguiente itinerario.

Si vas a Basilea no puedes pasar por alto sus panes de queso y cebolla o jengibre. En Ginebra, la más francesa de las metrópolis del país, el chocolate es el rey. Y si pasas por Frisburgo, aprovecha para probar sus vinos, pero también para mojar pan en sus increíbles fondues de queso Gruyère d'Alpage AOP, una variedad única de esta región. Y si decides visitar la región del Lago Lemán, anímate a hacerlo en el Chocolate Train, el Cheese Train o
Glacier Express Excellence Class, cuyo concepto de viaje incluye también una experiencia gastronómica única.

Más información en Guía de Suiza

En los últimos años, Suiza está apostando con fuerza por la cocina de proximidad. Poco a poco, sus chefs y restaurantes están elaborando con creatividad platos con productos kilómetro 0.

Priorizan alimentos producidos de forma local y descartan aquellos que generan una huella peligrosa en el planeta. El movimiento slow food –comer con atención, valorar la calidad de los productos y su procedencia– se ha convertido en un mantra para muchos establecimientos.

La más francesa de todas las metrópolis suizas no solo invita a recorrer sus calles y monumentos, también ha hecho que su gastronomía sea un atractivo turístico en sí. Al fin y al cabo, está rodeada de la tercera región vitivinícola del país, es un paraíso para los chocolateros y su carácter multicultural también se sienta a la mesa.

Su ubicación estratégica la hace perfecta para visitar sus viñedos en bici, algo que puedes hacer a través del 'E-Bike Wine Tour'. Un viaje entre cepas con un paisaje excepcional que combina deporte y pasión por el vino. Tampoco puedes perderte la sensación de disfrutar de una fondeu junto al lago, mientras das un paseo en barco por el Lemán. Y si eres fan del chocolate, marca diciembre en tu calendario: este mes, Ginebra conmemora la victoria de la ciudad contra los saboyanos en 1602. La conocida como Fête de l’Escalade no solo es típica por sus desfiles y por la tematización histórica del casco histórico. También por tener un dulce propio, el caldero de chocolate, que todas las pastelerías ginebrinas preparan.

Solo necesitarás escuchar esta palabra para convencerte: Gruyères, destino de visita obligada que se encuentra en la región de Friburgo, junto a su delicioso queso casi homónimo. Allí podrás visitar La Maison du Gruyères, un espacio en el que aprenderás curiosidades sobre este manjar y cómo se prepara.

Imperdible Broc y su chocolatera Maison Cailler, pensada para los viajeros más golosos. En esta fábrica de chocolate conocerás la historia del cacao y podrás hacer una masterclass con la maestra confitera de la casa. Y si pasas por Vully, será imprescindible que recorras sus viñedos con vistas a Murten y Friburgo, la genuina capital de la fondue.

Desconexión es lo que encontrarás entre estos paisajes de lago, montaña y ribera que forman esta pintoresca región. Pero descubrirás un estilo de vida en el que comer es el primer mandamiento. El orgullo quesero de la zona es el Vacherin Mont d’Or AOP, denominación de origen. Y para disfrutarlo, nada como ir hasta el Vacherin Mont-d’Or Museum en Le Lieu, acudir a la Fête du Vacherin Mont-d’Or en septiembre en Les Charbonnières
o acercarse a la tienda La Ferme Vaudoise en pleno Lausana.

Y si quieres combinar vino y rutas inolvidables, justo en la Riviera, entre Lausana y Montreux, se encuentran los viñedos más bonitos del mundo. Incluso puedes visitar un antiguo castillo convertido en un museo y bodega impresionante, si te acercas hasta Aigle.

La ciudad cultural y comercial por antonomasia del país, también es capaz de trasladar su aire cosmopolita a la mesa, a través de productos y experiencias gastronómicas tan entretenidas como deliciosas.

¿Quieres descubrir sitios foodies imprescindibles? Apúntate al Food Tour ICONIC, una visita autoguiada, que se puede comprar en las oficinas de turismo de la ciudad, y que te llevará de ruta por los restaurantes y cafeterías fetiches de los basilienses. No te pierdas tampoco toda la gastronomía que ofrece el Markthalle, el mercado cubierto de la ciudad donde abundan las barras y mesas en las que se sirven platos de todo el mundo.

Para los paladares más exquisitos y los amantes de la gastronomía Suiza en su máximo esplendor, este restaurante alpino situado en en un hotel de lujo será todo un paraíso.

Galardonado con una estrella Michelin, en el podrás encontrar platos con mucho carácter, recetas originales y productos que, siempre que pueden, son ecológicos. Lo encontrarás en el Grand Resort Bad Ragaz.

Grotto al Ritrovo, Brione. Carácter 100% rural. Apuesta por una cocina genuina del cantón en el que la pasta casera y las
carnes y pescados de la región son los producto
estrella.

Restaurant Villa Lindenegg, Biel. Un oasis rodeado por un precioso jardín en el que trabajan con los mejores productores ecológicos de la región

Chesa Randolina, Sils-Baselgia. Alabado por la crítica gastronómica y situado en la falda de una montaña. Su alta cocina atrae a una gran multitud que no solo va por su comida, sino también por los vinos de su bodega personal.

Magdalena, Rickenbach. Sostenibilidad y alta cocina se fusionan en una carta donde priman los vegetales y se prescinde del pescado de mar, para elaborar postres con ingredientes de deshecho.

Un grupo de agricultores, ganaderos y cocineros regentan ahora este lugar, donde antiguamente vivían monjes. Situado en Turgovia, al nordeste del país, este lugar se ha convertido en un local capaz de abastecerse a sí mismo con sus propios productos, que van del huerto al plato.

Hasta el pescado crece en una piscifactoría natural. Un lugar para disfrutar de la comida rodeada de naturaleza y en un silencio que invita a desconectar.

Descubre más sobre Kartause Ittingen.

En Rorschacherberg, situado en el cantón de San Galo, se encuentra un impresionante restaurante que antes era un antiguo castillo. Lo de tener un huerto, en su caso, se queda más bien corto.

En Schloss Wartegg hay una plantación biodinámica –que hace siglos alimentaba a sus dueños feudales–, constituida por 2.500 metros cuadrados donde recolectan hortalizas, tomates y flores, que usan en sus deliciosos platos. Más ecológico, imposible.

En Suiza la sostenibilidad también se disfruta en sus alojamientos. Y no por ello dejan de ser lugares menos atractivos en los que pasar la noche, ¡al revés! El país dispone de hoteles, hostales y resorts para todos los precios en los que la comodidad y las vistas están garantizadas.

Hay lugares que han seguido iniciativas que conectan la naturaleza, la cultura local y la vivencia de huésped. Y todo ello con un fin: que pernoctar en estos lugares sea una experiencia 100% auténtica.

Más información en Guía de Suiza.