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Si piensas en hacer turismo por la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, quizá se te vengan a la mente dos conceptos: la magnificencia de Toledo, con su Alcázar, sus sinagogas, sus calles empinadas y sus preciosas vistas; y los molinos que abundan por la Ruta del Quijote, desde Campo de Criptana a Consuegra. Quizás te pueda sonar Sigüenza (Guadalajara), por su Doncel y por su fabuloso Parador o parajes naturales como las Lagunas de Ruidera, pero esto ya en nivel avanzado.
En este nivel avanzado, seguro que te suenan dos puntos maravillosos de la geografía manchega: las Casas Colgadas y la Ciudad Encantada, ambos en Cuenca -el segundo a unos kilómetros de la capital-, el destino español que 'The Guardian recomienda para viajar esta primavera.
De Cuenca destaca lo bien que está comunicado con el extranjero -concretamente, desde Londres-, la espectacularidad de sus Casas Colgadas o los tesoros del fascinante museo de arte abstracto que en ellas se encuentra. Y, sobre todo, el hecho de que está fuera de las rutas turísticas habituales de la comarca:
«Cuélgate» en Cuenca. Esta ciudad Patrimonio de la Humanidad es toda una revelación: alejada de las rutas turísticas de Castilla-La Mancha, se puede llegar a ella en un día en tren desde Londres o en tren y ferry vía Santander. Su espectacular ubicación junto a la hoz del Huécar hace que sus casas colgantes parezcan dispuestas a lanzarse al vacío en cualquier momento. Puede comprobar lo que se siente en el interior de una de ellas visitando el museo de arte abstracto que ahora se encuentra en la Casa Colgadas. Originalmente construida por los árabes, la ciudad ofrece maravillosas calles empedradas, una catedral medieval (reconstruida) y un castillo en ruinas".
Cuenca: qué ver y hacer
Cuenca es una preciosa ciudad Patrimonio de la Humanidad que admite todo tipo de contrastes: arquitectura centenaria y arte abstracto, calles empedradas y un ritmo vital que crece a cada día, a apenas dos horas de Madrid (una hora si viajas en tren de alta velocidad, hay varias salidas diarias).
La ciudad está situada entre las hoces de los ríos Júcar y Huécar y, como Toledo, también te exigirá dar lo mejor de tu forma física para subir las cuestas y acercarte hasta los monumentos más importantes del casco viejo: la Plaza Mayor, con su Ayuntamiento, y la Catedral reconstruida que se comenzó a erigir a finales del XII.
Justo detrás se encuentran las Casas Colgadas; hay tres visitables y en una, la del Rey, se encuentra el Museo de Arte Abstracto Español, con obras de artistas tan famosos como Tápies, Chillida o Saura. Cuando bajes de la parte alta, no te quedará otra que desafiar tu vértigo y cruzar el puente de hierro de San Pablo, porque al otro lado está el convento que se reconvirtió a Parador y desde donde se admiran algunas de las mejores vistas de la ciudad.
Cuenca te sorprenderá asimismo con curiosidades como los "rascacielos" del barrio de San Martín o el túnel visitable de la calle Alfonso VIII. Los amantes de los museos pueden explorar la Fundación Antonio Saura, la Fundación Antonio Pérez, el Museo de las Ciencias o el Museo de la Semana Santa.
Para reponer fuerzas de tanta subida por calles empedradas y empinadas, nada mejor que disfrutar de su gastronomía, tan sabrosa como desconocida. En el barrio de Castillo y en los alrededores de la Plaza Mayor hay mucha oferta de restaurantes y bares de tapas donde saborear los platos más ricos de Cuenca: morteruelo (una especie de paté caliente), ajoarriero (guiso de bacalao), el licor típico resolí, alajú como postre…
Si aún te quedan ganas de descubrir puntos en la cercanía de Cuenca -y llevas coche- nada mejor que acercarse a la Ciudad Encantada, a 30 kilómetros. Se trata de un precioso entorno natural en el que se realiza un recorrido visitando enormes rocas que, por la acción de la lluvia, el viento y el hielo, han adquirido caprichosas formas que reciben nombres como El Barco, Los Osos, El Puente Romano... A los niños les encantará.