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John Lennon, en su canción 'Beautiful Boy', escribió ese genial verso que dice: "Life is what happens to you while you're busy making other plans' ["la vida es eso que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes"]. Yo podría hacer mi propia versión de la frase y escribir: "La vida es eso que me pasa entre viaje y viaje".
Y es que, desde que tengo uso de razón, encuentro pocos placeres que superen a un buen viaje: la emoción de planearlo, elegir bien las prendas para hacer la maleta, los libros que me servirán para entretenerme por las noches, la ruta en coche con una playlist creada 'ex profeso', el descubrimiento de cada uno de los sitios, sus gentes, sus plazas, su gastronomía...
Además de ser mi pasión, mi trabajo como redactora de cultura de Elle.es me lleva de vez en cuando a hacer viajes; he viajado por decenas de países y, sin lugar a dudas es Europa el continente que tengo más explorado. Y hay una ciudad que me apasiona, no muy masificada, en Italia, que siempre recomiendo para viajar en invierno o primavera.
Lo tiene todo: arquitectura y patrimonio maravilloso, poco turismo, buena gastronomía, parques donde relajarse y es punto de partida para hacer geniales excursiones a poca distancia. ¿Su nombre? Vicenza, en el norte de Italia, con 110.000 habitantes, a medio camino entre Verona y Venecia.
Vicenza: qué ver
Vicenza fue fundada entre los siglos XI y VII a.n.e, pero su historia está ligada a la República serenísima de Venecia, a la que perteneció entre 1404 y finales del XVIII. Es la ciudad adoptiva de Andrea Palladio (1508-1580), el gran arquitecto renacentista, el que con apenas 15 años se marchó a estudiar las ruinas de Roma y volvió para inventarse un nuevo estilo del que dejó sus mejores ejemplos en Vicenza.
Extraordinarios edificios, estructuras que combinan sofisticación y sencillez rústica, clasicismo reverente y audaz innovación: la ciudad es Patrimonio Mundial de la Unesco y también un maravilloso conglomerado de edificios palladianos que quitan el hipo. Uno de ellos es el Teatro Olímpico, el culmen de la obra de Palladio, que construyó siguiendo los cánones clásicos romanos de Vitruvio y en el que se aprecian rasgos manieristas por el juego de luces y sombras.
El edificio más simbólico de Palladio en Vicenza es, sin embargo, la Basílica Palladiana, que a pesar de su nombre no tiene nada de religioso. Oalladio recibió el encargo de rediseñar el histórico Palazzo della Ragione y el resultado fue esta obra maestra renacentista, integrada en el edificio gótico preexistente.
Muy cerca se encuentra otro de los grandes edificios civiles de Palladio, el Palacio Chiericati, originalmente una residencia y desde 1855, Museo Cívico de Vicenza. Conserva una buena colección de arte del siglo XVI, de autores como Montagna, Veronese, Fasolo o Tiepolo.
En las cercanías de Vicenza se han catalogado hasta 24 residencias particulares diseñadas por Andrea Palladio, pero sin lugar a dudas la más importante es Villa Almerico Capra, más conocida como Villa Rotonda, un edificio de singular importancia en la historia de la arquitectura moderna por sus juegos de proporciones, su integración con la naturaleza y su simetría.
Entre tanta arquitectura de Palladio que quita el aliento, es posible que necesites un lugar donde tomarte un respiro. Hay dos zonas verdes fundamentales en Vicenza: uno es el parque Querini, el más frecuentado por los locales, con su estanque con el templete y su avenida llena de estatuas; y otro el más coqueto Jardín Salvi.
Vicenza: qué comer
Vicenza es una ciudad con muchas opciones gastronómicas, llena de restaurantes coquetos y pequeños, con una atención detallista, y con una variedad que va desde osterías a exquisitas pizzerías y locales familiares. Hay varios platos que debes saborear en tu viaje a Vicenza. El primero, el bacalao a la vicentina, elaborado con bacalao seco, aceite de oliva y leche acompañado con polenta.
La polenta también acompaña a la soprèssa vicentina, un embutido típico parecido al salami que se elabora con carne magra de cerdo y tocino. Finalmente, las opciones de pasta: saborea el bigoli co'l'arna, fideos de pasta fresca con salsa de pato, o los pasta e fasoi, preparados con alubias de Lamon y fettucini rotos.
En definitiva, Vicenza es esa ciudad pequeña perfecta para una escapada de fin de semana y, si tienes más días y puedes alquilar un coche, es ideal para visitar Verona (a 58 km), Padua (a 37 km), Venecia (a 70 km) y lugares idílicos como el Lago di Garda (a 120 km). Será un genial descubrimiento que recordarás siempre.