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El periodo estival tiene todas las papeletas para ser un punto de inflexión en el desarrollo profesional. Las jornadas son más relajadas, hay menos carga de reuniones y mayor disponibilidad de tiempo, lo cual puede facilitar que reconectemos con otros objetivos, replanteando el rumbo profesional o simplemente adquiriendo nuevas competencias digitales.
Juan Luis Moreno es Partner & Managing Director de The Valley Business and Tech School, una institución educativa especializada en negocio y tecnología: “Aprovechar el verano para formarse significa fortalecer el perfil. Una formación digital consciente y estructurada aporta seguridad, permite volver en septiembre más preparados, más conectados con el mercado y con la determinación necesaria para liderar con éxito los próximos desafíos”, apunta.
Desde The Valley Business and Tech School ponen énfasis en algunos aspectos a tener en cuenta. Por ejemplo, dedicar bloques continuos de tiempo al aprendizaje. Esta concentración en nuevas habilidades digitales genera avances más profundos y duraderos en la adquisición de competencias clave. Pero también establecer una relación equilibrada con las herramientas digitales, es decir, aprovechar sus ventajas sin caer en la sobrecarga o el cansancio.
Por su parte, Patricia Draghici define el verano como una ventana de oxígeno mental: “Es el momento ideal para curiosear, explorar herramientas nuevas, aprender en modo autodidacta, inscribirte en esa formación que para la que nunca encuentras hueco o tener conversaciones informales con personas que admiras y te inspiran”, expone.
Es fundadora de Slow, un estudio que diseña experiencias transformadoras que priorizan el bienestar y la longevidad saludable. A través de retiros, activaciones de marca y proyectos estratégicos para clientes globales, ayuda a redefinir cómo personas y organizaciones abordan una forma de vivir más saludable.
Equilibrio ideal entre descanso y formación en competencias clave
Cristina Corchero, cofundadora y CTO de Bamboo Energy, apunta a estos meses para dar salida a esa 'certificación' que tienes en el cajón y sabes que quieres sacarte. En su caso, las competencias relativas a la gestión de equipos mixtos y la diferencia entre presencial y remoto, o el uso de la Inteligencia Artificial para la documentación de procesos y desarrollos son aspectos son clave para equipos como el suyo, de desarrollo de tecnología.
La forma en la que impacta el bienestar digital en el rendimiento profesional es una de las asignaturas pendientes. “El ataque continuo de mensajes directos, emails las 24 horas del día, es el gran enemigo del rendimiento profesional. Creo que establecer horas 'en modo avión' es necesario y son deberes que me he puesto para la vuelta al cole”, confiesa Cristina, que considera una responsabilidad por parte de la empresa y de sus directivos establecer límites y buenas prácticas.
Según sus propias palabras: “Mis emails acaban siempre con 'A veces envío correos electrónicos en horarios inusuales para facilitar mi conciliación laboral y personal. Por favor, no te sientas obligado a responder fuera del horario laboral que facilita tu conciliación'. Al principio sorprende, pero para mí es básico. Algo tan sencillo como darle a enviar ese mensaje o email, sino programar para la primera hora laboral siguiente puede ahorrar mucho estrés al receptor”. Para la CTO de Bamboo Energy, el bienestar digital empieza por una cultura donde el tiempo sin pantalla no se interpreta como falta de compromiso, sino como inversión en claridad, creatividad y el propio bienestar.
Patricia Draghici traslada que el equilibrio no se mide en horas, sino en intención. “Cuando la formación te apasiona, deja de sentirse como trabajo y empieza a ser parte del descanso. Para mi, lo ideal es permitirte cambiar de ritmo sin perder del todo la conexión con tus intereses, es decir, dedicar tiempo a aprender sin la urgencia de ser productiva todo el rato te permite integrar ideas nuevas de forma más creativa”, cuenta.
A ella le “obsesiona” todo lo que conecta con bienestar, longevidad y biohacking: cómo diseñamos espacios que nos regeneran, cómo la ciencia del descanso está transformando la arquitectura o cómo la tecnología se convierte en una herramienta real para medir y cuidar de nuestra salud. “Este verano me estoy planteando formaciones en meditación trascendental y en diseño de interiores orientado al bienestar, porque creo que el futuro está en aprender a crear entornos que nos cuiden tanto como nosotros los cuidamos a ellos”, añade.
El bienestar digital marca la diferencia entre trabajar con presencia o con fatiga
Por lo tanto, las competencias más valiosas hoy para Patricia son las que combinan tecnología y sensibilidad humana. Desde saber usar IA para crear contenido o diseñar experiencias personalizadas, hasta integrar herramientas de medición (biomarcadores, wearables etc.) de forma comprensible, ética y eficaz. “Pero por encima de todo, igual que en todos los sectores, se valora la capacidad de aprender rápido, conectar tendencias y traducir tecnología en algo que mejore la vida real de las personas”, cita Patricia.
Cristina Corchero apuesta por aprender a sacarle todo el jugo a ChatGPT de forma más estructurada y creativa. “Pero también quiero hacer limpieza digital real: eliminar apps del móvil que secuestran mi atención, limitar notificaciones y actualizaciones constantes, silenciar grupos de chat demandantes y recuperar el hábito de pensar sin interrupciones. No podemos desconectarnos del mundo, pero si recuperar el control de nuestra energía y atención”, culmina.