Las entrevistas de trabajo son la antesala del éxito o el fracaso más absoluto para conseguir un nuevo empleo. La impresión que damos es fundamental para que el jefe o jefa de recursos humanos decida contratarnos. Y no solo se trata de tener un currículum brillante, tenemos que saber responder a las preguntas que nos hacen de la mejor manera posible. Y eso en ocasiones es un laberinto espinoso. Si nos preguntan abiertamente "¿por qué quieres cambiar de trabajo?", la respuesta debe estar bien medida.

Y la primera lección es: nunca hablar mal de tu empresa actual. Si queremos nuevos aires laborales que sea porque “este nuevo rol me interesa mucho” o porque “este cambio me permitiría desarrollarme profesionalmente”. Hay varios enfoques que podemos tener en cuenta para que la pregunta fatídica no nos pille por sorpresa. Hay un planteamiento de crecimiento y desarrollo: porque podemos asumir roles más exigentes, habilidades nuevas y desafíos que nos ayudan a crecer.

Para no meter la pata es crucial enfocarse en el crecimiento profesional y las oportunidades que ofrece el nuevo puesto y no hablar negativamente de tu empleador actual. Es recomendable resaltar cómo tus habilidades y experiencias se alinean con el nuevo rol y que ese cambio te permitirá el desarrollo profesional que necesitas. Podemos tener un enfoque dirigido a la cultura de la empresa, como por ejemplo explica que ese nuevo empleo fomenta un ambiente de trabajo que va con nuestra personalidad y con el que nos sentimos alineadas.

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Valentina Valdinoci

Nunca criticar; mejor centrarse en el futuro

No importa lo cómoda que nos sintamos con la persona que nos entrevista, no debemos caer en la tentación de hablar de conflictos laborales actuales, criticar a compañeros, a los jefes o a la empresa. Nunca se sabe qué clase de contactos maneja y dónde podemos acabar en el futuro.

No se trata de mentir sino de colocar a la nueva compañía en el centro y de mostrar que nuestras habilidades pueden contribuir al éxito empresarial. En estos tiempos (en el pasado era diferente) tampoco se ve mal que haya alguna referencia al nuevo salario. Si te pagan mejor, es una razón importante para postularse. O la estabilidad frente a contratos temporales.

No hay que olvidar la fuerza que tienen los valores de esa nueva empresa. Explicar que ese nuevo empleo fomenta un ambiente de trabajo que encaja con nuestra forma de ser. Por ejemplo, porque compartimos la protección del medio ambiente, que impulse un entorno diverso o promulgue la transparencia salarial. Son razones muy bien valoradas por la compañía, porque no hay nada mejor que una persona que se sienta orgullosa de pertenecer a la empresa. Eso permite que haya menos rotación y mayor proyección para crecer de forma interna.

Y por supuesto, la flexibilidad y la conciliación con la vida personal. Esos conceptos no restan, suman al empleado que quiere que su trabajo esté alineado con su entorno familiar, que pueda tener horarios flexibles y trabajo en remoto. Las generaciones Z y Millennials tienen nuevos intereses y la empresa ya es receptiva ante peticiones como la modalidad híbrida o recursos para la salud mental. Tener un currículum impecable no es suficiente. Saber comunicarnos en la distancia corta es incluso más impactante que hablar cinco idiomas. La empatía, la simpatía, el saber estar y la amabilidad son fundamentales a la hora de conseguir ese empleo soñado.