Aprender, emprender, enseñar, compartir... son algunas de las cosas que conforman algunos de los perfiles más brillantes de cualquier compañía. Por eso, entrevistamos a tres mujeres –una profesora, una alumna y una ex alumna y emprendedora, con un paso común por una de las instituciones educativas que más foco ponen en el talento, Esade. Irene Unceta, María Sánchez y Ariadna Masó comparten algunos de sus aprendizajes y expectativas con un sueño común: crear más igualdad e impulsar el liderazgo femenino.

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Fernando Roi
Irene Unceta lleva chaleco de Is coming, camisa de Pomandère y pantalón de Max Mara; María Sánchez, chaqueta y camisa de Sandro, pantalón de Momomì y zapatillas Converse, y Ariadna Masó, chaqueta de Sandro, camisa de Elisabetta Franchi, pantalón de Cos y zapatos de Roger Vivier.

IRENE UNCETA: "Enseñar también es un aprendizaje"

Profesora adjunta del Departamento de Operaciones, Innovación y Data Sciences y directora académica del Grado en Dirección de Empresas y Bachelor en Inteligencia Artificial para los Negocios en Esade.

Cada vez que afronta un curso o una clase, esta bilbaína de 34 años licenciada en Física, con un Máster en Ciencias de la Computación por la Universidad de Ámsterdam y un Doctorado en Matemáticas e Informática por la Universidad de Barcelona, suele recurrir a una máxima acuñada por el físico teórico estadounidense Richard Feynman: «Si no puedes explicar algo a un estudiante de primer año, es que no lo has comprendido de verdad». Y, pese a la complejidad de sus asignaturas y su imponente bagaje en disciplinas técnicas, ella es capaz de explicar fácilmente lo difícil.

¿La barrera del lenguaje es la primera?

Quizá no se trata tanto del lenguaje en sí, sino de hacer sencillo lo complejo. Para eso hay dos factores fundamentales: el aprendizaje y la enseñanza. Creo que la frase de Feynman hace referencia a ambos. El que aprende busca que le faciliten el proceso de aprendizaje, que le hagan la complejidad inteligible. El lenguaje puede ser un aliado en ese proceso si contribuye a facilitar la comprensión. Y el que enseña debe asumir su rol de facilitador del aprendizaje. Ello implica simplificar las ideas, hacerlas accesibles. Para simplificar algo es necesario comprenderlo muy bien. Por eso enseñar también es un aprendizaje.

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Fernando Roi
Irene Unceta con chaleco de Is coming, camisa de Pomandère, pantalón de Max Mara y zapatos de Roger Vivier.

Hay pocas mujeres expertas en disciplinas STEM, y menos en inteligencia artificial, ¿cómo romper estas diferencias?

Que haya más mujeres en el campo de la IA, o simplemente en áreas de conocimiento técnicas, pasa principalmente por dos elementos: el acceso, mediado por la formación, y el desarrollo o la carrera profesional.

En lo que se refiere al acceso, el número de mujeres en las carreras más técnicas está notablemente por debajo del de los hombres. Las mujeres están capacitadas para enfrentarse a esta disciplinas, por lo que el problema es que no se proyectan en ellas. Y no lo hacen porque hay una falta total de referentes femeninos en las disciplinas más técnicas. Bien sea porque la aportación de las mujeres no se ha puesto en valor o porque ha sido directamente invisibilizada. La formación tiene un carácter muy aspiracional: de querer ser como, o parecerse a otros. Para que una niña aspire a una carrera académica o a una carrera técnica, necesita referentes sobre los que proyectarse. Ayuda, además, cuando esos referentes son cercanos, accesibles. Cuando nos sentimos en cierta manera representados por ellos.

¿Y qué hacemos con la falta de interés de las mujeres por estas disciplinas?

Aquí lo fundamental es que expliquemos mejor cómo son estas disciplinas. Las mujeres, por su trayectoria, por su herencia, tienden a adoptar una actitud más reflexiva cuando toman decisiones de carácter profesional. Buscan profesiones de propósito. Para que opten por disciplinas más técnicas hay que facilitarles ese vínculo entre el conocimiento y su impacto. O en otras palabras, para hacer estas disciplinas más atractivas a las mujeres no solo hay que hablar del QUÉ, sino también del PARA QUÉ.

¿Por ejemplo?

Pensemos en el Grado en Dirección de Empresas y Bachelor en Inteligencia Artificial para los Negocios de Esade. Si nos centráramos en el qué, hablaríamos de software, de hardware, de conceptos avanzados de cálculo y álgebra, de estadística, de probabilidad, de programación. Si en lugar de eso construyéramos un discurso en torno al para qué, diríamos que la inteligencia artificial tendrá un impacto cada vez mayor en la vida de las personas, en la forma en que se relacionan, en la manera en la que acceden a productos y servicios, en la construcción de su marco de convivencia y en la protección de los entornos que habitan. Optar por dedicarse a la inteligencia artificial es, por lo tanto, optar también por tener un impacto en todos esos ámbitos.

Más allá de la formación hay otra desigualdad evidente: el número de mujeres en puestos de responsabilidad sigue siendo notablemente inferior al de hombres.

Creo que podemos hablar de tres elementos: del status quo, de la ruptura del status quo que supone la entrada de las mujeres y de las resistencias resultantes. Los puestos de responsabilidad han estado tradicionalmente ocupados por hombres. Los comités de dirección, los consejos de administración y demás órganos ejecutivos son por tanto espacios mayoritariamente masculinos.

El que una mujer acceda a esos espacios supone por lo tanto una cierta ruptura de ese status quo, que comporta una desestabilización de las maneras de hacer, las maneras de expresarse, etc. Esa ruptura genera una evidente resistencia a la simple realidad del cambio. Por eso creo que es importante defender un sistema de cuotas. No como escenario de llegada, pero sí como una herramienta que permita vencer esa resistencia. Facilitar que las mujeres pasen a ocupar espacios tradicionalmente masculinos y que esos espacios deban reconfigurarse para adaptarse a la nueva realidad.

Una tecnología más inclusiva pasa por una mayor diversidad"

Y para ello es necesario también que la tecnología sea más inclusiva y diversa.

Lo cierto es que estas cosas rara vez ocurren por casualidad. Al contrario, requieren de una intención expresa, de una voluntad. Para que la tecnología sea diversa e inclusiva, debe serlo desde su propia concepción.

La tecnología nace muchas veces de una voluntad de solucionar un problema. Por lo que es necesario pensar en quién define los problemas. Muchos problemas están exentos de ser solucionados porque no están en la cabeza de quienes deben identificarlos. Para que las necesidades de las mujeres y de otros colectivos sean identificadas como problemas, debe haber una mayor participación de estos colectivos en la concreción de lo que es un problema. Y también, claro, en el diseño de una solución. Para que una solución sea inclusiva, los receptores de esa solución deben ser partícipes del diseño.

O sea que una tecnología más inclusiva pasa por una mayor diversidad en la definición y el abordaje de los problemas, y por lo tanto por un sector tecnológico más inclusivo y diverso.

¿El aprendizaje continuo es un requisito indispensable hoy en día?

Creo que sí. El mundo cambia mucho y cambia deprisa. Los conocimientos se quedan obsoletos muy rápido, por lo que el aprendizaje continuo resulta indispensable. Es fundamental aprender a aprender, pero también aprender a disfrutar aprendiendo. Para disfrutar del aprendizaje hay que darle valor en sí mismo. Aprender algo puede ser útil, pero sobre todo debería ser un placer.

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Fernando Roi
Ariadna Masó con chaqueta de Sandro, camisa de Elisabetta Franchi, pantalón de Cos y zapatos de Roger Vivier.

ARIADNA MASÓ: "Necesitamos más mujeres que tomen decisiones y manejen capital"

Antigua alumna del programa de Licenciatura y Máster en Administración y Dirección de Empresas (ADE) de Esade y fundadora y CEO de la plataforma de salud SANNO.

Hace unos años, Ariadna Masó (Vic, Barcelona, 35 años) dejó una larga y exitosa carrera financiera en Londres para emprender en el sector de la salud. Y ahora está al frente de una plataforma tecnológica que ofrece, entre otras cosas, un mejor seguimiento de pacientes y análisis de datos para un mejor tratamiento e investigación.

¿Qué supone emprender?

Emprender es un aprendizaje continuo, un proceso de prueba y error, literalmente. Aprender a emprender es probar continuamente maneras de vender tu solución viendo lo que funciona y lo que no. De cien pruebas” habrá una que funcionará y te permitirá escalar exponencialmente.

Hay estudios que indican que la inversión en startups lideradas por mujeres apenas supera el 2%. ¿qué hacemos con eso?

Efectivamente, hay mucho por hacer y es una pena porque el talento femenino es muy potente. ¿Qué podemos hacer para mejorarlo? Primero, necesitamos más mujeres que tomen decisiones y manejen capital. Según recientes estudios, sólo el 15% de mujeres en firmas de inversión tienen poder para tomar decisiones. Además, el proceso de levantar capital es duro. Te rechazan la mayoría de veces y te puedes sentir frustrada, pero se trata de no tirar la toalla. Me da la impresión de que las mujeres nos infravaloramos bastante, y tenemos que aprender a “vendernos” mejor y proyectar fuerza hacia los inversores. Tenemos que creer más en nosotras mismas.

Es un gran momento para emprender"

¿Y cómo animarías a otras mujeres a emprender?

Yo las animo a que se lancen, que no esperen a que llegue el momento perfecto y que no tengan miedo a levantar la mano y pedir ayuda. Yo he aprendido a rodearme de personas que me apoyan mucho y me ayudan en cada momento de la compañía. Además, ahora mismo con herramientas de inteligencia artificial gratuitas se pueden crear prototipos de manera muy rápida y con poco coste. Es un gran momento para emprender.

Durante mucho tiempo, la palabra ambición, y en especial aplicado a las mujeres, tenía cierto matiz peyorativo: ¿puedes reivindicar esto?

La percepción de la ambición femenina está progresando. Cada vez vemos más empoderamiento femenino y lo reivindicamos, aunque queda mucho por hacer. En mi caso, muchas veces me han dicho que no era lo suficientemente buena en mi trabajo, que nunca conseguiría arrancar una empresa o que no podría levantar capital, que no iba a facturar… Escuchar es necesario pero filtrar el feedback lo es todavía más. No dejes que te corten las alas. Sigue a pesar de lo que digan.

Durante mucho tiempo, a lo largo de tu carrera en finanzas, has sido “la única mujer” en entornos mayoritariamente masculinos: ¿qué has aprendido de ello?

Aprendí a potenciar mi perfil en un entorno dominado por hombres. Ser la única mujer no es malo a pesar de los retos, comentarios, diferencias… Creo que mi carrera en finanzas me enseñó a picar piedra, a seguir a pesar de no ser visible, y tener resiliencia porque todo lo bueno y el reconocimiento llega en algún momento. Por eso animo a las empresas a pensar en sus equipos de una manera diferente y a plantearse cómo es el día a día en la empresa siendo un hombre o una mujer, y ver en lo que destacan y en lo que pueden mejorar. Aunque las empresas escalen y sean grandes, hablar con las personas sigue siendo fundamental para la cultura y rendimiento en la compañía.

La educación financiera es el primer paso del empoderamiento femenino, ¿por qué a las mujeres nos cuesta tanto hablar de dinero?

La falta de representación femenina en posiciones financieras y el hecho de que pocas tengan poder de decisión afecta a la percepción de las mujeres controlando dinero. Nos ayudaría tener más educación financiera y mujeres de referencia que nos ayuden a romper con estos estereotipos.

¿Qué crees que aporta el talento femenino en las empresas?

Somos buenas escuchando a los clientes, a los compañeros, a ser precisas con proyectos y manejar varias tareas al mismo tiempo. Y muchas cosas más. Hay un estudio de Credit Suisse que analiza dos tipos de compañías: las que tienen al menos un tercio de mujeres en posiciones directivas y las que no. Las que tienen esa representación femenina en management generaron un retorno promedio anual del 26% mientras que las que no, sólo generaron un 12%. Estos resultados sugieren que la diversidad es clave para mejores decisiones y resultados.

La formación es esencial, ¿cómo fue tu paso por Esade ?

A mí me enseñó cómo aprender, plantear problemas y a trabajar en equipo, porque cuando sales de la universidad tienes que aprender otras cosas desde cero, sin haberlo hecho nunca y con equipos que no escoges tú. Esade me dió una base muy completa.

Tú también formas parte del club WE Esade Alumni y Esade Alumni Entrepreneurship ¿cómo te ha ayudado formar parte de esta comunidad?

La verdad es que me ha ido acompañando durante toda mi carrera. Cuando me fui a Londres para trabajar en la City, no conocía a nadie. Lo primero que hice fue contactar con el chapter de Esade y me abrieron las puertas para conocer la ciudad y conocer a otros ex-alumnos, lo que hizo mi llegada y transición mucho más llevadera.

Y ahora con mi empresa, Sanno, también ha estado muy presente. Cuando decidí emprender, contacté con otros exalumnos en el campo de salud y todos me dedicaron tiempo, una llamada para compartir sus experiencias en el sector, me ayudaron con introducciones. La verdad es que el valor de eso es incalculable. Esade Alumni es como una familia en el campo profesional.

En tu opinión, ¿cómo está cambiando el sector de la salud gracias a la tecnología?

El sector salud está bajo una gran presión. Los médicos tienen solo 10 minutos por consulta para atender a un número creciente de pacientes con problemas crónicos. Es imposible que en ese tiempo el médico comprenda completamente la situación del paciente. Por eso, es necesario empoderar a pacientes y profesionales sanitarios con datos y herramientas, y la tecnología juega un papel clave.

maría sánchez
Fernando Roi
María Sánchez con chaqueta y camisa de Sandro, pantalón de Momomì y zapatillas Converse.

MARÍA SÁNCHEZ: "Ahí fuera hay mucho que atender, mucho que aprender y mucho que descubrir"

Graduada en el Doble Grado en Derecho & Global Governance, Economics and Legal Order en Esade y alumna del Doble Máster Universitario en Abogacía y Procura + International Business Law.

María, de 24 años, nació en Gallur, un pueblo de unos 2.500 habitantes en la Ribera Alta del Ebro, provincia de Zaragoza. Desde allí y en los últimos años, no ha parado de viajar. Eso combinado con sus múltiples facetas y aficiones, que van desde el fútbol al dibujo pasando por la filosofía, la convierte en un modelo de referencia del talento natural, el esfuerzo y los valores.

Tú has podido desarrollar estudios gracias al Programa General de Becas de Esade. ¿El expediente académico es lo que más importa?

Cuando accedes al Programa de Becas de Esade, primero tienes que destacar tú, por méritos propios. Este programa está concebido para ser un ascensor social para estudiantes con talento y, aunque lo imprescindible es el expediente académico y la necesidad económica, también se premia el esfuerzo, el compromiso, la excelencia y la responsabilidad social, entre otras muchas cosas. Tienes que demostrar que eres más que un buen estudiante.

El éxito necesita de mucho más que buenas notas"

En general, ¿crees que sigue habiendo muchos estereotipos relacionados con los resultados académicos y la elección de carreras?

Creo que cada vez menos, porque cada vez más decidimos hacer lo que nos gusta y no lo que nos dicen o lo que parece mejor a ojos de los demás. Lo mismo ocurre con las notas. Yo recuerdo entrar a Esade con una nota de Selectividad altísima, pero me lo tomé como un desafío personal. Para mi sorpresa, de las primeras frases que se me quedaron grabadas al entrar a Esade fue: “Vale más que saques un 8.5 y te muevas, a que saques un 9 y no te muevas.” El mensaje, en sí, es que el éxito necesita de mucho más que de buenas notas.

Hoy, afortunadamente, la proyección laboral ya no depende únicamente de un currículum académico.

El hecho de desarrollar otro tipo de habilidades, a mí, me sirvió desde el mismo momento en el que opté a la beca en Esade. Yo, en aquel momento, además de estar cursando 2º de Bachillerato, hacía 25 horas de actividades extraescolares a la semana: fútbol sala, inglés, radio, gimnasio, dibujo artístico y pintura… Con anterioridad, había sido alumna de ajedrez, gimnasia rítmica, informática, coro escolar, etc. Mis padres siempre cuentan que, desde pequeña, en vacaciones no les dejaba descansar en el hotel porque quería ir a visitar iglesias y museos. Vaya, que no había forma de que me estuviese quieta pero a la vez me entretenía con cualquier cosa. Esto me ayudó muchísimo a destacar por algo más que mis notas a la hora de optar a una Beca al Talento en Esade y al Premio a la Excelencia Académica.

También fuiste cofundadora de la Esade Law Competition y Presidenta de la asociación de alumnos de EsTalent | Students for Talent, que se dedica a recaudar fondos para el Programa de Becas. ¿Un gesto de compromiso o de responsabilidad social?

Yo creo que tenemos que recuperar el sentido institucional, que creo que es una de las grandes virtudes que a veces pasan inadvertidas cuando educamos. Hemos primado el trabajar nuestros currículums y el desarrollo de nuestras carreras profesionales y a veces perdemos de vista que curtirse en carácter es también necesario en el mundo profesional. Mi padre siempre dice que lo único que no puedes perder nunca es la palabra y cuando tú aceptas una beca en Esade estás dando tu palabra de actuar bajo los estándares más altos de excelencia académica y compromiso personal. No cabe obrar de otra manera.

Luego, la actitud y el propósito importan.

De todas las experiencias que he explicado, lo que al final se desprende es que, si quieres sacar el máximo provecho a las oportunidades que te brinda la vida, tienes que decir que sí a todo lo que consideres que tiene un propósito noble. Y digo noble porque mi brújula moral me condiciona mucho. Yo actúo mucho por deber, entonces a mí se me gana a base de valores como la lealtad, la transparencia y el propósito. Hacer las cosas por hacer, por currículum, porque es “lo habitual” o porque me lo ordenan sin mayor explicación, no va conmigo.

Viajar ayuda, si ves el mundo, te cambia la perspectiva, ¿y qué más?

Dentro del conjunto de cosas que puedes hacer, más allá de lo que es estrictamente estudiar, en una carrera o en una profesión como la mía, que está más orientada hacia las relaciones internacionales, un factor clave es el tema de viajar. En mi caso, he tenido la oportunidad de poder viajar a diferentes sitios. He vivido en Estados Unidos, en Israel, en Colombia y en Holanda en el lapso de tiempo de menos de dos años.

Por eso ahora la broma más común que me hacen cuando vuelvo a mi pueblo, es que cuál es mi próximo destino. Pero es que ahí fuera hay demasiados asuntos a los que atender, mucho que aprender y mucho que descubrir. Y cada vez que volvía a España es como que lo hacía como una persona nueva. O sea, más versátil, más ágil, más flexible, pero a la vez también con las ideas más claras.