Tengo que confesar que al ser freelance, recibo cada WhatsApp de trabajo y cada email laboral con una mini taquicardia, pues al habernos convertido en una generación muda a la hora de emplear los canales de comunicación, las peores noticias suelen ser comunicadas mediante textos. Pero no es necesario ser autónomo para encontrar en cada notificación procedente del trabajo un motivo de alarma, especialmente cuando hablamos de mensajes de nuestros superiores que llegan de forma escalonada y que en nuestro país, bien podrían comenzar con el clásico “Hola”.

"El saludo rápido suele ser inofensivo, pero puede hacer que los destinatarios teman lo peor"

En América se recurre tanto al mítico saludo como al más informal “hey”, y ya se habla de “Hey hanging”. “Si bien el saludo rápido suele ser inofensivo, puede hacer que los destinatarios teman lo peor, o puede parecer una trampa, ya que su tono amigable enmascara que se dispone a sumar una labor más a su ya de por sí larga lista de tareas pendientes”, escribe en ‘Wall Street Journal’ Anne Marie Chaker.

Tanta gente se siente insegura o incluso violentada por estos saludos repentinos a los que la información esencial no acompaña hasta pasado un tiempo, que incluso existe la web nohello.net. “La gente que lo hace por lo general intenta ser educada al evitar decir directamente lo que quiere, como uno haría en persona o por teléfono. Pero para la mayoría de la gente, este sistema resulta mucho más lento que hablar. Así que, pese a las buenas intenciones, sólo estás haciendo esperar a la otra persona hasta que termines de expresar la pregunta, lo que resulta en productividad perdida", asegura el equipo.

"Si te parece un poco descortés simplemente decir "Hola" y hacer la pregunta, siempre puedes preceder tu mensaje con tantas cortesías como te parezca bien. Por ejemplo: "Hola, ¿cómo estás? A propósito, ¿tienes idea de cuándo hay que entregar ese proyecto?" Puede parecer trivial, pero hacer la pregunta antes de que te respondan al saludo también permite la comunicación asincrónica. Si tu interlocutor está ausente, y te vas antes de que regrese, igualmente puede responder a tu pregunta, en lugar de quedarse mirando a ese solitario "Hola" y preguntarse qué se ha perdido”, aseguran.

"Los trabajadores pasan casi el 90% de su semana laboral comunicándose por múltiples canales"

Una encuesta puesta en marcha por Harris Poll en la que participaron más de 1. 200 trabajadores y ejecutivos revelaba que los trabajadores pasan casi el 90% de su semana laboral comunicándose a través de múltiples canales. Microsoft asegura que hay quienes han de participar en hasta 150 chats al día y Slack indica que cada día se mandan 700 millones de mensajes a través del de sistema. Al habernos acostumbrado a las respuestas inmediatas, las notificaciones pueden llegar por diferentes medios, haciendo que muchas personas sientan verdadera ansiedad ante cada señal. “Los gerentes envían mensajes y esperan que respondamos de inmediato, pero también esperan que seamos productivos”, escribe en ‘Attention Span’ (Hanover Square Press, 2023) Gloria Mark.

Cómo afectan a nuestro cerebro las notificaciones

Un estudio sobre la adicción al smartphone indicó que las notificaciones pueden alterar la química cerebral, creando un desequilibrio en el cerebro, y señaló una clara relación entre el móvil, la ansiedad, la depresión y la impulsividad. Por si fuera poco, tener siempre activas las notificaciones puede dar forma al coste de cambio, que hace que la atención que estaba siendo volcada en una labor se evapore ante la constante interrupción.

“Cuando el móvil suena o se ilumina informando de la entrada de una nueva notificación, inmediatamente se experimenta en el sistema nervioso y hormonal una reacción que desencadena un incremento de la dopamina. La dopamina es unos de los neurotransmisores asociados al placer y a la recompensa. Despierta una curiosidad inmensa por descubrir quién envía la notificación, así como su contenido”, explica a ‘Elle’ Judith Mesa, terapeuta en Vivofácil.

“Cuando se está en estado reposo, la dopamina baja, y cuando entra una nueva notificación, se crea una reacción fisiológica que requiere de forma urgente mirar el móvil para que la dopamina vuelva a subir, generando un placer y consiguiendo la recompensa, como si de una droga se tratara”, asegura. Ese es el motivo por el que consultamos el móvil tantas veces a lo largo del día: buscamos de forma casi constante esa recompensa.

Desconectar en vacaciones

Pero, ¿cómo podemos hacer un detox digital real en vacaciones, cuando no es raro que aunque nuestros superiores sepan que estamos descansando, nos envíen emails y WhatsApp que suelen comenzar con “Perdona por molestarte en tus vacaciones, pero…”?

“Consulta los programas de conciliación y bienestar corporativo de tu compañía. Si eres personal directivo, expresa a tu equipo la importancia de respetar sus descansos para crear un clima de seguridad y confianza. Si trabajas por cuenta ajena, no tengas miedo de preguntar por los programas de conciliación en tu empresa y expresa la importancia de que se cuide de tu salud emocional en el trabajo y en vacaciones”, dice Mesa.

No digas el día de regreso para no generar falsas expectativas de una respuesta inmediata al volver


“Para ello, es necesario definir los equipos que harán el backup en vacaciones; que las personas que sustituyen o asumen nuevas tareas en este periodo tengan toda la formación e información necesaria previamente a la salida; no olvidar los 'out of the office' con correos y teléfonos de las personas que atenderán las solicitudes durante la ausencia y no especificar necesariamente el día de regreso, para no generar falsas expectativas de una respuesta inmediata tras la reincorporación”.

Recomienda incluir en las vacaciones días de desconexión en los días de vacaciones, marcando una fecha de inicio y de fin. Lo recomendable son tres días y dedicar en ellos ese tiempo a otras actividades. Judith Mesa añade otras recomendaciones.

  • Desactivar las notificaciones de las ‘apps’. Configura en tu móvil tiempo que le puede dedicar a algunas ‘apps’.
  • Usa el modo avión mientras estás con tu pareja, familia, con amigos, comiendo, leyendo, viendo una serie
  • Ten paciencia y no te agobies. Los primeros días serán los más duros y tendrás una constante tentación por mirar el móvil, pero con a medida que pase el tiempo, la ansiedad irá disminuyendo y podrás disfrutar de la tranquilidad que te ofrece el “ahora”.

El estudio 'Dismissed!: a detailed exploration of how mobile phone users handle push notifications' indica que recibimos alrededor de 50 notificaciones, por lo que hemos desarrollado vínculos inquebrantables con nuestros teléfonos y con el maldito ordenador. “Cuando escuchamos una notificación en el teléfono que indica un mensaje ha llegado, no podemos ignorarlo. La ubicuidad de los teléfonos inteligentes y la accesibilidad a Internet ha cambiado las normas tanto de la vida laboral como personal con la expectativa de que estemos disponibles las 24 horas del día, los 7 días de la semana. No es raro que las personas informen que se despiertan en medio de la noche para revisar sus teléfonos en busca de correos electrónicos y mensajes de texto”, escribe Gloria Mark.

"La tecnología puede ayudarnos a producir más, pero nos sentimos distraídos y agotados"

La profesora indica que a lo largo de su investigación, ha descubierto que todo el que intenta desconectar paga un precio por no mantenerse al día con la información y los mensajes, por lo que parece que nadie puede darse el lujo de desconectar del todo. “¿Por qué podemos sentir que controlamos nuestras vidas en el mundo físico, pero no podemos controlar nuestra atención en el mundo digital? Esta es sólo una paradoja a la que nos enfrentamos con el auge de la informática. La tecnología ha sido diseñada con el objetivo de aumentar nuestras capacidades y ayudarnos a producir más información, pero en cambio, nos sentimos distraídos y agotados”, asegura.

En cualquier caso, es fundamental intentar desconectar en vacaciones, por lo que aunque sea durante unas horas al día, quitar las notificaciones puede servir de ayuda para liberar la mente, siempre y cuando esta mini desconexión no devenga en una mayor ansiedad. Y quien diga la manida frase “conectar para desconectar”, por favor: que abandone la sala o que pida trabajo YA en Mr Wonderful. Uy: definitivamente, necesito unas vacaciones, o tal vez, más tacitas de Mr Wonderful para calmarme.

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Marita Alonso es experta en cultura pop y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos culturales desde una mirada feminista en la que la reflexión está siempre presente. No tiene miedo de darle una pincelada de humor a las tendencias que nos rodean e intenta que el lector ría y reflexione a partes iguales. Cuando escribe sobre relaciones, su objetivo es que la toxicidad desaparezca y que las parejas sean tan saludables como las recetas que intenta cocinar... Con dramáticos resultados, claro. Los fogones no son lo suyo.

Ha publicado dos libros ("Antimanual de autodestrucción amorosa" y "Si echas de menos el principio, vuelve a empezar") y colabora en diversos medios y programas de radio y televisión luchando por ver las cosas siempre de una manera diferente. Cree que la normalidad está sobrevalorada y por eso no teme buscar reacciones de sorpresa/shock mediante sus textos y/o declaraciones.

Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, imparte master classes de cultura pop, estilo de vida y moda en diversas universidades. En Cosmopolitan, analiza tendencias, noticias y fenómenos desde un prisma empoderador.