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Seguro que eres de los que piensas que no reaccionas igual cuando se trata de hablar de dinero o de relaciones personales e incluso de amor. Posiblemente te crees que eres más frío si tienes el dinero en mente y, en cambio, que cuando se trata de tu pareja o tu 'objeto de deseo' tus emociones están a flor de piel... o incluso al revés. Pues bien, la ciencia ha llegado para desmontar todo aquello que tenías pensado de antemano.
Es cierto que las recompensas tanto las sociales (relaciones o situaciones) como las materiales (dinero u objetos), desempeñan un papel muy importante en la vida cotidiana. Pensar en qué podemos obtener, en cuál puede ser el resultado, es clave para tomar una decisión o para asumir un determinado comportamiento.
Sin embargo, hasta hace relativamente poco no se tenía claro si los efectos de incentivo de las recompensas sociales y materiales se apoyan en circuitos neuronales comunes o distintos. Es decir, ¿el cerebro las trata de forma diferente?
Un estudio publicado en 'Neuroscience and Behavioral Reviews' en 2019 y que hace unos días recuperó la doctora, investigadora, conferenciante y formadora Nazareth Castellano, titulado 'Love is analogous to money in human brain: Coordinate-based and functional connectivity meta-analyses of social and monetary reward anticipation' [algo así como 'El amor es análogo al dinero en el cerebro humano: Meta-análisis basados en la coordinación y la conectividad funcional de la anticipación de la recompensa social y monetaria'] aportaba algo de luz al respecto.
El informe se realizó después de evaluar a una muestra de personas (696 sujetos para la recompensa social y 2060 para la recompensa monetaria). Como explica la experta en su post de instagram, "sorprendentemente, los circuitos neuronales que se activaron fueron los mismos. Aunque con moderado diferencias, ambas recompensas involucran al área tegmental ventral, el cuerpo estriado, la ínsula anterior y el área motora. Esta red evalúa los valores positivos, la relevancia, la motivación y la preparación para la acción".
Es decir, como dice Castellanos: "según los autores, “para el cerebro, el amor es análogo al dinero". ¿Es esto el final del romanticismo? ¿Nos autoengañamos cuando nuestra psique quiere tratar de forma distinta las recompensas materiales de las afectivas y sociales? ¿Somos en realidad tan egoístas que lo único que queremos son recompensas, da igual de qué tipo?
Nazaret Castellanos propone a sus seguidores más vías de debate. ¿Estás preparado para la reflexión?
- ¿Nuestra relación con dinero está viciada?
- ¿Qué nos dice de nosotros mismos la relación con lo material?
- Si aceptamos nuestra relación con el dinero, ¿se sanaría la ambición viciosa?
- ¿Hemos materializado lo personal o personalizado lo material?
- ¿Contribuye lo material al aprendizaje en vida, es parte también de la vida?