¿Cómo estás viviendo esta situación?
Como enfermera no hay asignatura en la carrera, ni experiencia profesional, que me haya preparado para esta situación. Una situación en la que intentas mantener la calma y la sonrisa, pero que resulta muy dura, tanto física como mentalmente. Me he sorprendido a mí misma con lo fuerte que puedo llegar a ser. Muchas veces me despierto con la ilusión de que haya sido solo un mal sueño. Pero como no es así, mientras el cuerpo aguante daré lo mejor de mí e intentaré hacerle la situación más fácil a los demás, mis pacientes y mis compañeros.
¿En qué consiste tu día a día?
Soy una enfermera en una unidad de críticos, una UCI-Covid-19 como la llamamos ahora. Da igual el turno en el que estés, tu cabeza está allí prácticamente las 24h del día. Pendiente de los pacientes que has dejado el día interior, de los logros, de los fracasos, de los cambios en los protocolos. Te sientes poco útil estando en casa, aunque te pasas el tiempo colgado al teléfono móvil porque un compañero está de bajón, tiene una duda, han inventado un nuevo "coronatruco" para facilitar el trabajo, alguien se preocupa por ti, o eres tú misma la que necesitas consuelo, quejas y enfados por la situación, reivindicaciones por la falta de material.
Vas camino al hospital y el estómago se te encoje cuando estás llegando porque sabes que será un turno duro, como todos. Te aíslas de la gente que ves por la calle, porque ves que no hacen caso de las recomendaciones y que si se contagian por no estar en sus casas y ya no queda apenas sitio en el hospital. Sin embargo llegas allí y te sientes dentro de tu zona de confort, aunque aquello sea como un campo de batalla, aunque pases horas y horas vestido con el EPI en los que las gafas y la mascarilla se están incrustando en la cara, estás reinhalando tu propio aire y cuesta mucho respirar, notas las gotas de sudor cayendo debajo del mono o bata, dejas de ver porque los cristales se te empañan de tu transpiración. Estás nerviosa, cuesta pensar bajo todas esas capas, y piensas en el momento en que tengas que quitártelas y puedas cometer un error que provoque que te contamines. Y en esas condiciones vas cuidando al paciente, haciendo técnicas y cuidados, ofreciéndole lo mejor de ti, dándole palabras de ánimo aunque sabes que no te oyen, pero quizás eres tú misma la que más necesita oírlas.
¿Qué es lo que más miedo te da?
Lo que más miedo me ha dado siempre es mi familia, sobre todo mis padres, todos viven a muchos km, y no puedo hacer nada por ellos desde aquí si cayesen enfermos, solo darle mil recomendaciones desde la distancia para intentar evitarlo. Creo que lo que más tememos todos es contagiar a nuestra familia, o a cualquiera con el que te cruces, con ese virus que convives cada día y que temes llevarte contigo cada día al salir del hospital.
¿Qué es lo que más te anima?
En que dentro del caos lo estamos haciendo muy bien, que hemos aprendido de cero a luchar con algo desconocido. Conseguir quitar la ventilación mecánica a un paciente, hacer una videollamada con su familia, darlo de alta de la UCI. Todos esos momentos te cargan de fuerza y son una fiesta para todos, aplaudimos y vitoreamos. La gente de a pie y empresas que intentan hacernos esto más fácil, con palabras, agua, bebida, comida, cremas, geles. La gente que realmente aprecia lo que estamos haciendo y te da ese gracias sincero que se lee en los ojos. Pensar en que queda un día menos para cualquier cosa: ver a mi familia, a mis amigos, salir a correr...
¿Crees que va a cambiar algo después de esto?
Confío en que sí, que esta situación nos haga ser conscientes de las cosas que realmente son importantes, que somos vulnerables, y que el mundo, tal y como lo entendemos, puede venirse abajo en cualquier momento. En los que hemos vivido en primera línea esto marcará un antes y un después.
¿A quién aplaudes tú a las 8?
Por mis compañeros, todos y de todas las categorías (enfermeros, TCAE, celadores, médicos, supervisores, servicio de limpieza, administrativos...) que son ahora mi covid-familia, que me cuidan a diario, me dedican palabras de ánimo y me dan esos abrazos de EPI tan necesarios y que tanto reconfortan. Por mis pacientes, para que tengan fuerzas y luchen para ganar esta dura batalla. Por los que tienen que seguir al pie del cañón para que esto siga funcionando de la manera más normal posible. Por todos los que se quedan en casa y cumplen las recomendaciones para que nosotros no nos desbordemos más de lo que estamos. Porque ya es un día menos. Y un poquito también por mí.