¿Por qué nos fascinan parejas como las formadas por Meryl Streep y Martin Short o Pamela Anderson y Liam Neeson? No solo porque hablamos de verdaderos iconos de la cultura pop, sino porque demuestran que el amor no tiene edad, algo que en tiempos "tinderescos", supone un soplo de aire fresco para quienes estamos a un 'ghosting' de perder la esperanza.

En Ultimate love (Círculo de Tiza, 2023) Dolores Payás narra la historia de amor de dos personas que han sobrepasado la sesentena. “A partir de cierta edad, el amor no aporta nada evaluable en términos convencionales o mercantiles. Y eso es, precisamente, lo estupendo del asunto. Pasada la edad reproductiva y de crianza común de los hijos (construcción de una economía, el nido familiar, etcétera….) , el amor ya no responde a ningún propósito práctico (biológico). Es solo una finalidad en sí mismo. Disfrutar, disfrutarse, nada más. El amor en la vejez es pura delicia. Un regalo extra de la vida, y los regalos deben aceptarse con generosidad, sin remilgos”, explica a Elle.

"Se ama con menos ruido y más esencia"

Por su parte la psicóloga Silvia Sanz comenta que volver a sentir amor en la edad adulta, con la experiencia que da la vida y sobre todo, con mayor conocimiento de una misma, es un valor añadido a la relación. “Se elige desde lo que se desea de verdad, no desde la carencia o el miedo. Sabemos lo que queremos de un modo más definido. Y además, muchos estudios en psicología evolutiva muestran que en la edad adulta tardía aumentan la regulación emocional y la capacidad de priorizar lo significativo. En otras palabras: se ama con menos ruido y más esencia. El amor, entonces, se convierte en un proyecto de plenitud más que de construcción”, asegura.

"El amor físico en la senectud es una bendición"

En Las novias del sur, Elena López Riera explora el amor, la maternidad, el matrimonio y ¡sí! el deseo al preguntar a diferentes ancianas al respecto. "Ver a una señora de 105 años, que debería encarnar la figura de la abuela, hablándote de orgasmo, de deseo, de follar en el sofá… ¿Cuántas veces hemos visto a una persona tan mayor hablar de follar?", se preguntaba en su paso por Hoy por hoy. “El sexo en la vejez es diferente, naturalmente que sí. El amor físico en la senectud es una bendición, pero no tiene nada de cursi ni hay que verlo a través de un filtro rosado a lo Walt Disney. Sería ridículo ignorar ciertas realidades, eso que yo llamo “la cuestión hidráulica” (en nosotras, la lubricación; en ellos, el tema mecánico). Dicho esto, los amantes inteligentes del defecto saben hacer virtud. El jovencito impetuoso estará muy orgulloso de sus erecciones -parte central de su sexualidad- , pero el amante sabio de nuestra edad que ya no confía tanto en su “performance”, se dedicará a explorar el cuerpo de su compañera y a buscar la manera de hacerla feliz en la cama”, señala Payás.

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Meryl Streep y Martin Short.

El amor pasional/sexual no es imprescindible para vivir, pues la vida está llena de gratificaciones de muchos tipos. Y es importante no frustrarse al respecto cuando no se tiene. Pero naturalmente que es posible, viable, factible, divertido, gozoso y emborrachador. Así que si se tercia, hay que lanzarse de cabeza. Sin dudarlo un segundo”, añade. Por su parte Saez indica que aunque es cierto que el sexo es diferente, no necesariamente se pierde pasión.

"En la madurez aparece un erotismo más narrativo"

“En la juventud domina el instinto sexual, la urgencia fisiológica; en la madurez aparece un erotismo más narrativo, donde el cuerpo no solo toca: cuenta. La pasión puede seguir presente, aunque con otros códigos. Las investigaciones en sexología apuntan a que la satisfacción sexual no depende de la frecuencia ni de la potencia física, sino de la calidad del vínculo, la conexión y de la capacidad de reinventar el guion erótico. El deseo no caduca: lo que caduca son los guiones rígidos de cómo “debería” ser el sexo”, asegura.

Megwyn White, sexóloga y directora de educación de Satisfyer, comenta que el sexo y la intimidad pueden incluso mejorar con la edad. “Los cambios en los niveles hormonales hacen que los orgasmos sean más suaves, pero a menudo pueden ser más satisfactorios en otros sentidos”, asegura. Y al margen de hormonas, por descontado, el físico entra en juego. “La senectud es una victoria. Deberíamos aprender a ir por la vida llevando las medallas de esta victoria con honor y orgullo, y no con vergüenza. Si lo enfocáramos así, conseguiríamos convivir cariñosamente en nuestra propia piel, amar nuestros cuerpos y nuestras arrugas. Aceptar sus cambios y, por tanto, gozar de ellos con naturalidad. Y gozar de los de nuestros amantes con la misma naturalidad. ¡Imagina tú la angustia y las ansiedades que nos quitaríamos de encima!”, señala Payás.

“¿Dónde demonios está dicho que el canon del deseo es uno, solo uno? ¿Un tipo de cuerpo joven y en edad de reproducción? ¿Y que solo los cuerpos jóvenes y tersos son apetecibles? Hay que rebelarse contra esta idea. Y proclamar, como una afirmación vital, que el deseo no se nutre de medidas exactas en centímetros, sino algo más intangible, sutilezas sin fecha de caducidad: una sonrisa, un gesto, una broma susurrada, un modo de mirar”, dice.

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Monica Bellucci y Tim Burton.

Monica Bellucci ha vuelto a confiar en Cupido de la mano de Tim Burton. “Con el amor vivido en la edad adulta uno se vuelve más generoso. Se despierta un deseo todavía más intenso de comprender al otro, de protegerlo”, comenta la actriz a Elle. Porque como asegura Silvia Saez, con la edad aprendemos lo que no queremos y lo que deseamos. Aunque en ocasiones es a causa de traumas o experiencias que pesan, "también nos recuerdan donde nos duele y que necesitamos proteger. Las heridas pueden funcionar como brújulas", señala.

"Por otra parte, la neurociencia ha mostrado que la plasticidad cerebral no desaparece con la edad; seguimos siendo capaces de aprender y de modificar patrones. Por lo tanto, se puede transformar la rigidez en autoconciencia: reconocer que “esto es mío” y no proyectarlo sobre el otro. En algunos casos utilizar la terapia, la comunicación abierta y, sobre todo, la autocompasión permiten convertir esas cicatrices en mapas de intimidad en lugar de muros defensivos”, dice.

"Aceptar que el amor sigue siendo posible a cualquier edad es un acto de justicia emocional"

“Pensar que una persona mayor no tiene la posibilidad del amar en todos sus sentidos es invisibilizar su humanidad. Aceptar que el amor sigue siendo posible —y deseable— a cualquier edad es un acto de justicia emocional y de salud mental: amar protege del aislamiento, fomenta la resiliencia y, en muchos casos, prolonga la vida”, asegura para terminar. Y si este no es un final feliz, ya no sé cuál puede serlo.