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En tiempos de psicología ‘tiktokera’ no es extraño dar en las redes con psicólogas que lanzan categóricos y crudos mensajes a sus seguidores, una tendencia de la que el medio ‘Dazed’ ya ha hablado alarmado ante la agresiva forma en la que muchos profesionales de la salud mental dan consejos través de perfiles. Cuando se trata de adicciones, muchos coinciden en señalar que si tu pareja tiene una, estarás siempre relegada a un segundo plano, por lo que lo idóneo es salir de esa relación. Pero, ¿es realmente así o en el mundo de las adicciones hay también grises?
Luis Miguel Real, psicólogo especializado en adicciones y salud mental, asegura que si la adicción está en su fase más destructiva y sin tratamiento, la sustancia suele ocupar el primer lugar en la vida de la persona. “La adicción no es solo un hábito o un vicio, es una enfermedad crónica que altera los circuitos de recompensa, haciendo que la droga o el alcohol se conviertan en la prioridad absoluta. Es lo que en neurociencia se llama hipofrontalidad, una reducción de la actividad en la corteza prefrontal que dificulta la toma de decisiones racionales y el control de impulsos”, explica a Elle.
Aclara que no se trata de que el adicto elija poner la sustancia por encima de la pareja, sino que su cerebro está funcionando de una manera que prioriza el consumo. Por eso, intentar competir con la adicción a base de amor y sacrificio no siempre funciona.
“Esto no significa que una persona con una adicción esté condenada a ser incapaz de amar o de tener una relación sana. Muchas personas con adicciones, cuando reciben el tratamiento adecuado y se implican en su recuperación, consiguen reconstruir sus relaciones y poner a su pareja en el lugar que merece. El problema de esos mensajes en redes sociales es que son reduccionistas: no todas las adicciones son iguales, ni todas las personas que las sufren están en la misma fase. Hay quien está atrapado en la negación y el auto desprecio, y hay quien está en terapia, trabajando cada día para cambiar”, asegura.
Las adicciones son capaces de dinamitar las relaciones de pareja y la prensa rosa ha servido en muchas ocasiones como una inesperada ventana a través de la cual observarlo, pues no son pocas las noticias que hablan de cómo parejas aparentemente idílicas estaban inmersas en un auténtico infierno a causa de problemas de adicción de una de las partes. Por supuesto, también diferentes series y películas han retratado casos similares. En la serie 'Girls', en la segunda temporada, se descubre que el personaje al que da vida Ebon Moss-Bachrach está engañado a la oxicodona, y es en ese momento en el que el espectador puede comprender mejor la relación intermitente que mantiene con su esposa, que tampoco era conocedora de la situación hasta ese momento.
“Nunca has sabido ver bien cuándo la gente va colocada”, le dice el personaje que interpreta Lena Dunham al que da vida Allison Williams, esposa del adicto. De hecho, no es raro hablar de personas que viven "enganchadas al amor", y no es casualidad que se hable de relaciones “tóxicas”, pues al entrar en juego el mismo despliegue hormonal, el amor tiene mucho que ver con las adicciones.
Hablamos con Corine Schimith Carreira, autora de En busca de la verdad desnuda (Yonki Books), una novela gráfica sobre los TCA y la codependencia, acerca de su experiencia como pareja de un adicto. Aclara que su relación no fue en absoluto típica. "Suelen ser historias largas, donde con el tiempo todo se vuelve tóxico y desgastante. Conmigo fue más rápido”, explica a Elle.
Comenta que cuando su relación acababa de comenzar, conoció a la familia de la que entonces era su pareja. Sus familiares le contaron que su novio estaba a punto de ingresar en un tratamiento para adicciones. “Cualquier mujer de 28 años hubiese salido de allí pitando, pero yo me quedé y le acompañé muy de cerca en todo el proceso de recuperación. Parte del proceso eran las terapias, donde las parejas de personas con adicción explicaban sus experiencias y se daban cuenta de que no estaban solas, que había un patrón de comportamiento que las llevaba a meterse en este tipo de relaciones. Yo no entendía por qué no me iba de aquel infierno. Ha sido dificilísimo entender qué estaba pasando y adaptarme a nuevas formas de hacer las cosas”, asegura.
“Con el tiempo, participando en el grupo de terapia para codependientes, fui dándome cuenta de que me sentía una salvadora del mundo, que tenía muchas formas de funcionar de las que no era consciente y que me llevaban directamente a situaciones complicadas con la gente”. Asegura que la relación le brindó la oportunidad de conocerse mejor y entender sus diferentes versiones, así como el daño que pudo hacerse por no priorizar su propia vida. De hecho, Javier Giner, autor de Yo, adicto (Ediciones Paidós, 2021), dijo que la mejor forma de ayudar a un adicto es cuidándose a uno mismo.
“Es totalmente necesario hacerlo. La pareja del adicto suele sentir una necesidad imperiosa de ayudar y de controlar toda la situación, pero eso solo empeora las cosas, para los dos. Al cuidarme yo, mejoro, y la otra persona se siente libre para mejorar también”, dice ante la frase de Giner Corine Schimith Carreira. Comenta que en su breve pero intensa relación, pasó por momentos terribles. “Se acumulaban mentiras, sustos, excusas... Tuve suerte de que lo nuestro se vio atravesado por ese ingreso, porque no estoy segura de hasta qué punto habría seguido ahí, aguantando todo eso. Ahora, si la persona con adicción está en tratamiento, va a depender de qué línea de tratamiento esté siguiendo. Hoy en día hay muchos tipos de ayuda, algunos más estrictos que otros”.
Por su parte Eilene Zimmerman, que en Bofetón (Yonki Books) plantea la pregunta de qué hacer al descubrir que tu marido es drogadicto, aclara que con el tiempo, fue capaz de entender algo que considera que tenía que haberle resultado evidente: No podemos controlar las decisiones de los demás. “Fuera cual fuera el momento en el que mi marido cruzó el umbral de las decisiones conscientes y pasó a responder sin más a su adicción, también fue un momento en el que ninguno de los que nos preocupábamos por él podríamos haber ejercido ningún control. Nada de lo que yo hiciera, nada de lo que hicieran nuestro hijos, podría haber cambiado esa situación”, dice.
Si advertimos que nuestra pareja tiene una adicción al alcohol o a las drogas, ¿cómo entablamos la conversación para decirle que ha de pedir ayuda? Luis Miguel Real no lo duda: Con calma, claridad y sin juicios. "La negación es un mecanismo de defensa muy común en la adicción, y si llegas con reproches del tipo "Estás destrozando tu vida" o "Si me quisieras, dejarías de beber", lo único que vas a conseguir es que se cierre en banda. Aquí no se trata de ganar una discusión, sino de que la persona empiece a plantearse que tiene un problema”, explica.
Aclara que es importante no esperar una respuesta inmediata ni una epifanía en el momento, pues en la mayoría de los casos, la persona negará el problema o minimizará la situación con frases como "No es para tanto", "Todo el mundo bebe" o "Yo controlo"... “La adicción implica cambios en el cerebro, especialmente en áreas relacionadas con la impulsividad y la toma de decisiones (como la corteza prefrontal), lo que hace que la persona subestime las consecuencias de su conducta. Si la reacción es negativa, no conviertas la conversación en un enfrentamiento. Es mejor dejar la puerta abierta. A veces hace falta que toque fondo para que reaccione. Lo importante es que cuando llegue ese momento, sepa que tiene opciones”, dice.
Corine Carreira considera que las personas siempre van antes que sus síntomas o trastornos. Tras haber participado muchos años en el grupo de terapia, ha visto parejas reenamorarse y construir una relación sana, sin mentiras. “También he visto familias empezar desde cero después de una avalancha de desastres y lograr vivir bien durante mucho tiempo. Y, por otro lado, he visto a gente separarse o afrontar este proceso en solitario, descubriendo habilidades, formas de vivir más saludables y conquistando su mejor calidad de vida. Es durísimo, pero si lo superas, es muy gratificante”, asegura.
Luis Miguel Real asegura que hay una pregunta clave para quien está en una relación con una persona con problemas de adicción: si esa persona está haciendo algo para salir de la adicción o sigue en el autoengaño. “Si sigue consumiendo sin intención de cambiar, efectivamente la relación estará siempre en segundo plano. Pero si está en tratamiento y poniendo esfuerzo en su recuperación, entonces no se le puede etiquetar como alguien incapaz de priorizar su relación. ¡Merece una oportunidad! El amor no lo cura todo, pero la ayuda profesional sí puede marcar la diferencia. Y la decisión de quedarse o irse debe basarse en hechos, no en eslóganes de redes sociales”, sentencia.
Marita Alonso es experta en cultura pop y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos culturales desde una mirada feminista en la que la reflexión está siempre presente. No tiene miedo de darle una pincelada de humor a las tendencias que nos rodean e intenta que el lector ría y reflexione a partes iguales. Cuando escribe sobre relaciones, su objetivo es que la toxicidad desaparezca y que las parejas sean tan saludables como las recetas que intenta cocinar... Con dramáticos resultados, claro. Los fogones no son lo suyo.
Ha publicado dos libros ("Antimanual de autodestrucción amorosa" y "Si echas de menos el principio, vuelve a empezar") y colabora en diversos medios y programas de radio y televisión luchando por ver las cosas siempre de una manera diferente. Cree que la normalidad está sobrevalorada y por eso no teme buscar reacciones de sorpresa/shock mediante sus textos y/o declaraciones.
Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, imparte master classes de cultura pop, estilo de vida y moda en diversas universidades. En Cosmopolitan, analiza tendencias, noticias y fenómenos desde un prisma empoderador.