“Aparecerá cuando menos te lo esperes”. Si me hubieran dado un euro cada vez que me han dicho esa frase, ya me habría comprado un bolso de Loewe. Sólo soy experta en dos cosas en esta vida: en fracasar estrepitosamente en-casi-todo y en estar soltera. Este San Valentín, vuelvo a repetir pericia. A medida que pasan los años, la gente te sigue repitiendo la frase con la que hemos comenzado, pero tu círculo de amigos está cada vez más emparejado y tú, cada vez menos. Porque a partir de cierta edad, te topas con un panorama en el que todos tenemos unas mochilas tan cargadas que bien podríamos ser patrocinados por Eastpak.

"Ellos tienen edad suficiente como para agendar su primera coloscopia, pero no saben lo que quieren"

Por si fuera poco, bisexuales y heterosexuales nos topamos con hombres que pese a tener una edad suficiente como para agendar su primera colonoscopia, no saben lo que quieren o peor aún: dicen no estar preparados para “algo serio”. Pues para haber tan poca seriedad, me estoy riendo poco...

"La isla de las tentaciones es mi nuevo Diazepam: me recuerda que se está muy bien sin pareja"

Siempre he sido “la soltera” del grupo. En las bodas, presido casi por norma la mesa de los solteros, que somos separados del resto para ver si hay suerte y nos liamos entre nosotros, como si estuviéramos imantados. Si fuera tan fácil encontrar a alguien, iría a unas de esas quedas de 'speed dating' que cada vez se estilan más o para qué negarlo, me acercaría a la zona de dominadas del gimnasio y probaría suerte. Tus amigos siempre creen que no tienes pareja porque no quieres o porque no te esfuerzas lo suficiente, y si bien es cierto que muchas veces estoy soltera porque no me apetece aguantar a un ser vivo que hable, me muero de envidia cuando veo a parejas felices. Por eso ‘La isla de las tentaciones’ se ha convertido en mi nuevo Diazepam: me recuerda lo bien que se está sin pareja.

Cuando tus amigas empiezan a tener hijos, te sientes algo ridícula al hablar de tus citas fracasadas mientras ellas se lamentan por noches sin dormir que nada tienen que ver con tus noches en vela, por más que en ocasiones creas que estás saliendo con gente que tiene la inteligencia emocional de esos recién nacidos. La condescendencia también es otro clásico y no es raro ver cómo abren cualquiera de tus 'dating apps' (yo tengo varias y os juro que en cada una aparece la misma gente contando una mentira ligeramente diferente en su bio) y las emplean como si fuera un videojuego. Porque tu vida amorosa, para ellos, es un jueguecito divertido. Para ti, según el mes, un drama destinado al 'game over'.

“Al final, estar soltera no significa estar sola ni que algo vaya mal. San Valentín es la mejor excusa para celebrar la mejor relación que tenemos, que es la que tenemos con nosotras mismas. Hay que cambiar la narrativa: es un día para celebrar el amor y nos interesa celebrarlo en todas sus vertientes. Parece que nos empeñemos en el amor de pareja, pero tiene muchas vertientes: amigos, mascotas y cómo no, el amor propio, que es donde hay que poner el foco”, explica Ami Bondía, comunicadora, escritora y conferenciante, a ‘Elle’.

“Ese día no está de más hacer un detox digital. Hay que pensar que lo que la gente muestra en las redes no es real. El objetivo es ampliar la visión del amor y celebrarlo montando, por ejemplo, “un planazo”, pero que no sea de compensación; que no sea algo del tipo “como estoy sola, me tomo una tarrina de helado”, sino hacer planes con amigos, escapadas, ver una comedia que te encante… Si realmente te genera un malestar profundo esa fecha, hay que preguntarse por qué. Podemos explorar qué creencias limitantes tenemos con el amor y su origen. Cuando lo descubras, eso podrá ayudarte a dinamitar la fuerza que tienen esos pensamientos que generan malestar”, asegura.

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Netflix
Imagen de la serie ’Valeria’.

Cuando me quejo de estar coleccionando errores sentimentales, a veces siento que mis amigos emparejados me juzgan y culpan, como si estuviera auto boicoteando mi vida amorosa y razón no les falta. Lo dicen a sabiendas de que en un par de horas irán a casa, donde les esperan sus parejas, sin tener que pensar en dedicarle un ratito a Bumble “por si hay suerte” para terminar yendo a la cama maldiciendo su mala suerte. He salido y salgo con hombres y mujeres y últimamente, mis amigos me dicen: “¡Tendrías que volver a salir con una mujer!”. Como si yo realmente estuviera eligiendo si salir con hombres o mujeres como quien decide pedir el café con leche con o sin lactosa y como si no me hubiera ido también rematadamente mal con ellas.

"He encontrado la igualdad absoluta en ser tomada por imbécil por ellas y por ellos"

En eso sí he encontrado la igualdad absoluta: en ser tomada por imbécil por ellas y por ellos. También es habitual que tus amigos emparejados te digan lo mucho que echan de menos tener citas o ligar, algo que me hace pensar en cuando me pido unas verduritas a la plancha mientras el resto ha pedido una pizza y me dicen “mmmm qué rica tu cena”, cuando lo he pedido porque soy diabética y ellos van a sumergirse en mozzarella. O como si alguien que lleva un vestido de Alta Costura te comenta “lo mono” que es “tu vestidito de Zara”.

"Me he convertido en quien tiene citas para tener algo que contar"

A veces siento una especie de obligación absolutamente auto impuesta de contar historias divertidas, es decir, me he convertido en quien tiene citas para tener algo que contar. 'Quedar para contarla' sería mi versión en clave 'dating' del ‘Vivir para contarla’ de Gabriel García Márquez. Por eso, cuando aparezco me sorprendo a mí misma actuando como si cada quedada entre amigos fuera un monólogo en el que contar mis miserias sentimentales para que al menos, nos riamos. Pero cuando llego a casa solita, hay pocas carcajadas y muchos 'matches' que no han llegado a nada.

Entonces me embarga la tentación de entrar en las redes de mis ex-casi-algos, que por supuesto tienen pareja(s) y que por descontado, me dijeron antes de empezar con ellas que necesitaban estar solos. Pero este San Valentín me niego a martirizarme. A Cupido le mando un mensaje: eres un vago. A quienes tengáis pareja, otro: no miréis a vuestras amigas solteras con lástima y sobre todo, no les hagáis pensar que están haciendo las cosas mal. No lo están haciendo. A mi psicóloga, otro: voy a seguir pagándole el alquiler.

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Marita Alonso es experta en cultura pop y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos culturales desde una mirada feminista en la que la reflexión está siempre presente. No tiene miedo de darle una pincelada de humor a las tendencias que nos rodean e intenta que el lector ría y reflexione a partes iguales. Cuando escribe sobre relaciones, su objetivo es que la toxicidad desaparezca y que las parejas sean tan saludables como las recetas que intenta cocinar... Con dramáticos resultados, claro. Los fogones no son lo suyo.

Ha publicado dos libros ("Antimanual de autodestrucción amorosa" y "Si echas de menos el principio, vuelve a empezar") y colabora en diversos medios y programas de radio y televisión luchando por ver las cosas siempre de una manera diferente. Cree que la normalidad está sobrevalorada y por eso no teme buscar reacciones de sorpresa/shock mediante sus textos y/o declaraciones.

Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, imparte master classes de cultura pop, estilo de vida y moda en diversas universidades. En Cosmopolitan, analiza tendencias, noticias y fenómenos desde un prisma empoderador.