¿Has oído hablar de las parejas LAT? Estoy convencida que aunque no hayas escuchado este término como tal, sabes de lo que te hablo. Me refiero al archiconocido Living Apart Together, o lo que es lo mismo, vivir separados; es decir, que cada uno tenga su espacio, su casa, piso o apartamento.

Si bien es algo que ha existido siempre, hasta ahora no era muy frecuente a pesar de que cada vez se está instaurando más como una forma habitual de vivir la relación de pareja. Juntos pero separados.

Está claro que se trata de una opción que no siempre es posible por una cuestión de economía. Si a los jóvenes ya les cuesta dejar el hogar familiar por la dificultad que tienen de poder hacer frente a un alquiler con todos los gastos que esto conlleva, si además se plantean hacerlo solos, la situación se complica. Pero la cuestión no es si viven solos cada uno o si comparten piso con otros. El tema es que cuando tenemos una relación de pareja, incluso si esta es seria y estable, nos sorprende que cada vez son más los que deciden seguir viviendo separados. Mantener la vivienda en la que se encuentran antes de conocerse.

Es cierto que si lo analizamos, como seres humanos necesitamos nuestros espacios de reencuentro con nosotros mismos, de silencio, de soledad, nuestro lugar seguro. Y si bien esto algunos lo experimentan en alguna habitación del hogar compartido o saliendo fuera de casa, otros prefieren la comodidad de sentir que tienen ese espacio propio, hecho a su manera y a su medida, ese que han convertido en su hogar y no les apetece tener que adaptarlo a otro, tener que cambiarlo o modificarlo para que la otra persona encaje en él.

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Podría parecer una postura egoísta o una señal de poco compromiso, pero en realidad es una opción como otra. Yo creo que lo importante, como todo en una relación, es fluir. Y para poder fluir con esto, es importante que tengamos valores parecidos sobre la relación ya que esto hará que no vivamos una propuesta de este tipo como una amenaza a la relación. Es decir, si tú sientes el hecho de que tu pareja no quiera que viváis juntos como una muestra de que no te quiere suficiente o de que está seguro de si le gustas, o de que no quiere comprometerse contigo, vas a sufrir, te vas a angustiar y eso no va a funcionar. Le harás reproches y acabarás por exigirle que eso cambie, cosa que tal vez aceptará en contra de su voluntad.

En cambio si tu pareja te propone esta opción y tú lo sientes como un alivio, si tú conectas con el placer de poder mantener tu espacio sabiendo que podéis estar juntos siempre que os apetezca, siempre que lo deseéis o siempre que lo pactéis, lo vivirás de forma muy distinta.

Vivir separados también puede ser un error: ¿en qué casos?

Ahora bien, esta fórmula que en algunos casos puede funcionar muy bien, también puede llevarnos directo al fracaso de la relación. Me explico. Es un poco parecido a lo que ocurre con las relaciones a distancia.

Debemos tener en cuenta que las relaciones se construyen con la cercanía, con el compartir, con el día a día. Las relaciones se nutren de cariño, de miradas, de conexión, de roce, de risas, de bromas, de complicidad, de detalles que nos demuestren que somos importantes y valiosos para el otro, de comunicación paciente, de escucha sincera… y si bien es cierto que hay personas que conviven en el mismo espacio y están muy lejos la una de la otra, es necesario que, haya convivencia o no, creemos la cercanía suficiente como para que el amor esté bien alimentado, nutrido y pueda crecer.

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Si decidimos vivir separados, debemos asegurarnos de que hay entre nosotros un sentimiento de confianza y de compromiso muy claro y definido, debemos sentir que este modelo nos aporta seguridad y comodidad y que en caso de necesitar algo distinto podemos contar de inmediato con nuestra pareja. Debemos sentir que compartimos lo suficiente, que nos importamos lo suficiente, que nos priorizamos lo suficiente y que proyectamos un futuro en común de la mano, sea el que sea.

Si ambos nos sentimos cómodos y estamos de acuerdo con el modelo que elijamos, no habrá problema. Ahora bien, si en algún momento uno de los dos empieza a tener dudas del mismo o a sentir incomodidad, es muy importante priorizar ese cambio, atenderlo y buscar de inmediato la manera de reequilibrar la situación para no poner en peligro la relación.


La jefa: Silvia Congost

silvia congost
ELISABET SERRA 
 elisabethserrastudio@gmail.com

Silvia Congost es psicóloga experta y un referente nacional en autoestima, dependencia emocional y relaciones tóxicas, conferenciante, autora de 9 libros, y una líder inspiracional en redes sociales y medios de comunicación. Tiene 20 años de experiencia profesional en el sector de la psicología y cuenta con centros en Barcelona, Girona y Madrid, además de realizar terapia online con pacientes de todo el mundo, donde junto a su equipo ha ayudado a miles de personas a reforzar su autoestima, liberarse de relaciones tóxicas y apostar por la vida que realmente sueñan gracias a su propio y exclusivo método.

Puedes encontrarla en Instagram (@silviacongost) y en su canal de YouTube.

Headshot of Silvia Congost

Silvia Congost es una psicóloga experta en autoestima, dependencia emocional y relaciones. Conferenciante. Autora de 10 libros entre los que se encuentran títulos como "Personas Tóxicas", "Autoestima automática" o "Si duele, no es amor". 

Con 20 años de experiencia, ayuda, junto a su equipo de profesionales, a miles de personas de todo el mundo a aprender a amarse y a mejorar su calidad de vida. Su misión es aportar información y educación emocional en el tema de las relaciones y para ello, crea eventos de gran formato llenando teatros de todo el país, divulga habitualmente contenido de valor en redes sociales y participa de forma regular en medios de comunicación. 

Silvia tiene claro que el amor jamás duele, y que si duele, no es amor. Por ello, toda su vida gira entorno a este claro y necesario propósito. Tiene más de 400.000 seguidores en Instagram, un gran altavoz donde divulga sobre relaciones, autoestima y salud emocional.