Aunque el cine, la literatura y en general, la vida parezcan siempre orbitar alrededor del amor, quienes somos por norma vapuleados, engañados e incluso envenenados por la oxitocina bien sabemos que en realidad, el amor correspondido -y saludable- es un pequeño milagro. Precisamente por eso, cuando conocemos a quien conecta con nosotros, sentimos la necesidad de hacérselo saber al mundo. Subimos a las redes fotos que revelan ese match emocional -porque en la era digital, lo que no puede ser observado a través del móvil, no existe- , presumimos de muestras de cariño ajenas a la intimidad del hogar e incluso en el caso de tener profesiones creativas, plasmamos en el trabajo nuestras emociones. Pero, ¿qué pasa cuando el amor abandona la sala? Que tenemos un feed repleto de imágenes con nuestra ex pareja destinadas a romper aún más un corazón ya de por sí despiezado y nos vemos obligados a dar explicaciones acerca de cómo se nos rompió el amor de tanto… ¿Enseñarlo?

"No puedo buscar la felicidad en otras personas. Tengo que tener la felicidad dentro de mí"

"Estar en una relación no me define. No puedo buscar la felicidad en otras personas. Tengo que tener la felicidad dentro de mí. Solía decir que era una persona feliz, pero seguía buscando algo que alguien más pudiera llenar, y simplemente pensaba: No, en realidad soy buena”, ha dicho Jennifer Lopez en una entrevista concedida a la revista ‘Interview’. Lo dice quien invirtió 20 millones de dólares en contar su historia de amor con Ben Affleck en 'This is me… now’, un indescriptible documental musical que terminó como su romance: en el olvido.

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Vittorio Zunino Celotto//Getty Images
Ben Affleck posa junto a JLo.

Por descontado, es maravilloso que ahora declare no necesitar a nadie para sentirse completa, pero cuando sí tenía a su lado al que consideraba su gran amor, mandaba un mensaje diferente. Eso mismo es lo que le ha ocurrido a Shakira. Cuando comenzó con Gerard Piqué, cantaba con orgullo estar loca por su tigre, pero cuando en la ecuación se coló una mujer ajena a su selva, sus canciones se transformaron en armas arrojadizas. El siguiente paso de la colombiana ha sido presumir de soltería. De esta forma, ambas cantantes han puesto en marcha una operación con fases similares: sobre exposición del amor, llanto ante la ruptura y orgullo de una nueva situación. Pero de no haber comenzado la primera fase, ninguna se vería ahora obligada a dar explicaciones, si bien es cierto que al hacerlo, ambas agrandan su cartera...

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Matt Winkelmeyer//Getty Images
Ben Affleck y JLo.

Al alcanzar la fama no es fácil que la vida privada no deje de serlo, pero quien intenta impermeabilizarla de alguna forma, lo agradece cuando el amor da un volantazo y se sale de la carretera. Antes del aluvión de rupturas que se ha hecho con el panorama del papel couché, la alfombra roja se había convertido en el mejor escenario amoroso de las parejas, que hicieron de cada caricia un arma publicitaria y un imán para atraer la atención de una sociedad hambrienta de historias amorosas. Las redes se llenaban de fotografías de parejas enamoradas que hicieron de Instagram una romcom infinita que ofrecía la promesa de que el amor existe.

Sin embargo, frente al 'hard launch 'se erige ahora el 'no launching', que consiste en no subir al mundo digital señal alguna de los latidos amorosos. Hoy en día, todo lo que se publica en línea implica poner en marcha un sistema de producción performativo, pues lo que se comparte ha sido diseñado para ser visto, interpretado y evaluado. Por más que podamos tomar las fotografías que deseemos, el mero hecho de publicar introduce una dinámica distinta. Cuando se decide no organizar la vida digital para nadie más que para quien más vive, se evita el peso de buscar validación externa.

"Buscar la validación externa genera una presión silenciosa que impacta las relaciones"

Cualquier forma de evaluación, ya sea mediante un comentario, un “like” o simplemente el temor de lo que otros puedan pensar, puede generar una presión silenciosa, pero constante, que impacta las relaciones. Y por eso hay figuras como Kylie Jenner, que prefiere que su vida amorosa no habite entre likes y emojis. Mientras tanto, JLo tiene que dar declaraciones con las que explicar su ruptura a sabiendas que su historia de amor está plasmada en la pequeña y gran pantalla, en decenas de alfombras rojas e incluso en anuncios de la Super Bowl.

"El corazón no olvida y la huella digital, aún menos"

Quien sienta la necesidad de presumir de amor, que se lo piense dos veces: el corazón no olvida, pero la huella digital olvida aún menos. Lo dice quien tiene exactamente 20 fotografías junto a su ex archivadas en Instagram para evitar que el pasado amoroso comparta espacio -tanto físico como mental- con el presente, quizás con la esperanza de que un día devolver esas fotografías al mundo digital -esa jaula que encierra recuerdos y sentimientos alados- no duela. O tal vez sea una prueba más del precio que incluso los anónimos pagamos por presumir de un amor que suele estar destinado a la derrota.

"Las muestras amorosas tendrían que durar lo mismo que las stories: 24 horas"

Las muestras amorosas tendrían que durar lo mismo que las stories: 24 horas. Que se lo digan a Jennifer López, que invirtió una auténtica fortuna en inmortalizar su amor con Ben Affleck en un proyecto audiovisual que no tendría que haber existido durado siquiera 24 segundos. "El amor no cuesta", cantaba ella en el homónimo single en 2001, pero por lo visto, lo que sí cuesta, y mucho, es olvidarlo.