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Julia Fox ha confesado llevar dos años y medio sin practicar sexo, y antes de que alguien se disponga a pensar “¡Pobrecita!”, hemos de aclarar que ha señalado que jamás se ha sentido mejor. El celibato está en boca de todos a raíz de una desafortunada campaña de Bumble en la que mensajes como “Sabes muy bien que un voto de celibato no es la respuesta” generaron el enfado de las redes sociales, y porque figuras como Khloé Kardashian y Lenny Kravitz han hablado abiertamente acerca de las bondades que les ha brindado no practicar sexo de forma voluntaria.
“Es algo espiritual. Me he vuelto muy firme en mis costumbres, en mi forma de vivir”, ha confesado el cantante en una reciente entrevista publicada en ‘The Guardian’. “Es curioso el revuelo que se ha organizado en torno a las declaraciones de Kravitz. Si un hombre no tiene relaciones sentimentales durante años, se le considera un hombre libre e independiente, "difícil de cazar" o "un soltero de oro". Es algo casi de lo que enorgullecerse y vanagloriarse. En cambio, si no tiene relaciones sexuales, es un bicho raro y salen cientos de titulares en las noticias comentando y analizando esto”, asegura Ana Lombardía, experta en salud y bienestar sexual de Womanizer y Arcwave.
Cecilia Bizzotto, socióloga, portavoz y creadora de contenidos para JOYclub España, pone sobre la mesa el doble estándar sexual que caracteriza a nuestra cultura. "La sociedad espera que los hombres sean sexualmente activos y dominantes, y cuando no cumplen con estas expectativas, pueden ser ridiculizados. Las mujeres, por otro lado, son a menudo castigadas si son “demasiado” activas, si quieren ejercer un rol más dominante o si simplemente, tienen un “body count” más alto”, dice.
“Todavía hoy tenemos la idea de que el hombre debe ser un empotrador y que su experiencia sexual es algo deseable, mientras que las mujeres no debemos ser vírgenes, pero tampoco expertas, y tenemos que mantenernos en una actitud de “espera” ante el encuentro sexual. Controlar la sexualidad femenina ha sido una herramienta para limitar la libertad y la autonomía de las mujeres. Con estos estereotipos tan absurdos, binarios y arraigados, la hiposexualidad (es decir, el deseo sexual bajo) en los hombres desafía las normas tradicionales de virilidad y es vista como una falta de hombría" añade.
Hace poco, Kate Hudson confesó en el podcast ‘Call her daddy’ que su psicóloga le había recomendado pasar una temporada sin quedar con hombres. Asegura que la experiencia hizo que cambiara la forma en la que “valora” a los hombres y que cuando la especialista le dio permiso para volver a tener citas, decidió estar un año más sin hacerlo. Hoy está feliz con Danny Fujikawa, con quien sale desde 2017. Ante semejante información, resulta complicado no preguntarse si dejar el sexo puede ser una liberación.
Así lo cree Esperanza Gil, sexóloga clínica y encargada de amantis Russafa. “Para muchas mujeres lo es, pues me cuentan que han tomado esta decisión porque están desencantadas con las citas y los encuentros sexuales que han tenido, y sienten que no están recibiendo el sexo que merecen. Simplemente desean encuentros donde se sientan cómodas y no presionadas, donde sus deseos y su placer también sean considerados. Aunque estas peticiones puedan parecer básicas, es preocupante que muchas mujeres se lamenten de que estos mínimos no se estén cumpliendo”, asegura.
“Sin embargo, optar por la abstinencia no significa renunciar al placer sexual. Muchas mujeres descubren en la soledad de su cama un parque de atracciones donde pueden disfrutar a su antojo sin tener que preocuparse por la satisfacción de otra persona. Además, se animan a explorar la juguetería erótica en todas sus formas, colores y funcionalidades para experimentar nuevas sensaciones. Elegir la abstinencia puede ser una opción transgresora en una sociedad que nos quiere siempre disponibles sexualmente. Para algunas, es una forma de empoderamiento personal y de tomar control sobre su propio cuerpo y decisiones, lo cual puede ser verdaderamente liberador”, señala.
Lombardía coincide completamente. “Sexualidad tenemos siempre, y puede ser con la conexión con los demás, con la conexión conmigo, con los cuidados, los afectos, las sonrisas... Si por el motivo que sea he decidido no mantener relaciones sexuales con otras personas, sí puedo disfrutar de la masturbación a solas y sentir placer de ese modo. Disfrutar del sexo conmigo misma puede ser una manera maravillosa de cuidarme, disfrutar de la excitación y los orgasmos, conocerme y pasar un rato divertido”, asegura.
Esperanza Gil explica que en consulta sexológica, a menudo se recomienda la abstinencia como una fase del proceso terapéutico con el objetivo de permitir a las personas reconectar consigo mismas y reducir el estrés asociado con la actividad sexual compartida. Durante este período, pueden centrar su atención y su energía en fortalecer su autoestima, explorar sus deseos y necesidades sin presiones externas, y evaluar qué es lo que realmente buscan en sus relaciones sexuales y emocionales. Esta recomendación busca crear un entorno de autocuidado y reflexión que facilite una vivencia de la sexualidad más consciente y placentera.
La 'Encuesta sobre relaciones sociales y afectivas en tiempos de pandemia' realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) indica que cuatro de cada diez españoles priorizan la distribución óptima de las tareas domésticas a tener una buena vida sexual, y estos datos vienen a reforzar la cantidad de encuestas que dicen que el sexo está dejando de ser un aspecto prioritario para muchos. Prueba de ello es que la tendencia del 'boysober' prima en Tik Tok. ¿Sus normas? Pasar de las dating apps, no tener citas y no tener relaciones con nadie. Miles de mujeres están subiendo vídeos a sus redes en los que explican emocionadas y con orgullo por qué han optado por este nuevo estilo de vida y qué beneficios están obteniendo de él.
Como indica la agencia que investiga las costumbres de los jóvenes, Savanta, el 90% de los miembros de la generación Z ha expresado su frustración con las aplicaciones para encontrar pareja, indicando el 21% de las jóvenes solteras que ya no emplean este tipo de apps para intentar encontrar pareja. Los mensajes subidos de tono, las fotografías sexuales no solicitadas e incluso el catfish son algunas de las trabas con las que muchas se han topado en estas plataformas, un motivo por el cual algunas han preferido pasar completamente de todo y abrazar la tendencia del boysober.
Cecilia Bizzotto asegura no creer que el auge del celibato sea una problemática individual, sino que ha de ser atendido como un problema social. “Básicamente, algunas corrientes que promueven el celibato voluntario en hombres heterosexuales viene de la mano del movimiento NoFap y de subculturas machistas que consideran que las mujeres como seres inferiores”, advierte. “Además, quienes lo ven como una forma de eludir la frustración que les genera su sexualidad, tendrían que revisar por qué tienen esa relación tan negativa con la erótica y la intimidad y probablemente, sería necesario acudir a consulta sexológica, ya que negar el problema no es ninguna solución. En estos casos, sería relevante ver por qué el sexo les provoca ansiedad, frustración, inseguridad… Y solucionar el problema”, concluye.
Como dice para terminar Ana Lombardía, lo importante es que la persona que haya escogido esta acción lo haya hecho libremente y disfrute de un proceso que a mucha gente le puede ayudar a para encontrarse consigo misma y para sanar heridas de relaciones anteriores. “Si por el motivo que sea no me apetece tener relaciones sexuales, estoy en todo mi derecho, y eso desde luego que tendrá muchísimos más beneficios que forzarme a hacer algo que no me apetece”, dice.
Marita Alonso es experta en cultura pop y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos culturales desde una mirada feminista en la que la reflexión está siempre presente. No tiene miedo de darle una pincelada de humor a las tendencias que nos rodean e intenta que el lector ría y reflexione a partes iguales. Cuando escribe sobre relaciones, su objetivo es que la toxicidad desaparezca y que las parejas sean tan saludables como las recetas que intenta cocinar... Con dramáticos resultados, claro. Los fogones no son lo suyo.
Ha publicado dos libros ("Antimanual de autodestrucción amorosa" y "Si echas de menos el principio, vuelve a empezar") y colabora en diversos medios y programas de radio y televisión luchando por ver las cosas siempre de una manera diferente. Cree que la normalidad está sobrevalorada y por eso no teme buscar reacciones de sorpresa/shock mediante sus textos y/o declaraciones.
Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, imparte master classes de cultura pop, estilo de vida y moda en diversas universidades. En Cosmopolitan, analiza tendencias, noticias y fenómenos desde un prisma empoderador.