Hannah Gadsby es una comediante de Tasmania, una pequeña isla situada al sureste de Australia que presume en su página web de "ofrecer su naturaleza virgen (considerada Patrimonio de la Humanidad), gastronomía y vinos, ciudades compactas y aire limpio" a todo el turista que se precie.

Pero en esa misma página web, no cuenta que hace 20 años, cuando Hannah era adolescente, un 70% de su región creía que la homosexualidad era un delito. ¡Un delito! ¡Y entre 1989-1997! Fueron los años en los que Gadsby se identificó como lesbiana y ella misma ya era homofóbica y, como ella misma dice, por su propio entorno "estuve macerando en vergüenza durante 10 años".

¿Pero qué monólogo de humor es este?

Empecemos por el principio. Grabado en la Ópera de Sidney, el especial 'Nanette' comienza criticando las celebraciones del Orgullo LGTBQ+, algo que le parece tremendamente exagerado a una persona discreta como ella.

Las bromas sobre lo recargado de la bandera gay son solo una excusa para llegar a hablar de la poca visualización de las lesbianas: ¿qué hacen en realidad? ¿existen de verdad? Todas ellas preguntas 'logicas' dentro de un mundo patriarcal en el que las mujeres, en general, están desaparecidas.

Enseguida vemos que no estamos ante un monólogo normal. Tanto, que Gadsby nos va a decir varias veces a lo largo de la hora que dura que tiene que abandonar la comedia, que está dispuesto a hacerlo; nos lo va a decir y a intentar explicar en varias ocasiones.

Vemos que vamos a reír, sí, pero que en cualquier momento tenemos que tener el corazón preparado porque Hannah Gadsby nos va a dar fuerte y nos va a decir verdades como puños. Gadsby nos cuenta su experiencia de salir del armario y hace chistes sobre afrontar cómo decirselo a sus familiares... o no... ("lo evité, como un hombre de verdad", dice en uno de sus chistes más ácidos).

La comediante recuerda la cantidad de veces que ha tenido que soportar las opiniones de gente de la que no había pedido comentarios, la cantidad de ocasiones en las que "insuficiente contenido lésbico" ha sido el juicio al que se ha sometido su espectáculo e incluso la dificultad de vivir en un mundo heteropatriarcal en el que todo, absolutamente todo, es hipócrita al juzgarse desde el punto de vista desde el hombre heterosexual y blanco: "Me gusta que me confundan con un hombre", afirma, " así por un momento la vida es más fácil". Risas y amargura a partes iguales.

Para hacer este artículo, yo he tenido que coger apuntes, pero es cierto que hombres y mujeres deberían hacerlo y tomar nota de algunas de sus mejores frases. Por ejemplo, cuando habla de que, sin pedirlo, muchas veces le dan 'consejos', y que ese consejo es: "¡NO SEAS TAN SENSIBLE!". Así, gritando. Pero ella nos deja una perla:

"Mi sensibilidad es mi fortaleza".

Una parte importante de su monólogo lo constituye su formación en Historia del Arte, que aunque Gadsby insista en que no le ha servido para nada veremos que es fundamental en el desarrollo de su discurso. Por ejemplo, desarrolla ampliamente la idea de que "la historia del arte nos ha enseñado que la mujer es o virgen o puta" según el patriarcado, habla de su odio hacia la misoginia de Picasso y tampoco deja títere con cabeza a esos hombres que “no son excepciones, sino la regla”, desde Harvey Weinstein hasta Roman Polanski, pasando por Woody Allen y el mismísimo Donald Trump:

¿Por qué quiere Hannah Gadsby dejar la comedia? Porque toda su carrera ha estado haciendo chistes sobre su condición sexual. “He basado mi carrera en burlarme de mí misma, y no quiero seguir haciendo eso”, dice. “No es humildad, es humillación”, añade. Aplausos, muchos aplausos.

Poco a poco, hacia el final del monólogo, van a llegar los mejores momentos del mismo. No los vamos a contar porque HAY QUE VERLO. Como ella misma dice, la cura de todo, la solución a todo lo que pasa, está en las historias. Es posible que no abandone la comedia, pero con este discurso lo que está claro es que lo ha cambiado de arriba abajo, para siempre. Que Hannah Gadsby ha hecho historia. Que lo ha deconstruido para hacernos reír y llorar; para dejarnos desnudos, para reflexionar y para hacernos pensar.

"No hay nada más fuerte que una mujer rota que se ha rehecho a sí misma".

Gracias, Hannah.

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Begoña Alonso es experta en ocio, cultura y estilo de vida, coordinando la sección de Living en Elle.es desde hace más de seis años. Llevar la sección de Living supone que lo mismo escribe un reportaje sobre las mejores series de terror de Netflix, que un artículo de viajes y lunas de miel, un perfil de una activista feminista o un listado de los mejores libros de la historia que tienes que leer. 

Siempre suele decir que la vida no le da para todo: libros, agenda, música, ocio, cine, series, plataformas de streaming (Netflix, Amazon, HBO, Disney+, Filmin, Movistar+, Apple TV+…), maternidad, televisión, feminismo, viajes, cultura, ‘lifestyle’, motor, tecnología… Pero es capaz de llegar a todas partes para ofrecer siempre los contenidos más actuales e interesantes. 

Begoña Alonso se licenció en 1999 en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, pero cuenta casi con 30 años de experiencia en la profesión. Se estrenó en medios locales como Huelva Información o Las Provincias, pasó por radios vecinales haciendo programas de cine y luego aterrizó en el mundo del papel, en medios como La Razón, Maxim o Reporter. 

Tras 9 años dedicada al ‘branded content’, Begoña lleva una década en ELLE, el mismo tiempo que ha transcurrido desde que consiguiera el Premio 20 Blogs por ‘The Best of the 80s’, un blog de música de los 80, una de sus pasiones. También adora las películas de boda y se pasa más tiempo planificando viajes que llevándolos a cabo, pero eso es otra historia.