Cumplo 15 años más de los que Leonardo DiCaprio considera adecuados para meterse en la cama con una mujer. Sí: cumplo 40. No hace tanto, no era extraño escuchar a una familiar llorar al teléfono al alcanzar las cuatro décadas, como si esa edad abriera las puertas del fin del mundo. Porque si la sociedad ha hecho algo bien ha sido hacernos creer que la juventud dura menos que una paga extra y que perdemos valor por cada línea de expresión que nos sale. Así que mejor calladitas y con un rostro que demuestre que por ahí jamás ha pasado una sonrisa, ¿no? Pues no, 'darling'. N-O.

"Estancamiento, desequilibro y depresión' podría ser el título de mis memorias"

La periodista Gail Sheehy tenía 40 años cuando escribió en Passages (1976) lo siguiente: “Es previsible una sensación de estancamiento, desequilibrio y depresión a medida que nos adentramos en la mediana edad”. Lamentablemente yo, experta en no cumplir con ningún 'check', esta vez bordo los tres, porque "estancamiento, desequilibro y depresión" podría ser el título de mis memorias. Miro a mi alrededor y me encuentro con amigas que son madres, esposas y tienen su propio piso bien pagadito, pero también con otras que han dejado su trabajo para dar un giro a su vida laboral. Hay solteras que preferirían tener que comer un 'hotpot' a 55 grados en pleno desierto a tener una cita y quienes se lamentan cada día por no encontrar el amor. Y todas tienen esa edad supuestamente maldita a la que como vemos, no se llega necesariamente con el 'checklist' normativo completado.

"Llegar a los 40 años sin mi primera hernia me parece todo un logro"

Vivo en un piso cuyo precio se acerca cada año más a los mil euros pese a que su tamaño es el del cajón de arena de un lindo gatito. Un piso que por cierto, me tuvo que avalar mi ex pareja porque el propietario consideró que una mujer soltera y autónoma no ofrecía garantía alguna. Si fuera a alquilar piso ahora, tres años después, me dirían que estoy más cerca de una autopsia que de poder dar la entrada de un piso. "Estancamiento, desequilibro y depresión", susurraría entonces a mi casero. Diría con orgullo que soy mi propia jefa pero en realidad, tengo mil (maravillosas todas, he de aclarar) y soy consciente de que “ascenso laboral” es un término tan imposible en mi vocabulario como “nómina” o “derechos laborales”. También que el nivel de ansiedad en el que vivo inmersa por la inestabilidad en la que te sume el freelancismo es insostenible a largo plazo. Llegar a los 40 años sin mi primera hernia me parece todo un logro, pero no voy a olvidar que incluso pillé el COVID la última del grupo de amigos, por lo que siempre llego a todo tarde. Pero si consigo algo en esta vida estoy bastante segura de que será esa hernia.

Yo, que no soy creyente, he estado cerca de entrar dos veces en misa estos últimos meses, pero en la entrada de la iglesia de mi barrio -que no es precisamente el de Salamanca-, un señor tenía en la mano una cucharilla con la que dudo que fuera a tomarse un Danonino. Pensé que era la forma de Dios de hacerme ver que no quiere que forme parte de su séquito de fans. Y lo que diga esa señora lo respeto, pero que conste en acta que yo he intentado encontrar un nuevo camino. Espero dar con él a lo largo de este año, con o sin misas de por medio y quizás, con algún Danonino. Ah, no: que soy diabética... "Estancamiento, desequilibro, depresión y diabetes".

carrie bradshaw.pinterest
HBO Max
Carrie Bradshaw.

Me han dicho mil veces que soy “la Carrie Bradshaw española” pero para serlo, tendría que saber andar en tacones, tener ese pelazo que cuesta un Birkin mantener, haberme casado y que mi marido hubiera muerto en una bicicleta estática Peloton. En mi caso, de haberme casado, mi pareja habría muerto en un Bicing embestida por un monopatín eléctrico. Precisamente en And just like that Carrie comenta que su editora piensa que su novela es "una comedia trágica" porque la mujer que la protagoniza termina sola". Auch. ¡Resulta que mi vida es una comedia tragiquísima! En ese mismo capítulo, cuando una de sus amigas le pregunta si no le da miedo que le pase algo viviendo sola, responde: "Me da más miedo lo que me ha pasado". A ver si voy a ser la Carrie española... La de la película de terror, por descontado.

La periodista y Ann Friedman cuenta en The Cut el viaje que una mujer organizó con sus amigas para celebrar sus 40 años. Alquilaron un Airbnb cerca de Silver Lake (Los Ángeles), hicieron 'hiking', fueron a museos y cómo no, a ese museo de la cultura pop que es el supermercado de los famosos, Erewhon, donde se hicieron con “el batido de las narices”. Se refiere, supongo, al de Hailey Bieber, que cuesta 20 dólares y que no va a hacer a absolutamente nadie tener ni su piel, ni su belleza, ni su juventud, ni su fortuna. Pero sí 20 dólares menos en el bolsillo. Eso SÍ.

"Has pasado por tantos 'baby showers' y bodas, que estás lista para celebrarte a ti misma"

“Para quienes se han saltado casi todas las fechas clásicas de la adultez, el deseo de celebrar los 40 es aún más fuerte. A esa edad, ya has pasado por tantos 'baby showers' y bodas, que estás lista para celebrarte a ti misma y ser celebrada”, escribe mi querida Friedman. “El viaje de 40 años se ha convertido silenciosamente en un ritual de la mediana edad: irte de viaje para celebrar lo lejos que has llegado”, dice la periodista.

"Si puedo presumir de no haber logrado ninguna meta es porque jamás tuve objetivos"

Si puedo presumir de no haber logrado ninguna meta es porque jamás tuve objetivos. Supongo que por eso no lloro "demasiado" por no haberme casado jamás y por ser consciente de que es posible que jamás lo haga. Tampoco lloro por mi jubilación porque tengo la salud de Enrique VIII y a veces cobro facturas que podrían pasar por un Bizum de un amigo ante las paupérrimas cantidades que reflejan tales documentos, así que un "problema de mañana" convertido en un "problema del jamás". Pero lo que tengo son amigas y amigos increíbles. Es tan poco probable que encuentre pareja como que la busque y he aprendido a disfrutar de la soledad buscada tanto, que la compañía de mi perrita, Kim, me parece suficiente si mis amigos están cerca.

"No he necesitado llegar a los 40 para que me hayan dejado por una mujer muchísimo más joven"

En la treintena conocí el Amor Disney (el de antes era un Amor de Marca Blanca) y no he necesitado llegar a los 40 para que me hayan dejado por una mujer muchísimo más joven, así que ese trauma se queda en la década previa. En la que viene llegarán otros, pero al menos, ese NO. Acabo de entregar un ensayo que será mi tercer libro (el tercero y medio, pero esa es ya otra historia) y cuando tenga 40 años y un día, iré de vacaciones con amigos a los que considero hermanos. Es decir: vivo en un cuchitril, no tengo trabajo fijo, tengo una dismorfia de manual y una depresión que lleva más tiempo conmigo que las mechas, pero como diría la gran Esteban: “Jódete que estoy viva!”. O eso creo...

“Tampoco era tan insólito pillarle el ritmo a la vida con más de treinta tacos”

Al final del artículo de The Cut, la mujer que organizó un viaje para celebrar sus 40 años confiesa que incluso ya tiene ganas de cumplir los 50. “El otro día, vio a una mujer mayor que llevaba un sombrero de vaquero de color naranja brillante y pensó: 'quiero ser ella cuando crezca”. En la película Barbie, Margot Robbie mira las arrugas de una anciana y piensa que son preciosas. En ese instante, sueña con ser ella cuando crezca. Yo estaría al lado de Margot queriendo ser ella, pero me voy a esforzar por desear ser yo misma y por no olvidarme de una frase que escribe Miranda July en A cuatro patas: “Tampoco era tan insólito pillarle el ritmo a la vida con más de treinta tacos”. Este año, se lo voy a pillar. No todo van a ser hernias. "Estancamiento, desequilibro, depresión, diabetes y hernia".

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Marita Alonso es experta en cultura pop y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos culturales desde una mirada feminista en la que la reflexión está siempre presente. No tiene miedo de darle una pincelada de humor a las tendencias que nos rodean e intenta que el lector ría y reflexione a partes iguales. Cuando escribe sobre relaciones, su objetivo es que la toxicidad desaparezca y que las parejas sean tan saludables como las recetas que intenta cocinar... Con dramáticos resultados, claro. Los fogones no son lo suyo.

Ha publicado dos libros ("Antimanual de autodestrucción amorosa" y "Si echas de menos el principio, vuelve a empezar") y colabora en diversos medios y programas de radio y televisión luchando por ver las cosas siempre de una manera diferente. Cree que la normalidad está sobrevalorada y por eso no teme buscar reacciones de sorpresa/shock mediante sus textos y/o declaraciones.

Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, imparte master classes de cultura pop, estilo de vida y moda en diversas universidades. En Cosmopolitan, analiza tendencias, noticias y fenómenos desde un prisma empoderador.