"Madrid, muchas gracias por su amor y por su apoyo". Si hay algo que marcó el segundo concierto en Madrid de Dua Lipa fueron sus constantes muestras de cariño y agradecimiento al público español. Que la artista albanobritánica adora la capital no es nada nuevo, pero ayer, en el Madrid Arena, lo demostró sin parar. Igual que demostró que es una diva, una de esas estrellas que en el escenario se crecen y saben muy bien lo que hay y quieren hacer.

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A las 21:00 en punto arrancaba el segundo y último de sus conciertos en España, uno de los primeros de su Radical Optimism Tour, con el que viajará por toda Europa, Estados Unidos y Latinoamérica hasta finales de año. Lo hacía con una proyección de olas y el sonido del mar, un minuto escaso y Dua apareció en lo alto del escenario montada en un elevador al ritmo de Training season, luciendo un body corsé en azul pastel de satén, con tirantes de seda y detalles de pedrería, y unas botas por debajo de la rodilla de glitter plateado, un make up natural, sólo con ligero toque brillante en la sombra de ojos, y su larga melena suelta con una onda abierta. Y lo hizo rodeada de su super team, sus músicos, fieles garantes del espectáculo y seis de sus doce bailarines. Precisamente fueron ellos los encargados de poner el toque glam con unas alas de plumas blancas, que acompañaron y rodearon a Dua, como si fuese un ángel ante una proyección de nubes blancas en las pantallas, para interpretar End of an era y Break my heart. Y, sí, Dua estaba haciendo levitar al público para devolverlo al suelo al mejor ritmo, el de uno de sus hits: One Kiss. "Madrid, ¿cómo te sientes?", gritó. Y el confeti multicolor inundó el espacio y puso fin al primero de los cinco actos que conformaron el show, que duró un poco menos de dos horas.

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Aldara Zarraoa / Getty Images
Dua Lipa ayer, durante su segundo concierto en Madrid.

Una silla blanca en la parte baja del escenario, una plataforma en forma de infinito perfecta para dar rienda suelta a las coreografías y la puesta en escena que tanto le gusta a la artista londinense, daba el pistoletazo de salida al segundo acto y, por supuesto, a un segundo look: un mono rojo de encaje con aplicaciones de pedrería y lencería al mismo tono a la vista, un sujetador balconette de volantes y una braguita alta, unas botas rojas hasta la rodilla, un cinturón fino de piel con hebilla dorada y unos pendientes lágrima XL brillantes. Empezó con Whatcha Doing y siguió con un: "Madrid, are you ready to go to the moon tonight?". Porque sí, era el momento de Levitating, a la que acompañaron dos disparos de fuego en cada una de las esquinas del escenario. Se hizo la oscuridad y el silencio, y esa la única pega que se le pudo poner al concierto, las transiciones entre algunas canciones no muy bien gestionadas. Pero, en cuanto eso pasaba por tu cabeza y aparecía el primer ápice de bajón, una luz enfocaba a la primera fila del público y Dua volvía a aparecer ahí, dando la mano y preguntando cosas a sus fans -una de ellas le confesó que había venido desde Armenia sólo para ver su show-, haciéndose fotos, firmando autógrafos y abrazando a los que le gritaban "I love you". Tras unos minutos de baño de masas y derroche de afecto, y recogiendo una bufanda de pelo XL que le entregó una de sus seguidores, regresó a la plataforma que remataba la pasarela del escenario y, rodeada de sus músicos distribuidos en círculo, interpretó These Walls, justo antes de uno de los momentos más especiales de la noche. Desde que arrancó este tour, Dua canta siempre una canción del país en el que está tocando. El domingo, en el Madrid Arena, fue el turno de Héroe de Enrique Iglesias en un perfecto español, ayer, Me gustas tú de Manu Chao. ¿Por qué ? La artista lo explicó antes de comenzar a cantar. "La próxima parte del show es mi favorita. Esta es una canción muy especial. Cuando era pequeña y vivía en Pristina (Kosovo), no venían muchos artistas a tocar, pero vino uno que es español y, desde ese momento, es de mis favoritas", dijo.

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Una bailarina y una proyección de un atardecer dan paso a Maria, que puso punto y final al segundo acto. Y otro parón complicado de digerir que termina con Dua en voz en off, indicando los pasos de la coreografía para que el público entre en calor: es el turno de otro número 1: Physical. La cantante irrumpe en el escenario con un minivestido plateado de tirantes finos con bajo asimétrico de The Attico, la firma de lujo italiana creada por Gilda Ambrosio y Giorgia Tordini. El arranque de este tercer acto ha dejado claro cuál es el mood: baile, baile y baile. Electricity, Hallucinate e Illusion completan el setlist con un derroche de luces led, efecto disco en las pantallas, muchos desenfoques y explosiones de confeti blanco.

Con la romántica Falling forever abre el cuarto acto, para el que Dua luce un vestido largo de encaje blanco con unas medias y liguero a juego y salones de tacón para cerrar el total look. Recorre el escenario sola, canta Happy for you y sigue demostrando sus dotes vocales y confirmando que tiene bien merecido ser una de las reinas actuales del pop.
Un solo de batería ameniza el cambio de escenario, desatando los aplausos del entregado público. Era el preámbulo de otro derroche de espectáculo: una violinista en lo alto del escenario y ella en la plataforma rodeada de fuego para Love again. Y había más: desciende un elevador, le ponen un abrigo blanco XL de faix fur y asciende sobre el público para dirigir sus cánticos, bailar riéndose del vértigo y enamorar una vez más con declaraciones como "Madrid, gracias por tu amor y apoyo". Pide las luces de los móviles y arranca Anything for love, que termina a capela desatando los aplausos y el "Y guapa, y guapa, y guapa, guapa, guapa. Y reina, y reina, y reina, reina, reina" de los asistentes. Unas muestras de afecto que devolvió con Be the one, que aprovechó para acercarse de nuevo a ellos, grabando con sus móviles el estribillo varias veces y diciéndoles una vez más "Madrid, te quiero mucho".

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Aldara Zarraoa / Getty Images
Dua Lipa saludando a sus fans mientras canta "Be the one" ayer, en Madrid.

Parecía el final, y podría ser, pero no. Uno, porque una diva siempre cierra por todo lo alto, no dejando las cosas a medias, y dos, porque faltaban varios hitazos por sonar. Y eso fue el quinto acto, una secuencia de temazo tras temazo. La intérprete londinense, con tres Grammy y más de 25 millones de discos vendidos, regresó al escenario con un body negro cubierto de cadena doradas y un choque con flor XL de pedrería de Chanel, guantes de piel negros hasta el codo y botas negras de Christian Louboutin. New Rules, Dance the night, Don't star now y Houdini pusieron el broche de oro a un concierto en el que Dua Lipa conquistó los corazones de todo el público. Y, sí, por supuesto, también el nuestro.

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