Dormir bien ya no es solo una recomendación médica: se ha convertido en una estrategia empresarial. Aunque suene exagerado, una noche mal dormida puede costarle millones a tu empresa. Sí, millones. ¿Por qué? Porque el descanso es tan importante para el rendimiento como una buena conexión a internet o un liderazgo efectivo. Sin embargo, pocas organizaciones están tomando cartas en el asunto. Según el Foro Económico Mundial, la falta de sueño podría estar costándole a algunos países hasta un 3% de su PIB. Y no es difícil imaginar por qué: colaboradores cansados son colaboradores distraídos, irritables, menos creativos y más propensos a equivocarse. Desde decisiones cuestionables hasta errores que podrían haberse evitado con una cabeza más despejada, el impacto se traduce directamente en costos, pérdida de competitividad y un ambiente laboral menos saludable.

Nancy González, psicóloga del Hub de Affor Health en México, organización especializada en salud psicosocial en el entorno laboral, lo resume de forma clara: “El sueño no es un lujo, sino un pilar fundamental de la salud mental. Las empresas que priorizan la higiene del sueño en sus estrategias no solo mejoran la calidad de vida de sus colaboradores, sino que también optimizan su rendimiento y reducen costos asociados a la fatiga”. Entonces, ¿por qué seguimos quitándole importancia?

Dormir bien no es un privilegio, es una política laboral inteligente

Cuando hablamos de productividad, casi siempre se piensa en metas, herramientas digitales, procesos optimizados... pero pocas veces en el descanso. A pesar de que el 58% de los trabajadores reconoce que dormir poco afecta su productividad según la National Sleep Foundation, muchas empresas todavía operan bajo la falsa creencia de que el esfuerzo constante y la disponibilidad 24/7 son sinónimos de compromiso. Spoiler: no lo son. Lo que son, en realidad, es una receta perfecta para el burnout. Y cuando aparece, todo se viene abajo: concentración, decisiones, ánimo, y sí, también el sueño. Es un círculo vicioso que no se rompe con cafés ni power naps improvisadas. Por eso, Affor Health propone una serie de acciones que las organizaciones pueden adoptar para fomentar una mejor higiene del sueño. Spoiler 2: no tienen que ser complicadas ni costosas, solo requieren voluntad y coherencia.

Evaluaciones psicosociales

Identificar los factores de riesgo dentro del entorno laboral es el primer paso. Herramientas como encuestas de clima organizacional o evaluaciones psicosociales permiten detectar qué está afectando el descanso: carga de trabajo excesiva, horarios poco flexibles, presión constante, etc.

Capacitación en salud mental

No se trata solo de dormir más, sino de entender por qué el descanso es vital. Talleres sobre regulación emocional y salud mental pueden marcar una gran diferencia en la forma en que las personas gestionan su estrés y sus rutinas.

Prevención del burnout

Detectar señales tempranas de fatiga crónica o cambios de humor no solo es útil, también es necesario. Programas de apoyo psicológico y acceso a especialistas son herramientas clave para mantener un equipo saludable y, en consecuencia, más descansado.

Desconexión digital

Basta de correos a las 11 de la noche o chats laborales en fines de semana. Implementar políticas de desconexión fuera del horario laboral ayuda a reducir la hiperactivación mental, uno de los grandes enemigos del sueño reparador.

“Reconocer la importancia del descanso y adoptar medidas para promover hábitos de sueño saludables no solo beneficia a las personas, sino que también fortalece la competitividad de la empresa”, cierra González. Y tiene toda la razón: cuidar el sueño de tus colaboradores es cuidar tu negocio.