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Cuando hace dos años el director Stephen Graham llamó al guionista Jack Thorne para preguntarle si le interesaba escribir una serie sobre “crímenes con arma blanca”, le comentó que quería hablar sobre la violencia de los jóvenes hacia las mujeres con dos condiciones: hacerlo mediante un plano secuencia y sin culpar a los padres.
Así nació Adolescencia, la serie de Netflix que se ha convertido en todo un fenómeno que analiza la rabia masculina y cómo la habitación de un adolescente, cuando hay internet de por medio, puede convertirse en el lugar más conflictivo y peligroso del mundo a causa del creciente poder de los incels y de la machosfera.
Laura Bates, fundadora del Proyecto Sexismo Cotidiano, se adentró en la clandestinidad del universo virtual para sacar a la luz vastas redes y comunidades misóginas. Sus hallazgos quedan reflejados en Los hombres que odian a las mujeres: Incels, artistas de la seducción y otras subculturas misóginas online (Capitán Swing, 2023).
La periodista asegura que al margen de alguna noticia suelta o de conversaciones en pequeños círculos en el marco del activismo feminista, la mayoría de las personas desconocen la cada vez más extensa red de grupos, sistemas de creencias, estilos de vida y sectas que dan forma a la manosphere o “machoesfera”.
La machosfera, mucho más peligrosa de lo que se considera
“La machoesfera se ve como una ridiculez y, por lo tanto, como inofensiva. Pero no es inofensiva: es un espectro interconectado de grupos distintos pero relacionados, cada uno de los cuales tiene un rígido sistema de creencias, un léxico y una forma de adoctrinamiento propios”, advierte. Señala que nos estamos engañando al pensar que no son grandes propagandistas y que no están ya propagando su mensaje como un reguero de pólvora.
“La difusión de ese mensaje se beneficia de nuestro silencio prudente, de nuestra decisión de hacer la vista gorda. Así que no creo que haya que ignorarlos (...) Ahora mismo, esos grupos han clavado profundamente sus garras en los adolescentes de todo el país y los padres no pueden luchar por sus hijos si ni siquiera saben de la existencia del problema. Porque permitir que la machoesfera siga envuelta en las sombras le confiere una forma de legitimidad distinta: la del marginado aguerrido y debilucho. Permite que esos grupos se arroguen el manto de la queja justificada al erigirse en víctimas marginadas, cuando la exposición a la intensa luz del día demuestra que sus cabecillas son lo opuesto a lo que predican”, dice la autora.
Por su parte Thorne aclara en The Guardian que el adolescente que protagoniza la serie de Netflix en realidad no es un simple producto de la "manosfera". “Es producto de padres que no vieron, una escuela a la que no le importó y una mente que no lo detuvo. Si pusieras a 3.000 niños en la misma situación, no harían lo que él hizo. Sin embargo, si pasas tiempo en foros de 4chan o Reddit, o en la mayoría de las redes sociales, terminarás, rápidamente, en un lugar oscuro. Los padres pueden intentar regular esto, las escuelas pueden bloquear el acceso a los teléfonos móviles, pero es necesario hacer más”, asegura.
El paradójico origen de los incels y su léxico
Fue a mediados de la década de 1990 cuando una solitaria canadiense de 25 años conocida como Alana lanzó la web Alana’s Involuntary Celibacy Project (El proyecto de celibato involuntario de Alana). Su proyecto creció hasta convertirse en una pequeña comunidad virtual en la que hombres y mujeres compartían sus inseguridades, sus miedos y su infelicidad. Cuando la canadiense tuvo mayor suerte con los hombres, se alejó de la comunidad que había creado.
Ese proyecto que ella llamaba 'invcels' (acrónimo de involuntary celibate o «célibes involuntarios») y que nació siendo una suerte de grupo de apoyo es ahora “un mundo de pesadilla habitado por hombres que odian a las mujeres”, como dice Bates. “Me siento como el científico que descubrió la fisión nuclear y luego vio que la usaban como arma de guerra”, dijo después la propia Alana a The Guardian.
Como advierte Bates en su libro, existe un movimiento masculino real fundado a finales de la década de 1960 para complementar el floreciente movimiento de liberación femenina y que aún permanece en activo. “Se trata de un movimiento que abarca comunidades que están luchando de verdad contra los numerosos problemas legítimos que afectan a la vida de los hombres, así como hombres que luchan por su cuenta por acabar con lacras como la violencia en las relaciones de pareja. Es un movimiento que pretende cuestionar y desmantelar la masculinidad tóxica al comprender que resulta tan dañina para los hombres como para las mujeres. Pero ese movimiento se ve amenazado y eclipsado por otros movimientos masculinos caracterizados por el odio”, asegura.
'Adolescencia': cuando el entorno escolar es un caos
En los episodios 2 y 3 de la serie ‘Adolescencia’, la trama se centra en desentrañar el porqué de las acciones de Jamie, y el espectador descubre que su falta de autoestima, la percepción de acoso escolar y el acceso a propaganda incel en línea son algunos de los motivos del crimen. También descubrimos que la adolescente asesinada, Katie, acusa públicamente a Jamie de ser incel en Instagram, y para hacerlo, hace uso de los emojis.
Es así cómo también descubrimos que los adolescentes hacen un uso de los emojis que puede parecer inofensivo para el ojo no entrenado, pero que revela datos inquietantes. El emoji del número 100 se refiere a la "regla del 80/20" que responde a la creencia de que el 80% de las mujeres se siente atraída tan solo por el 20% de los hombres, por lo que el resto no tiene posibilidades.
La píldora roja alude a la toma de conciencia desde el prisma de la misoginia de las dinámicas de género. El principio fundacional de tomarla se halla en la raíz de casi todos los principales grupos de la machoesfera. Mientras tanto, el emoji de la judía distingue a los incels en los foros. La comunidad incel tiene además una jerga propia en la que no faltan conceptos como ‘roastie’, que hace referencia a las mujeres que han mantenido “demasiadas” relaciones sexuales, y ‘foid’ que es la abreviatura de 'female humanoid' (hembra humanoide). Los incels emplean este concepto porque creen que emplear la palabra "mujer" les otorga una humanidad excesiva.
En su escrito, Bates quiere que la sociedad se dé cuenta de lo importante que es proteger a los jóvenes que se encuentran perdidos, que se cuelan por las grietas de los estereotipos sociales y caen directamente en los brazos de las comunidades que están listas para captarlos, ansiosas por lavarles el cerebro mediante el miedo a las amenazas a su hombría, su carrera y su país. “Aunque fingen que la amenaza para esos jóvenes son las mujeres, los inmigrantes o los hombres racializados, la auténtica amenaza procede de las mismas formas rígidas de «hombría» que sus supuestos salvadores intentan preservar y fomentar desesperadamente. Sin embargo, preferimos hacer oídos sordos a ese movimiento de odio misógino que prepara y radicaliza activamente a nuestros jóvenes antes que vernos en la obligación de enfrentarnos a él”, lamenta.
La serie de Netflix ‘Machos alfa’ habla también en su última temporada de la manosfera y de los incels de la mano del personaje al que da vida Paloma Bloyd, que interpreta a una periodista que, como Bates, finge ser un hombre para adentrarse en los foros de los incels. Por su parte Gala Hernández López dirige La mecánica de los fluidos, un video-ensayo en el que la cineasta habla de las comunidades de incels.
“Las aplicaciones de citas, con sus algoritmos, pueden ser una fábrica de incels. Si tú eres un hombre que recibe rechazo continuamente resulta una experiencia nueva, porque antes ibas a un bar y te podían rechazar una o dos veces si intentabas ligar, pero nunca te rechazaban 200 personas seguidas. Y esto puede generar una frustración que luego se transforma en odio. Hay que entender que es una minoría y que la gran mayoría no son psicópatas asesinos, sino que es gente como tu primo o tu hermano. Cualquiera puede ser un incel y de hecho, muchísimos amigos han venido cuando han visto la película para decir: ‘Yo podría haber sido ese chico”, decía en El intermedio.
"Habrá quien piense que tal vez haya uno o dos hombres en la red con opiniones exaltadas e ideas preocupantes sobre las mujeres. Habrá quien piense que así funciona Internet: no son más que adolescentes tristes en el sótano de la casa de sus padres, matando el tiempo sin más ropa que unos calzoncillos mugrientos y con un paquete de Doritos bajo el brazo. No entrañan una amenaza real. Inspiran más compasión que miedo”, dice Laura Bates antes de hacer una interesante pregunta: ¿Y si nuestra insensibilización a la omnipresente micromisoginia nos está impidiendo reconocer una crisis en toda regla?”.
Y por eso es esencial hablar de la presencia de estas comunidades alimentadas por el odio y la misoginia, así como que padres y profesores sean conscientes de sus peligros. Lo que sin duda es también importante es que series como Adolescencia nos hagan ver algo que intentamos ignorar: que hasta el cuarto de un adolescente puede ser una bomba de relojería si este cae en las redes del odio que alimenta a la machosfera.
Marita Alonso es experta en cultura pop y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos culturales desde una mirada feminista en la que la reflexión está siempre presente. No tiene miedo de darle una pincelada de humor a las tendencias que nos rodean e intenta que el lector ría y reflexione a partes iguales. Cuando escribe sobre relaciones, su objetivo es que la toxicidad desaparezca y que las parejas sean tan saludables como las recetas que intenta cocinar... Con dramáticos resultados, claro. Los fogones no son lo suyo.
Ha publicado dos libros ("Antimanual de autodestrucción amorosa" y "Si echas de menos el principio, vuelve a empezar") y colabora en diversos medios y programas de radio y televisión luchando por ver las cosas siempre de una manera diferente. Cree que la normalidad está sobrevalorada y por eso no teme buscar reacciones de sorpresa/shock mediante sus textos y/o declaraciones.
Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, imparte master classes de cultura pop, estilo de vida y moda en diversas universidades. En Cosmopolitan, analiza tendencias, noticias y fenómenos desde un prisma empoderador.