"A mí no me hagáis Photoshop ¿eh?" Con esta declaración de intenciones llegó Sílvia Abril (Mataró, 10 de abril de 1971) al plató de ELLE dispuesta a pasar (y a hacernos pasar) un buen rato. Queda claro; ni retoque de fotos, ni ocultar su talla. Nuestra nueva protagonista de ELLAS Hablan lleva con orgullo (como no podía ser de otra forma) una 40 y reivindica la necesidad de decirlo y de mostrar que hay cuerpos más allá de la 36: "Las mujeres sufrimos una presión estética muy bestia. Lo que más preocupa es la presión de nuestros hijos y nuestras hijas por las redes sociales. Los filtros no son verdad, hay que enseñar la imperfección y cuerpos de todo tipo, caras de todo tipo y normalizarlo, porque si no, las nuevas generaciones van a querer algo que es imposible y van a sufrir enfermedades mentales".
Un tema que le toca de cerca con su hija Joana de 13 años de quien asegura "no tiene ningún complejo y tiene un cuerpo normal (no es una niña especialmente flaca) pero la podrían machacar porque no respeta el canon de las redes de niñas súperflacas".
Sobre la maternidad, la actriz tiene claras las luces y las sombras de ser madre. Lo entiende como ejercicio de humildad y reconoce haber recurrido a la terapia "para tener recursos para lidiar con una hija que viene fuerte de carácter". "Es un aprendizaje continuo, a mí me lleva al límite y me desborda la maternidad. Me ha costado mucho volver a ser (sin culparme) la mujer que era antes de ser madre y recuperar tu vida social".
Silvia tiene muy claras sus prioridades. Insiste en que lo importante de la vida está en el aquí y ahora, algo que puede sonar manido pero que escuchado de su boca sabes que realmente lo cree y lo practica. "Esto no va de si un día te levantas con mala cara o si has engordado 5 kilos, esto va de llamar a tu madre y decirle 'te quiero', de disfrutar de tu sobrina recién nacida o de saberte afortunada junto a tu pareja de hace años".
Se sabe afortunada y reconoce no haber sufrido el síndrome del teléfono que no suena. Cree en el trabajo, en sembrar para recoger, en la proactividad, en salir a buscar tus propios proyectos: "A mí no se me han caído por los anillos por hacer otras cosas. Esto no viene regalado, hay que currárselo mucho. Invéntate tus proyectos, monta una función de teatro, escribe una ficción..." Algo que ella lleva haciendo desde que comenzó en el grupo de teatro Comedians.
Se mueve en la comedia como pez en el agua, algo para que lo que sabe que tiene un don y le gusta hacer, sin complejos. Es consciente de que la comedia está denostada y de que el drama tiene mejor prensa y más capacidad de generar premios pero afirma no sentir la necesidad de ser validada a través de ellos.
Es imposible no preguntarla por la polémica de Karla Sofía Gascón que tras no acudir a los Goya, en el momento de la entrevista no había confirmado su asistencia a la gala Oscar. No cree en la política de la cancelación y menos en el linchamiento que, según ella, se ha producido con la actriz. "Las redes se nos van de las manos. De ahí también el miedo a denunciar ciertas cosas y a posicionarte, a levantar banderas de las que realmente puedes ondear".
Aunque también reconoce que "hay nombres que no interesa que salgan porque hay mucho miedo" y nos habla de la necesidad de que cualquier abuso debe salir a la luz si queremos convivir en una sociedad con más higiene.
Sílvia tiene clara la importancia de acudir al psicólogo de manera asidua para lidiar diferentes aspectos de la vida. En concreto ella tuvo que acudir cuando tenía 22 años y estaba en el Instituto de Teatro debido a un comentario sobre su aspecto físico de su profesora de interpretación que le provocó un trastorno de la alimentación. "Yo tenía un cuerpo no normativo y era comedora compulsiva con 22 años. Si te están pasando cosas que ves que no son normales tienes que pedir ayuda".
Sobre el papel de la mujer en la industria del cine, Silvia tiene claro que queda mucho por hacer, "estamos ganando terreno pero nos tienen que dejar mucho más espacio". "Por fin hay más mujeres directoras, guionistas e historias para gente de nuestra edad. Hay historias interesantes que contar , somos las propias mujeres las que tenemos que activarlas".
Y así, Sílvia Abril, la hija de un florista, nos dejó un poquito más felices de lo que habíamos llegado y entendimos perfectamente por qué dice eso de que siembra y recoger flores. Sin duda nos quedamos con su mantra de vida: "Reír es la única salida"
