Uno de los acontecimientos más esperados que vaticino para el 2025 será el incremento exponencial de chulos de playa cuarentones con trajes de baño de talla media desfilando por las orillas del litoral español, con la cabeza bien alta, el pecho hinchado y una mirada que rebosa seguridad en un mismo, y que busca en todo momento las miradas de aprobación de la población femenina. Son personas que llevaban ya un tiempo sintiéndose completamente invisibles, que en 2024 escondían sus panzas incipientes con camisas holgadas, que sólo se quedaban con el torso al descubierto cuando había que meterse en el agua y que preferían esconderse a la sombra de un chiringuito que exponerse a la luz.

Estos futuros chulos de playa son aquellos que han empezado en estas fechas un tratamiento con uno de los nuevos tratamientos para la obesidad, Ozempic, Wegovy o la última de las panaceas: Mounjaro. Adelgazar nunca ha sido tan fácil, no hace falta voluntad ni sacrificio, sólo rascarse el bolsillo. Después basta un pinchazo que además resulta indoloro, y uno empieza a perder la gula y la grasa a un ritmo constante. Esto por supuesto va a engendrar un agravio comparativo con aquellos que mantienen su tipo gracias a la contención, la moderación y la disciplina. Es como si uno se pudiera inyectar una sustancia para aprobar unas oposiciones mientras que otros las aprueban hincando codos durante años. Pero lo cierto es que el mundo se había convertido en un lugar donde los gordos eran señalados, porque la gordura en el siglo XXI es un estigma de los pobres, que comen ultraprocesados, Whoppers y patatas de bolsa, y cuando la pobreza no explica el sobrepeso, el estigma es peor aún: se trata de una persona sin contención, que se desprecia a sí misma y que está más cerca en sus hábitos de los cerdos que de los ideales apolíneos que los humanos han enunciado para hacerse mejores a sí mismos.

Habrá quien albergue el oscuro e inconfesable deseo de marcar a los delgados de Ozempic con una etiqueta, igual que se hace con las descoloridas gambas de piscifactoría de Burgos, y las gambas rojas de Denia, para que quien se los vaya a comer no se lleve a engaño con lo que compra, pero lo cierto es que la

oferta de tabletas va a crecer mucho este verano.

Headshot of Jacobo Bergareche

Dejó sus estudios de Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, y se licenció en Writing, Literature and Publishing en el Emerson College de Boston. Ha publicado las novelas Estaciones de regreso (Círculo de Tiza, 2019), Los días perfectos (Libros del Asteroide, 2021) y Las despedidas (Libros del Asteroide, 2023).  Alterna la producción de series de televisión, con la escritura y colabora con varios medios nacionales de prensa escrita.