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Al pensar en la Navidad lo habitual es, te gusten o no estas fechas, tener en mente reuniones con seres queridos, cuñados incómodos y abuelas que te recuerdan hasta el hastío que llevas más navidades soltera que Ramón García llevando capa. Voy a decir algo que algunos pensarán se debe a que mi rostro es verde no como homenaje a 'Wicked', sino por ser El Grinch, pero hay muchos estudios que validan estas palabras: las semanas previas a las grandes celebraciones navideñas son las más delicadas para las parejas.
Sin ir más lejos, así lo señala una encuesta de la dating app Flirtini, que ha descubierto que tres cuartas partes de sus usuarios han experimentado una ruptura durante la Navidad. Muchos estudios dicen que las dos semanas previas a estas celebraciones son las más delicadas para el amor e incluso hay una fecha concreta que se repite en muchas rupturas: el 11 de diciembre. Me aterra decir que en mi caso, ese preciso día ha sido este año fatídico para mi-vida-casi-amorosa, así que aunque todavía no creo en la astrología, desde ahora, sí creo en los estudios...
Sin embargo, hay quienes piensan que romper en unas fechas tan significativas puede ser un asunto delicado, y eso que la Navidad puede acrecentar algunas tensiones en las parejas por diferentes motivos. Desde el estrés que muchos sienten por tener que encontrar el regalo perfecto hasta la ansiedad que desata en mí algunos acudir a eventos familiares u organizarlos, las Navidades pueden ser fechas complicadas para el estado anímico, por lo que las relaciones que tengan ciertas grietas pueden ver cómo a través de estas, cundo hay villancicos de por medio, se infiltran nuevos problemas que pueden resquebrajar el amor.
“Las fechas señaladas, aquellas que marcan la celebración o el ritual de algo importante, acostumbran a ser por lo general un detonador emocional que en circunstancias normales nos remueve o inquieta, pero en muchos casos y ocasiones, pueden resultar un disparador que nos confronte con nuestros miedos, bloqueos, rechazos o traumas. Es por ello que no es poco frecuente que celebraciones como cumpleaños, aniversarios, vacaciones, Navidades... resulten momentos disruptivos emocional y psicológicamente”, explica a ‘Elle’ Grela Bravo, autora de ‘Toda la vida es hoy’ (Grijalbo, 2024).
Poco o nada ayuda que esta época del año lleve impreso el sello de la felicidad obligatoria, pues hay quienes prefieren fingir que todo va bien para que el recuerdo de estos días sea positivo a sabiendas, sin embargo, de que esas sonrisas Colgate son falsas. Por eso, ¿es oportuno dejar a alguien antes de las fiestas o es mejor esperar? “Si esto me lo preguntara una paciente tal vez le diría que dependiendo del grado de conflictividad y de implicación de la relación (si hay o no convivencia, etc), negociaría o le comunicaría al otro/a mi intención de no compartir por ejemplo las comidas familiares este año. Y tal vez tener la conversación completa o definitiva una vez pasados esos días tan "ajetreados" y habiendo vuelto a la rutina habitual. No por protegerle de nada, sino por poder afrontar tal vez la comunicación y las decisiones desde un lugar plenamente presente. Aunque todo esto es muy relativo, porque en realidad cada relación y pareja es casi única y requerirá una actuación acorde con sus necesidades y códigos. Además, ¿acaso hay algún momento más o menos oportuno para una ruptura sentimental?”, se pregunta Bravo, psicóloga clínica y mediadora social.
Resulta curioso que haya quienes deciden postergar la ruptura para que las Navidades no se queden con ese incómodo recuerdo aparejado cuando precisamente es muy habitual que otras personas opten por lo contrario, es decir, por convertir las fechas navideñas en las idóneas para terminar las relaciones. El fenómeno, conocido como scrooging, nace a causa del miedo al compromiso durante la Navidad, cuando como señalan desde Tinder, algunas personas deciden romper con sus parejas o deshacer su ‘match’ en la aplicación al enfrentarse a situaciones clásicas de este momento del año como elegir regalos, asistir a eventos sociales o familiares que traen consigo aparejados según qué exigencias y miedos e incluso presiones financieras desencadenadas por el aumento de gastos tan habitual durante la Navidad. Alguna de las consecuencias de no contar con la pareja en Navidad tras una ruptura es el denominado 'síndrome de la silla vacía', pues la ruptura va a acompañada de un periodo de duelo que se intensifica en fechas señaladas.
Sin embargo, quienes tengan claro que lo mejor es dejar a la pareja, ¿cuentan con alguna fórmula para que la otra persona no termine con un trauma ante una ruptura en una fecha tan especial y para que no vea desde ahora las fiestas con cierta negatividad?
Grela Bravo responde. “El quit de la cuestión, como en casi todo lo que refiere a la relación entre personas, se basa en la comunicación. En función de las dinámicas de comunicación que tuvieran como pareja será su ruptura o separación. Todas son dolorosas, inclusive en el mejor de los casos. Pero la diferencia sustancial sin duda en mi opinión es la base comunicacional que tuvieran. El estilo, la calidad, el fondo, la solidez, la madurez, el canal...”, asegura. Señala que todo esto condiciona cómo se relacionan, cómo se leen y cómo se descifran el uno al otro cuando se están conociendo, pero también cómo se descubre y desaprende a la pareja incluso cuando hay que dejarla marchar sin importar qué fecha sea.
Porque si hay algo más terrible que un regalo nefasto o una indigestión en Navidad es pasar las fechas junto a alguien a quien ya no se quiere o saber que quien te acompañó durante esos días en realidad tenía ganas de que llegaran los Reyes Magos... Y no precisamente por los regalos, sino para poder terminar después la relación.
Al final, no hay finales felices, pero sí menos dañinos y empáticos, y para que así lo sean, no es necesario hablar con Santa Claus, sino con la pareja y ante todo, ser sinceros con nosotros mismos.