En casa de Ronaldo y Celina, que se unieron en un running-marriage de siete días con sus siete noches en Ibiza hace poco más de un año, hay un trasiego especial. Este fin de semana se celebra el Galácticos Open, un torneo de tenis que comenzó siendo algo informal entre amigos para convertirse en uno de los eventos deportivos del año. Porque además forma parte de una plataforma benéfica que aúna deporte, música, entretenimiento e impacto social. Hay carpinteros, fontaneros, decoradores, personal de mantenimiento y de seguridad, así como los brazos derechos de la pareja en comunicación y estilismo, uno a uno trabajando a toda pastilla para rematar el evento que comenzará mañana mismo.

Al delantero de fútbol más influyente del mundo, Ronaldo, le gustan las cosas redondas: los proyectos, el balón y hasta las mesas. En su espléndida residencia a las afueras de São Paulo están por todas partes, quizá porque en su vida ya no hay saques de esquina. Ronaldo Nazário (Río de Janeiro, 1976), que jugó en su país para hacerlo después en el Barcelona, el Inter de Milán y el Real Madrid, no impresiona en las distancias cortas. Y es que es exactamente como una podría imaginar. Tan natural, cercano y accesible que parece que has crecido con él, lo que no deja de ser cierto de alguna manera. Aquel 'fenómeno' simpático y diastémico, cercano y alegre, sigue dentro de nuestra memoria colectiva. Nos muestra orgullosos la obra de arte en hierro que corona su comedor, que representa un campo de fútbol desestructurado, y lo hace acercándose a la chapita que acredita el autor y el título entornando los ojos con un 'no veo nada' empapado en carcajadas.

two individuals posing in a studio setup one standing and one seated
Richarles Rodrigues

Mira a Celina (Paraná, 1990), su mujer, con un amor descarado como de primer mes, tratando de que ella confirme la autoría de la obra de arte. Mientras llegan los cafés, Celina Locks cuenta la historia del día de ayer, ‘feriado’ en Brasil porque se celebra el día del final de la esclavitud. Y se extiende al explicarlo con una entrega que supera su papel de anfitriona.

Los nervios se notan en el ambiente porque sólo unas horas después de esta entrevista se va a celebrar la primera edición de la gala-subasta benéfica 'Galácticos', con la asistencia de otras estrellas del fútbol como Denilson, Neymar Jr o Kaká, y de la que aún no sabemos que irá a recaudar, junto al Galácticos Open, dieciséis millones y medio de reales brasileños (más de dos millones y medio de euros) para su Fundación Fenômenos, que desarrolla proyectos de ayuda a comunidades en riesgo de exclusión. El nombre es un guiño a su propio apodo, el del delantero de fútbol más admirado de la historia, pero también a que el 'core' de su actividad se centra en buscar fenómenos con ideas imposibles en las comunidades y apoyarles para que se hagan realidad beneficiando a las personas que las conforman, como por ejemplo la Ocupação Jd da União, un barrio construido colectivamente que ya ha cambiado muchas vidas y que habíamos visitado la víspera.

En el corazón de la residencia de los Nazário-Lock se despliega un salón protagonizado por una versión moderna del artista Vick Muniz del 'El nacimiento de Venus', de Botticelli, sillas de diseño, un banco a caballo entre una espaldera y un raíl de tren, muebles estilo años 70 (la década en la que nació Nazário), una foto de la pareja sobre un libro de Da Vinci, óleos de João Camera y Jasper Krabblé, dos esculturas de Sergio Sister, dos fotos inmensas de Río de Janeiro, y un árbol de la vida de J. Borges, quizá como inspiración de todas las que han conseguido cambiar en los últimos trece años.

En Brasil hay 800.000 ONGs. ¿Qué hace especial a la tuya, Fenómenos?

Ronaldo: Siempre tuve bastante conciencia social desde que empecé a jugar y a ganar dinero. En las competiciones destinaba una parte a donaciones a entidades e instituciones. Y así fue durante toda mi carrera; de hecho, fui durante 15 años embajador de Naciones Unidas para el Desarrollo contra la Pobreza. Siempre pensé que cuando mi carrera terminara crearía algo. Y en 2011, cuando dejé de jugar a fútbol aquí, en el Corinthians, en São Paulo, monté la Fundación Fenómenos, que no se llama así por mí (mi apodo: ‘Fenómeno’), pero sí hay un juego de palabras. La Fundación Fenómenos se basa en la búsqueda y el apoyo de fenómenos con ideas imposibles para hacerlas realidad y mejorar la vida de muchas personas.

Si tuvieras que hacer un ‘pitch’ ahora para buscar inversores, ¿qué dirías?

R: Que cuando creamos Fenómenos elegimos el formato de Fundación porque son controladas por ley por el Ministerio Público, y auditadas por promotores públicos. Las fundaciones están sujetas a un estricto régimen fiscal.

Celina: Tienes que avisarles antes de hacer el más mínimo movimiento.

R: Todas las fundaciones son así. Los institutos, por ejemplo, no tienen ese control público. De hecho, se estima que de las 800.000 ONGs en Brasil, y de las de todo el mundo, muchas son instituciones de blanqueo de dinero. Nosotros no queríamos tener la más mínima duda de que nuestro trabajo es serio. Por eso hemos elegido ser una Fundación, y nos va bien porque conecta perfecto con nuestros principios. Queremos cambiar y mejorar las vidas de las personas, así que cuando una empresa habla con nosotros tenemos la garantía absoluta de que somos una Fundación seria, auditada, controlada por el Ministerio Público.

C: Hay una visión de transparencia muy clara.

group of children posing with a football in front of a mural promoting a female football club
Fenomenos
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¿Cuántos aportantes hay ahora entre particulares y empresas e instituciones?

C: Muchos. Ronaldo, como Fundador y Presidente de Honor es el fundador y el mantenedor. Él sujeta económicamente las operaciones, los espacios que alquilamos y los empleados. Además, todo lo que recaudamos es destinado al 100% a la Fundación. Si en este año hemos impactado en 60 proyectos, podríamos llegar el año que viene a 120 o 150.

R: Los primeros cinco años fuimos deficitarios, yo era el aportador exclusivo. Pero a partir de la gestión de Celina, la Fundación se hizo completamente sostenible con sus propios recursos, y continúa creciendo. Y este año con la primera edición de la Gala Galácticos, vamos a tener muchos más recursos, esperamos multiplicar por dos, como mínimo, los proyectos del año pasado. Creo que vamos por muy buen camino.

Celina, ¿qué hiciste para liberar a Fenómenos del déficit?

C: Cuando llegué, ya se actuaba en los proyectos de manera tímida, digamos así, pero con muchas ideas y ganas. Me puse a analizar la gestión, y vi que, aunque era buena, faltaba mirar muy bien hacia todos los ángulos. Y eso supone entender también que estamos en el tercer sector (el primero es el gobierno, el segundo, la empresa privada; y el tercero, el social). Pero hay que mirar como una empresa, y tener a los mejores de cada sector para que funcione. Había que conseguir un superávit para trabajar, pero también para que nos donen, así que reorganicé la gestión y las negociaciones a abordar.

Ingeniería económica…

C: Exactamente. Y crear procesos. Encontré una mecánica a través de mi Consejo formado por instructores voluntarios como por ejemplo Fernando Musa, de Ogilvy Brasil, uno de los mejores publicistas del país, con muchísimos premios. Y así con todo; tengo a mi lado al mejor profesional de marketing, al mejor de contabilidad… Y todos trabajan de manera voluntaria en la Fundación, así que no tengo todo este coste que podría tener. Además de amigos, son personas que realmente viven el día a día de la Fundación. Sólo así puedo invertir todo lo que se recauda en donaciones efectivas y directas directamente a los Fenómenos.

¿Tenéis el trabajo bien dividido o hacéis un poco de todos ambos? ¿quién ayuda a quién?

R: Compartimos funciones, pero la jefa es ella. Es la presidenta. Yo soy presidente de honor y un activo de imagen muy importante para la Fundación. Ella lo entiende y lo utiliza. Y yo, encantado de poder ayudar, porque nuestra pasión con la Fundación es la misma y queremos que esto crezca y crezca para seguir impactando vidas en las comunidades.

¿Cómo vivís esta responsabilidad, Celina desde el mundo de la imagen, y Ronaldo desde el deporte?

R: Es una responsabilidad enorme. Obviamente pasamos por problemas y presiones, pero nos encanta tener este propósito, sabemos que es un reto importante para nosotros, y cada día lo encaramos con coraje y pasión, sabiendo que lo que estamos haciendo impactará en muchas vidas.

¿Os ha tocado especialmente el corazón algún proyecto en concreto?

R: Todos. Esto es como cuando me preguntan por mis goles preferidos. Nosotros aprendemos más con ellos que al revés. Nos enseñan que somos privilegiados, y que con una vida se impactan más vidas; es una bola de nieve. Cuando un joven cambia de vida y llega a su casa, transforma su casa también.

C: Los niños que no han conocido el amor, por ejemplo, son ariscos. Cuando te acercas, a veces te intentan atacar. Pero si les dejas su espacio y vas poco a poco y entienden que estás ahí para ayudarles, todo cambia. Este tipo de transformación es mi favorita. Tú lo ves: las ganas que tienen de vivir, de hacer, de transformar… Eso es lo más importante.

R: Y no siempre son proyectos en los que hay dinero involucrado. Muchas veces también hay, por ejemplo, un trabajo de empoderamiento con personas negras víctimas de racismo. Esta es una lacra que queremos combatir. El racismo es de una ignorancia tan grande y a la vez tan actual… Y es que ha terminado la esclavitud, pero aún existe muchísimo racista en el mundo.

... Lo que acaba produciendo en la autoestima personal y de comunidad otro techo de cristal.

C: Exacto. Queremos que se devuelva a estas personas que están sufriendo la oportunidad de la igualdad. Porque todos somos uno. Y eso comienza por la soberanía personal.

R: Antes no se le daba al racismo la importancia que tenía. Por suerte, esto está acabando porque se está creando la conciencia de que los negros han sufrido durante muchos años y siguen sufriendo, y que es hora de decir 'basta'. El fútbol tiene un poder increíble en la sociedad. Por eso hay que hacer leyes deportivas más duras para que el aficionado vaya al estadio a disfrutar de un espectáculo. Ni con el odio ni con ideas preconcebidas.

Ronaldo, ¿qué habilidad en el campo dirías que se puede aplicar a la vida y, en este caso, también a Fenômenos?

R: La disciplina, la resiliencia, el respeto, saber ganar, pero, sobre todo, aprender a perder y a mejorar para ganar el siguiente. La vida es exactamente igual. No cambiaría mi universidad del deporte por una tradicional.

¿De qué aprendiste más en tu carrera? ¿de la parte técnica del mundo del fútbol? ¿de la fama tan abrupta que te llegó?

R: Sigo aprendiendo de todo. El deporte es un agente transformador; tiene una importancia increíble en la sociedad. Y es que en el mundo que vivimos hoy, no se ven muchos sectores con credibilidad. La escena política y social está bastante polarizada. Y el futbol es más democrático, cuenta todavía con una credibilidad muy grande con las personas. Sin embargo, en nuestra industria utilizamos aún muy poco este poder para convertir ese espíritu en masivo.

¿Qué haríais para conseguir que todo ese poder del fútbol sirva para cambiar las cosas de un modo urgente y contundente? Porque se hace tarde cuando se trata de asuntos tan trascendentales…

R: El fútbol por sí mismo no puede. Hay que difundir la información a mucha más gente. Los políticos tienen el poder de crear leyes que realmente funcionan. En Brasil ya hay leyes antirracistas, por ejemplo, pero luego hay una impunidad muy grande. Necesitamos leyes más fuertes.

C: Y revisar la enseñanza en los colegios.

¿Os ocupa alguna lectura en particular ahora mismo?

C: Yo ahora leo facturas (risas). Ahora en serio: hay un libro de Yamila Montero, una escritora brasileña, involucrada en la lucha antirracista que me encanta. Se titula “Manual antirracista”. Es extraordinario.

R: Yo acabo de leer a Maquiavelo: 'El príncipe'. Es brutal comprobar cómo el comportamiento de hace 500 años sirve para hoy.

Celina, háblanos de tu marca de belleza, que seguro que pronto llegará a España…

C: En Celina Locks Beauty hoy tenemos once referencias de productos entre maquillaje, cabello, facial y corporal. Son todos multifunción. Utilizo ingredientes orgánicos porque me apasiona la formulación. En ellos hay semillas de uva, aceites esenciales, vitamina E, antioxidantes… Soy exigente en todo lo que abordo, no me gusta hacer nada a medias, y tengo mucho cuidado en todo el proceso, desde los ingredientes hasta las fábricas donde produzco.

¿Fabricas aquí, en Brasil?

C: Sí. Aunque traigo materia prima desde Corea (sobre todo el aloe vera y el colágeno, los mejores del mundo), Francia y Holanda. Todo con una mezcla de tecnologías que incluyen la nanotecnología y la biotecnología. Los aceites, el cacay, la andiroba y el jojoba vienen de Amazonia, cerca de la frontera entre Brasil y Colombia. El cacay, que es el inrediente principal, tiene un 50% más ácido linoléico que el argán y la rosa mosqueta, por eso tiene un poder regenerante extraordinario. Hicimos tests con las cicatrices, y en 190 días desaparecieron. Además, elegí a Jean Christophe Hérault, uno de los mejores perfumistas del mundo para conseguir unas fragancias increíbles que incorporan aceites vegetales.

Ronaldo, ¿utilizas alguno de sus productos?

R: ¡Claro, yo soy su ratón! A mi, que nunca he utilizado perfume, los que llevan sus productos me encantan.

Celina, ¿cómo son tus rutinas beauty?

C: Lógicamente, utilizo los productos de mi marca, entreno todos los días y practico yoga. Pero sobre todo, mi ejercicio últimamente es estar detrás del equipo para que se cumplan los plazos de nuestros proyectos.

Las mujeres brasileñas están desbancando a las francesas como las más elegantes del mundo. ¿Qué opinas?

C: Somos muy diversas. Y tenemos una particularidad: que nos encanta cuidarnos, y eso forma parte de la autoestima. Cuidarse es algo que hay que pensar a largo plazo. Hoy no vas a notar la diferencia, pero en diez años, sí. Las brasileñas quieren informarse cada vez más, consumir de una manera más inteligente, no utilizan cualquier producto. Esa es la nueva perspectiva.

Danos un secreto de estilo.

C: Sonreír. Ser feliz. Puedes lucir un look magnífico de una marca estupenda, pero tener tristeza en los ojos. Y ser feliz es ser auténtico.

Si vieras como te mira este señor que está a tu lado…

C: ¡Es que me ama! (risas).

¿Cómo os conocisteis?

R: Aquí, en São Paulo, en 2015. Me hipnotizó. Estaba en casa de unos amigos antes de acudir a una fiesta de disfraces, llevaba una peluca y una capa que se encendía gracias a un dispositivo que ella le colocó. ¡Era como un árbol de Navidad!

C: Me miraba extrañado, pero enseguida empezamos a hablar y la conexión fue inmediata. Me pedía que no me marchara a la fiesta, y yo trataba de explicarle "¿tú crees que me he puesto todo esto para no ir a la fiesta?" ¡Y aquí estamos!

Foto de apertura: Celina viste: Brunello, Aquazzura y Cris Porto. Ronaldo viste: Brunello y Montblanc. Estilismo: Estilo Gaju. Belleza: Henrique Azevedo.

Headshot of Amelia Larrañaga

Periodista especializada en belleza, bienestar y estilo de vida desde hace más de 25 años. Desde que se licenció en Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, ha escrito para medios como Elle, Vogue, Woman, Yo Dona, Mujer Hoy, Elle Gourmet o Harper’s Bazaar.  Dentro del mundo de la belleza, es experta en peinados, cortes de pelo y cabello en general (en una alfombra roja, no se le escapa el más discreto de los postizos ni el más escondido de los trucos) y lo sabe todo acerca de color y las últimas tendencias capilares, gracias a que se tituló en Peluquería en la Academia Guallar de San Sebastián mucho antes de estudiar periodismo.  Si no hubiera sido reportera, le hubiera gustado ser antropóloga o socióloga, por eso disfruta como una niña con ensayos que le ayuden a entender mejor al ser humano y su conducta, individual y en masa, o entrevistando a los expertos para sus artículos sobre psicología y tendencias sociales. Probadora profesional de experiencias, es capaz de sumarse a cualquiera de sus valientes retos “30 días sin…” para luego contar cómo es transitar durante un mes fuera de su zona de confort.