- Podéis volver a repasar lo de Martin Margiela para Hermès en cualquier momento: nunca os parecerá pasado de moda, pretencioso o forzado. La edad de la modelo, el pelo corto, el gesto del rostro, las manos a la espalda, la mirada sin miedo al público.
- Los mellizos de una amiga cumplen años este fin de semana. Recuerdo la impresión y la alegría al darme la noticia (estábamos en la cola de una carnicería; los catalanes somos poco dramático-escénicos) y también recuerdo la primera vez que al cruzar un paso de cebra aceleré el paso sin querer y me dijo suavemente la pobre: "No puedo ir tan rápido". Se me encogió el corazón por mi descortesía y porque aquello era una metáfora de la crianza. Las madres cambian la velocidad de su vida pero les exigimos que corran como siempre. Es estúpido y cruel. Aquellos bebés hoy son adolescentes, mucho más altos que nosotras, listos y educados, deportistas y tímidos. El vértigo del crecimiento.
- La civilización urbana va de la mano de la profanación de la naturaleza. En cada catástrofe natural -la última, el huracán Milton- se nos recuerda una vez más que el hombre, con su ilimitada capacidad de invención, es una pulga insolente en relación a los elementos.
- Me obligo a no vivir esperando. Aquello de: cuando todo esté más calmado, cuando suceda tal cosa, cuando pase esto estaré bien. Es imposible, no llega nunca. Intento una aceptación saludable -que no resignación- del continuo caos que es el futuro, que nos lleva de la mano sin que tengamos mucho que decir. No hago planes, no doy forma a sueños utópicos; es imposible fracasar si no puedes comparar con lo que esperabas.
- Liniers y Silvela dictaron las leyes de lo cursi ¡en 1868!, y siguen pareciendo escritas antes de ayer: «No sigáis las modas sino de lejos; no compréis nada por el solo hecho de que sea barato; no habléis nunca sino de asuntos que dominéis; si no os gusta algo, decidlo francamente sin entrar en explicaciones. La sinceridad, la franqueza, la sencillez y el amable abandono son los mejores antídotos contra esa enfermedad dominguera que se llama cursilería.»
- Una de las tiendas más bonitas de Barcelona es Matèria (Rector Ubach, 43). Empezaron con mobiliario y textil, y ahora ofrecen también asesoramiento en interiorismo y arquitectura. Prestan especial atención a las marcas de aquí -Teixidors, Francisco Cumellas, La Alpujarreña, Güell Lamadrid- y a los clásicos: Ingo Maurer, Carl Hansen, Magnus Olesen, Santa & Cole, Miguel Milá, Wallace Sewell, Pierre Frey, Rubelli. Impecables.
- Postres favoritos de supermercado: la cuajada Goshua, el arroz con leche de La Ermita, la mousse natural azucarada que sacó Danone y luego retiró (les hice vudú y regresó a los estantes), el yogur de aloe vera de Kaiku, cualquier griego de stracciatella (que engorda diez kilos solo con abrir la tapa), el petisuís de fresa. Me aburren las natillas, las cremas de chocolate, los flanes, el yogur de galleta, la gelatina, las tartas de queso.
- El miedo a que una buena persona pesada se enamore de nosotros.
- Néstor Almendros sobre el rodaje de ‘Pauline en la playa’ (Eric Rohmer, 1982): "Cinco semanas, seis personajes, tres decorados. Ni decorador, ni sastre, ni maquilladora, ni script. Rodamos en la más extrema simplicidad, aún más de lo habitual en Rohmer, que ya es decir. Resultó una experiencia refrescante, un remedio contra las tentaciones de la abstracción".