El estrés se ha convertido en un incómodo compañero de vida para un gran número de españoles, y para acrecentarlo un poquito más, comenzamos con algunas cifras que así lo atestiguan. Un reciente estudio del Grupo AXA indica que el 62% de los españoles se siente estresado. Por su parte, el nuevo estudio Cigna International Health señala que el 31% del país no es capaz de concentrarse como consecuencia del estrés.

Ante una situación claramente estresante (sé que hay más adjetivos pero, ¿cómo no usar ESTE?), empresas, gurús, centros wellness y retiros de bienestar no han dudado en lanzar diferentes programas y soluciones para dejar atrás el estrés o al menos, para rebajarlo. Así nace un imparable negocio destinado a intentar suavizar las palpitaciones cardíacas a base de escapadas, tratamientos o herramientas como StressMaster, una aliada interactiva para ayudar a los empleados a reconocer su capacidad para gestionar el estrés y mantener la calma sin perder la concentración en situaciones de mucha presión creada por Cigna Healthcare España.

"Un poco de estrés es normal y puede incluso ser motivador y protector"

La Dra. Daniela Silva, especialista en Medicina Interna y E-Health Medical Manager de la empresa, advierte que aunque un poco de estrés es normal y puede incluso ser motivador y protector, el crónico acaba afectando a nuestro bienestar mental y físico sin que muchas veces seamos conscientes. "Por eso es fundamental que las personas aprendan a identificar los signos tempranos del estrés y adopten estrategias efectivas de prevención”, asegura.

Tenemos buenas noticias para quienes estén estresados y crean que el autocuidado es su mejor aliado, porque no todo van a ser respiraciones profundas, ¿no? Los mimos nunca vienen mal, y por ello la firma francesa LPG presenta el programa ‘Vitalidad, estrés y sueño’ (si quitamos "vitalidad", ese sería un buen título para mis memorias), que “reduce el estrés y la ansiedad en un 50,9 % y aumenta la concentración en un 2,5 %, después de dos sesiones de 40 minutos semanales (un total de cinco semanas)”, como asegura Christophe Hausswirth, doctor en fisiología y director de investigación del INSEP. Cada etapa del tratamiento alcanza objetivos fisiológicos específicos, como el reequilibrio de las energías, la eliminación de toxinas y el alivio de las tensiones. Desde la primera sesión, se reducen un 19 % los niveles de cortisol, la hormona del estrés.

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Amanda Searle//HBO
Imagen de ’Industry’.

No cabe duda de que ese desasosiego sostenido y esa ansiedad imparable son algunas de las grandes preocupaciones actuales, pero incluso partiendo de problemas reales, la industria de la belleza sabe siempre encontrar la manera de que nos obsesionemos con encontrar soluciones a unas consecuencias que no son siempre tan científicas. Es el caso de la denominada “cortisol face”, la nueva obsesión de las redes sociales que nace entre el auge del movimiento en TikTok que da todo tipo de consejos para reducir los niveles de cortisol. "Creo que el término "cara de cortisol" intenta explicar un problema cosmético percibido, como lo es una cara redonda, para tratar de medicalizarlo y poder así tomar el control y solucionarlo", explicaba a ‘New York Times’ la dermatóloga Cristina Psomadakis.

"Al aparecer, en cuanto cumples 30 años, estás estresada"

Porque ahí donde hay “un problema” estético, la industria se frota las manos. Se habla ya de pieles estresadas, que caracterizan a quienes tienen una piel seca y carente de luminosidad y de regalo, cuentan con marcadas bolsas en los ojos. Es decir: al aparecer, en cuanto cumples 30 años, estás estresada. Regalos de la vida. El boom de la gimnasia facial se debe precisamente a la cantidad de mujeres que aseguran que el estrés está envejeciendo su rostro. La firma de gimnasios faciales Work Your Face presenta un método no invasivo para el entreno del rostro que sigue el mismo protocolo que el que pondríamos en marcha para trabajar el cuerpo, pues los workouts se dividen en tres fases: Warm up o calentamiento, Cardio Sculpting y Cool Down.

Pero un momento. Entonces, ¿se sabe realmente cómo reducir el estrés? No, pero que no se diga que no hay formas de paliar -pagando, claro- sus efectos, ¿no? En España (y lamentablemente, en la mayoría de países del mudo) el acceso a ayuda profesional no es accesible para todos. El psicólogo Buenaventura del Charco Olea señala que en la actualidad, la única manera de acceder a un tratamiento psicológico de calidad de forma inmediata es a través de profesionales privados, cuyo coste oscila entre los 200 y los 280 euros mensuales. “Se trata de una cifra inasumible para muchos en un país donde el salario más frecuente es de 1.238 euros brutos al mes, seguido por los de 1.374,50 euros y 1.541,16 euros mensuales. Esta presión económica también impacta en el tratamiento”, asegura.

"Si el coste de la terapia genera ansiedad o estrés, es difícil avanzar hacia la calma"

Comenta además que si el coste de la terapia genera ansiedad o estrés, es difícil avanzar hacia la calma, y por si fuera poco, la urgencia por ver resultados rápidos, para reducir el gasto cuanto antes, aumenta la autoexigencia del paciente y puede llevar a terminar la terapia prematuramente, incrementando el riesgo de recaída. Precisamente ante la incapacidad que tienen muchas personas a la hora de gestionar el estrés con ayuda profesional emerge un mercado repleto de alternativas como dispositivos vibratorios que se cuelgan del cuello como Nurosym, que reconfigura el sistema nervioso al entregar pequeños impulsos eléctricos dirigidos al cerebro a través del nervio vago (por 700 euros por cierto), libros de mandalas, pelotas antiestrés e incluso peluches calmantes.

"Manejar el estrés no es un autocuidado: tendría que ser una obligación para las empresas"

Y qué decir de apps como Headspace, que ya está valorada en tres mil millones de dólares y que asegura que el 75 % del estrés proviene del trabajo. Estimados miembros de Headspace: lo sabemos, pero hasta que alguien dé con la fórmula, es comprensible que haya quienes recurran a aplicaciones, cremas, retiros casi espirituales e incluso abracen a ositos de peluche para intentar calmar la mente. El problema está en pensar que manejar el estrés es un autocuidado, pues tendría que ser una obligación para las empresas. Porque como señala un análisis al respecto de Harvard Business Review, cuando las organizaciones ofrecen soluciones individuales, pueden enviar el mensaje de que los empleados están solos en lo que respecta a su salud mental.

“Cuando los empleados deben manejar solos su dolor, pueden quedar atrapados en ciclos destructivos de ansiedad y vergüenza que dificultan el fomento de conexiones reales”. De momento, puestos a elegir, creo que me quedo con el osito que alivia el estrés, aunque la imagen de una mujer que se acerca peligrosamente a los 40 abrazada a un oso de peluche me genera casi tanto estrés como la vida en general.