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Cuando Henar Álvarez comenzó a publicar en sus redes sus avances en las clases de twerking a las que acudía, muchas personas se enfrentaron a un dilema: el de reflexionar acerca de si era o no posible ser feminista y bailar al ritmo de canciones cuyas letras llevaban tiempo en el punto de mira por no ser precisamente recitales de Gloria Steinem. Sin embargo, de la mano de profesores de twerk como Jack Gómez (que ha dado clases a Georgina Rodriguez), descubrimos que esos bailes son verdaderamente liberadores, y ahora nos hemos dado cuenta de que otro de los deportes que más beneficiosos resultan no sólo a nivel físico, sino mental, es la escalada, que obliga a quien la practica a centrarse en el presente, pues la concentración se centra en una cosa: no caer. Numerosos estudios señalan además sus bondades para la salud mental.
Marta Fernández Moreno, del Área de Mujer y Montaña en la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada, explica que el simple hecho de superar un reto tan visual como escalar una vía mentalmente satisface nuestra autoestima, nos hace vernos más capaces y al fin y al cabo menos vulnerables. "Por otro lado, es muy importante tener en cuenta que por lo general el ambiente que se respira en los rocódromos es un ambiente tranquilo y de apoyo entre los/las compañeras, lo que propicia que muchas mujeres se sientan más cómodas y con mayor predisposición a la tarea en comparación con otros deportes en los que desgraciadamente, aún no es así", advierte.
Personajes públicos como Aitana y Laura Escanes han mostrado en sus redes sus experiencias en el rocódromo, animando a muchas a atreverse con esta práctica. No son pocas las iniciativas y comunidades que luchan ahora por apoyar a las mujeres que apuestan por este deporte en el que en realidad, la figura femenina siempre ha tenido un lugar relevante, aunque ese sitio se ha enfrentado a la invisibilización. Incluso hay quienes aseguran que los entrenamientos grupales que tienen lugar en los rocómetros están habitualmente adaptados a la fisonomía masculina.
Fernández explica que la escalada ha experimentado un notable “boom” en los últimos años y que en concreto, la escalada indoor, debido a sus características que la hacen más accesible al público, ha sido la modalidad que ha tenido un mayor crecimiento, pues actualmente en España hay más de 300 rocódromos, según los datos recogidos en 2023.
"Muchas mujeres se han animado a probar este deporte ya que ahora es mucho más accesible y porque poco a poco se va teniendo consciencia de la variedad de habilidades que requiere desarrollar este deporte, las cuales poseemos en potencia tanto unos como otras", asegura. "Se ha demostrado científicamente que ciertas adaptaciones musculoesqueléticas pueden reducir la diferencia natural de rendimiento entre escaladores y escaladoras, lo que quiere decir que se logran alcanzar resultados similares independientemente del sexo de la persona. Esto ocurre debido a las características y habilidades requeridas en esta disciplina, porque no, la fuerza no es únicamente lo que necesitamos para escalar", explica.
Cuando preguntamos a Maria Francisca Mas Riera, autora de ‘Escalantes. Escalada desde el feminismo, narrativas y experiencias’ y de ‘Ingrávidas’, a qué desafíos se enfrentan todavía las mujeres al hablar de escalada, lo primero que señala es la importancia de acotar qué entendemos por mujeres, pues dependiendo de cada realidad, los desafíos serán unos u otros. “No tendrá que saltar las mismas vallas una mujer cis, que una mujer trans, al igual que podríamos interrelacionar la cuestión económica, el lugar dónde naces e incluso la realidad será diferente para una mujer que se propone competir a otra que lo vive desde un lugar no competitivo. Habrá desafíos impuestos y otros auto percibidos”, explica a ‘Elle’.
Al ser la escalada una práctica deportiva muy masculinizada, cada vez son más quienes reivindican espacios de seguridad y libertad. ¿Por qué motivo es necesaria la existencia de clubes y asociaciones de escalada para mujeres? La autora considera que aunque el factor inicial fue promover espacios seguros para el aprendizaje y la práctica, sería un error pensar que por estar “sólo entre mujeres” ese espacio deviene deseable, acogedor… “Las mujeres también pueden ejercer violencia hacia el resto. Así que el ser necesario o no dependerá del uso y el enfoque que se le dé, y para mí lo más importante es cómo se enfoca la comunicación y la relación de cordada”, dice.
Explica que el machismo siempre puede estar presente de una u otra manera e indica que nosotras mismas podemos estar reproduciendo dichas conductas con otras personas, por lo que es tan importante hacer tanto crítica, como auto crítica. “Creo que hay que hacer un cambio radical en la manera de relacionarnos entre las personas en general y en este caso, las que practicamos la escalada. Escalar con personas afines, cuidarnos, escucharnos y acompañarnos desde ambos lados de la cuerda”, asegura.
“Si como mujer ya se cuestiona mi presencia en el mundo de la escalada y la montaña, imagínate siendo mujer y gorda. Sentirse cuestionada en los espacios que habitas es vivir con la sensación constante de estar en el punto de mira de la mirada ajena", explica Ainhoa García Aragüés en ‘Ingrávidas’, "el resultado del proceso vivido después de la publicación de Escalantes”.
“Estoy desconectada de mi cuerpo y de sus capacidades porque me lo robaron. Me hicieron creer que ese no era mi lugar, que no debía intentarlo, que antes de nada, adelgazara. Me creí la historia y me presioné por ser una mejor versión de mí misma (o lo que viene siendo, adelgazar para poder ser merecedora) y evidentemente, fracasé. Salió mal. Un cambio individual no va a reventar una opresión colectiva", indica.
"La escalada me ha devuelto la oportunidad de volver a ser, de reconocerme y hacer las paces con mi cuerpo desde el movimiento y la ocupación del espacio”, asegura en sus redes sociales Aragües, donde explica que reconciliarse con la escalada a través del movimiento ha supuesto negociar una tregua consigo misma y la autoexigencia de lo que tiene que ser capaz de hacer. “Disfrutarme en el sudor que recorre mis pliegues después de haber apretado y haber conseguido chapar, convencerme de que puedo intentarlo y fallar y que mi cuerpo no es menos válido por ello”, señala.
Por su parte Paula Fajardo Gil, técnica de escalada TD3 (el grado en escalada o alpinismo) explica a ‘El Salto’ que al no haber en escalada un estudio completo sobre el efecto del ciclo menstrual, tuvo que ver estudios de otros deportes nada generativos que contaban con una escasa treintena de mujeres de muestra. “Tuvimos que pasar a hacer entrenamientos semanales, con recomendaciones de qué comer en el premenstrual, cómo bajar la exigencia cuando estaba menstruando porque puede apretar menos, etc. Durante todo un año fuimos analizando todo y tomando conciencia de cómo afecta el ciclo”, dice al medio.
“Cuando tuve que presentarlo, tuve que empezar explicando las fases del ciclo menstrual porque si no lo conocía yo, ellos menos. Un profesor me dio las gracias porque le di la clave para entender el rendimiento de su pareja y no juzgar el rendimiento de alumnas y compañeras”, añade. Porque como asegura la Dra. Stacy Sims, experta en fisiología del ejercicio y ciencia de la nutrición que se enfoca en el entrenamiento y la nutrición específicos para mujeres, “en la ciencia, todo es medido con hombres. Así ha funcionado la ciencia del deporte durante décadas. Al ser fisiologías distintas, lo que funciona a un hombre no tiene por qué servir a una mujer”.
Para terminar, resulta importante señalar que al hablar con Maria Francisca Mas Riera, al comunicarle que queríamos ahondar en los motivos por los que la escalada es una práctica empoderadora para muchas, quiso recalcar que su punto de vista es antagónico al “empoderamiento”, pues ni cree en ese concepto ni que un deporte, por ejemplo en este caso la escalada, empodere en nada. “Creo que dicho concepto ha quedado ya vacío de contenido y superado en muchos círculos, pero que obedece a una lógica sensacionalista”, aclara, y por eso no queríamos dejar de señalarlo antes de finalizar, pues es cierto que en ocasiones resulta importante reflexionar acerca del uso que hacemos de las palabras y cómo a veces, estas terminan por vaciarse de significado.
Pero lo que queda claro es que hemos de seguir luchando para eliminar las trabas que nos permitan ascender a la igualdad, y para hacerlo es importante también hablar tanto sobre los avances como acerca de lo que aún queda por hacer, y esperamos haber podido aportar hoy nuestro granito de arena.
Marita Alonso es experta en cultura pop y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos culturales desde una mirada feminista en la que la reflexión está siempre presente. No tiene miedo de darle una pincelada de humor a las tendencias que nos rodean e intenta que el lector ría y reflexione a partes iguales. Cuando escribe sobre relaciones, su objetivo es que la toxicidad desaparezca y que las parejas sean tan saludables como las recetas que intenta cocinar... Con dramáticos resultados, claro. Los fogones no son lo suyo.
Ha publicado dos libros ("Antimanual de autodestrucción amorosa" y "Si echas de menos el principio, vuelve a empezar") y colabora en diversos medios y programas de radio y televisión luchando por ver las cosas siempre de una manera diferente. Cree que la normalidad está sobrevalorada y por eso no teme buscar reacciones de sorpresa/shock mediante sus textos y/o declaraciones.
Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, imparte master classes de cultura pop, estilo de vida y moda en diversas universidades. En Cosmopolitan, analiza tendencias, noticias y fenómenos desde un prisma empoderador.