Taylor Swift fue la mujer de 2023, y no lo decimos nosotros, sino la revista 'Time', que otorgó a la cantante este privilegio marcando al hacerlo un hito: el de ser esta la primera vez que una mujer logra ser en dos ocasiones la portada de la revista como la Persona del Año. Swift es capaz de hacer que quienes jamás se han interesado por el deporte acudan a los estadios, aunque por descontado lo hacen únicamente para ver los partidos de su pareja, el jugador de fútbol americano estadounidense, Travis Kelce, que está mas que orgulloso de ser conocido como “el novio de”.
Desde que el romance salió a la luz, las ventas de las entradas de los partidos y de la camiseta de Kelce (que lleva el numero 87) se han disparado, por lo que el efecto Swift ha beneficiado a todos, regalándonos además divertidas y pintorescas estampas en las que aficionados del deporte coinciden con fans de Swift, que lucen camisetas de la cantante o tops que rezan “Travis Kelce está bueno”. Incluso se habla ya de 'Taylornomics', pues cuando Taylor Swift va a un lugar, los swifties no reparan en gastos.
La cantante no es sólo un icono pop, sino un referente de la resiliencia, y su nuevo álbum no para de acumular récords. 'The Tortured Poets Department' ha logrado, entre tantos otros hitos, romper el récord de escuchas en Spotify en su primer día al superar los 300 millones, pero la influencia de Swift es aún mayor. “Más allá de la música, sorprende todo lo que ha creado alrededor. Es la historia que completa a cada una de las canciones y álbumes lo que hace que un fan, desde el momento en el que descubre a Taylor, quiera quedarse a ver cómo continúa esta narrativa. La gente se empeña en encontrar complicaciones musicales en su música para explicarlo, cuando realmente su talento le permite utilizar la música como una herramienta que simplifica y traduce a un idioma más fácil todos sus sentimientos e historias. Por eso es tan potente”, comenta a ‘Elle’ Necko Vidal, autor de 'The Eras Book. Un recorrido por la música de Taylor Swift'. Es curioso que coincide el lanzamiento de este libro con 'La ERA de la generación swiftie', de Patricia C. Agüero, y ‘Taylor Swift: un diario swiftie', de Laia López y Marcos Bueno, una señal inequívoca del interés que despierta la cantante.
Una prueba más del huracán Swift es que ya forma incluso parte del temario de Harvard. “El curso busca agregar contexto y riqueza a la celebridad de Swift, una tarea especialmente profética para los swifties de Harvard que pueden haber tenido poca introducción formal al análisis literario y estético", explica la profesora de inglés de Harvard Stephanie L. Burt, que imparte el curso 'Taylor Swift and Her World'.
“La mitad de los autores en inglés que ahora consideramos "clásicos", "de alta cultura" y "serios" fueron menospreciados porque eran populares y hacían algo "pop" en su época. A menudo, los que eran menospreciados porque hacían algo pop eran autores que escribían para mujeres, cuando los clásicos serios y prestigiosos eran dominio de hombres blancos con una educación costosa", asegura la profesora a ‘Harvard Gazette’.
Apasionante resulta saber que en las clases se analizan las canciones de Taylor Swift desde perspectivas literarias e incluso sociológicas. Fue lo que ocurrió al poner en uno de los encuentros la canción, ‘Fitfteen’, del segundo disco de la cantante, ‘Fearless’. "Ella se está estableciendo como una especie de aliada para nosotros, lo que el poeta y teórico literario Allen Grossman llama una "amiga hermenéutica". El texto literario o musical en el que te estás metiendo te va a ayudar: sabe más que tú, pues conoce lo que te pasa”, asegura la profesora, que de esta forma, compara la canción con el poema de 1798 de William Wordsworth, ‘Tintern Abbey’.
“Hay una broma interna dentro del fandom swiftie, y es aquella de que hay una canción de Taylor Swift para cada situación vivida. Y realmente, no es ninguna broma. Porque para mí, este fenómeno reside en el carácter tan sumamente concreto de todas sus composiciones. Es muy fácil sentirte identificado con alguna canción, puesto que ella consigue que, a pesar de lo específica que es la historia que está contando, todavía exista en esa canción un carácter más general. Y ahí es donde un swiftie corre el peligro de obsesionarse con una canción o con Taylor Swift, o donde una persona simplemente se convierte en fan”, señala Vidal.
“Además, Taylor sabe utilizar herramientas musicales para que estas letras, además de ser concretas, sean asimiladas correctamente por nosotros a través de recursos relacionados con la composición que favorecen al entendimiento y hacen que sea un proceso muy orgánico y placentero. Todo esto, unido al contexto que antes mencionábamos, es lo que hace que sus canciones sean tan buenas”, añade.
Es casi una experiencia religiosa
Pero todavía hay más. Tavi Gevinson, la que fuera la niña prodigio de la moda, que con tan sólo 15 años ya editaba 'Rookie Magazine’, acaba de publicar 'Fan Fiction', un fanzine dividido en tres partes cuya particularidad radica en que es una de las pocas amigas de Swift que ha escrito sobre cómo es serlo. Pero que nadie espere un ‘Hormigas blancas’, porque Gevinson está más interesada en encumbrar a su amiga y en presumir de conocimientos literarios que en convertirse en Jorge Javier Vázquez.
Lo curioso es que la música y el fenómeno que envuelve a Taylor Swift es tan potente que casi podemos hablar de una religión. “Me fascina la forma en la que cuenta historias a través de las letras de sus canciones. Ya no es únicamente el hecho de que seguro que hay una canción de Taylor que explica justo una situación que estás viviendo y con la que puedes sentirte identificada, sino la manera en la que las narra, las melodías de las canciones, y cómo cada álbum tiene un sonido diferente al anterior”, explica a ‘Elle’ Laia López, coautora junto a Marcos Bueno de ‘Taylor Swift: un diario swiftie’, un libro que sigue la trayectoria de la artista estadounidense más aclamada del momento. La autora señala que las pullas líricas que la cantante lanza son en realidad habituales entre los artistas.
“Es algo que hace que una obra acabe siendo mucho más real, y puede que sea la clave de que llegue de una forma tan potente al público. Y pienso que la forma que tiene Taylor de expresar estas cosas a través de sus letras de una forma tan “storyteller” es lo que hace que la gente sienta tanto interés por sus canciones", asegura.
“Ser swiftie es una montaña rusa de emociones. Es estar constantemente atento a ver qué ha podido hacer la rubia últimamente. Y, una vez más, sus famosos mensajes secretos fueron un tren en marcha creado por los fans y al que a Taylor le apeteció subirse. Por eso tiene tantas líricas llenas de mensajes; forma parte de la gracia de ser swiftie: descifrar a Taylor más allá de sus canciones. Es un juego al que tanto a la artista como a sus fans nos gusta jugar, hasta convertirse en una marca personal”, dice por su parte Necko Vidal.
“Alguna vez esto ha podido llevarse demasiado lejos y crear historias y teorías completamente remotas. Pero al final, como he dicho, es un juego al cual Taylor también juega, y esto aporta muchísimo valor, tanto a la cercanía del fan con el artista, como a lo interesante que puede llegar a ser una canción suya si está llena de mensajes ocultos”, señala.
"Ella nunca ha perdido el foco en lo que es importante para ella: su música y sus fans. Todo el ruido que se genera alrededor de su figura, sus relaciones o beefs con otras figuras públicas, no es algo que le interese o que haya pedido en un primer momento, sino un efecto colateral de su profesión y grado de exposición mediática", aclara Marcos Bueno. "Sus letras siempre han sido un reflejo de su punto de vista, las entradas personales de un diario en las que encontramos plasmados sus pensamientos o las experiencias que ha vivido a lo largo de los años. En un diario no filtras tus pensamientos, los dejas fluir, por lo que es natural que en algunas de sus canciones podamos encontrar indirectas o referencias a momentos concretos de su vida", señala.
Desde la Universidad de Georgetown hasta la de Melbourne han publicado recientes análisis sobre el fenómeno Swift, quedando así claro que no nos hallamos ante una cantante que "sólo" (importancia especial merecen aquí las comillas) ha logrado coleccionar récords y amansar una inmensa fortuna (forma parte de la lista de multimillonarios de Forbes como una de las 14 'celebrities' multimillonarias), sino que ha generado un impacto económico, cultural y social que ha impulsado no sólo a fans, sino a académicos, a reflexionar sobre todo tipo de temáticas de la mano de sus canciones. Swiftposium, una conferencia académica híbrida en la que académicos entablaron un diálogo crítico sobre la popularidad de Swift y sus profundas implicaciones, hizo a sus participantes sorprenderse al comprobar que aún hoy hay que justificar a muchos que la cultura pop sí merece atención académica.
“Nos sorprende tener que seguir defendiendo la necesidad de estos estudios. ¿Por qué tendríamos que pensar que el universo académico no tiene nada que decir sobre aspectos esenciales de la cultura pop, cuando estos momentos son los que dan forma y a su vez son modificados por la sociedad contemporánea?”, se preguntan sus creadores. Por eso resulta apasionante cómo figuras como Dana Fahadi trataron en este encuentro aspectos como el de si el feminismo de Swift podría ir más allá.
“Para mí, letras como la de la canción 'The man' promueven cualidades que son destructivas en lugar de enriquecedoras y competitivas en lugar de colaborativas, fomentando una mentalidad de “ley de la jungla”. Se supone que todas parten del mismo punto de partida, mientras que en realidad, algunas tienen muchas más ventajas que otras por ser parte de un grupo social más privilegiado”, escribe.
Taylor ha sabido sortear infinidad de obstáculos en su carrera (el concepto 'mansplaining' se introdujo en la cultura pop cuando Kanye West interrumpió su discurso de agradecimiento en los VMAs de 2009) e incluso hoy sigue recibiendo puñaladas de compañeros de la industria (Neil Tennant, de Pet Shop Boys, acaba de decir que la cantante "no tiene ninguna canción conocida"), pero este Ave Fénix del pop en realidad no es tal cosa, porque ella jamás ha tenido que resurgir de sus cenizas, pues nadie ha logrado realmente tumbarla… Y que conste que este texto no lo firma una swiftie, y esa tal vez sea una buena señal de que el fenómeno Swift es tan asombroso que incluso interesa a los que no nos planteamos siquiera escuchar un álbum doble sobre batacazos amorosos, porque bastante tenemos con los nuestros... ¿O no? Send help.