- La mediocridad puede hacerte muy feliz en el trabajo y en la vida
- Famosos que juegan a ser gente corriente
Hace más de un mes que se estrenó uno de los documentales más esperados del momento, Pombo. María Pombo, la principal protagonista, es una de las influencers más conocidas y exitosas de nuestro país, con más de 3 millones de seguidores en su cuenta de Instagram. Sus hermanas, Marta Pombo, Lucía Pombo y Gabriela Toral, también cuentan con un gran número de followers, por no hablar de sus respectivas parejas, todos metidos en la gran industria de las redes sociales. Algunos las han bautizado como las Kardashians españolas, pero el objetivo de esta docuserie es, precisamente, retratar la normalidad de sus vidas. Y esto ha causado mucho revuelo: ¿se puede llamar realmente normalidad? ¿Es anormal ser normal? ¿Qué es normal? Analizamos la "normalidad" de las redes sociales.
Qué se considera normal hoy en día
Según la RAE, 'normal' habla de lo habitual u ordinario. Es decir, lo que consideramos una práctica común y regular en la sociedad. No obstante, como nos refiere la psicóloga clínica y coach ejecutivo Pilar Guerra Escudero, "es una palabra muy flexible, que se puede redefinir en cada generación y dependiendo también del contexto social y cultural específico". Así, la normalidad de hace 50 años y la de ahora probablemente no tengan nada que ver, y este concepto va cambiando y adaptándose en todo momento, adoptando nuevas nociones y matices.
Una gran normalidad a la que estamos habituados ahora es a recibir estímulos constantemente vía redes sociales. Necesitamos esa adictiva dosis de contenido interactivo y, dentro de este, la vida de influencers y prescriptores. Tener una "pequeña ventanita" a su realidad nos distrae y nos hace olvidarnos de la nuestra. Y, en nuestra mente, todo lo que postea y comparte dicha persona se recibe como algo normal, lo cotidiano (aunque no se asemeje a nuestra propia normalidad). Eso sí, diferenciamos entre el 'normal' de lo que estamos acostumbrados a ver y el 'normal' de lo que creemos que debería ser una vida regular, y no solemos relacionar este último con los personajes públicos.
De hecho, una de las grandes polémicas de las redes sociales trata sobre esconder lo negativo de nuestro entorno y mostrar sólo lo positivo, creando una ilusión falsa de que su normalidad es maravillosa, emocionante y todo es del color de rosas. Las nuevas generaciones están cambiando esto y cada vez más hablan abiertamente de sus problemas, se enseñan llorando o explican sus episodios de ansiedad.
En este sentido, quizás el documental Pombo haya tratado de acercarse a la realidad más transparente del clan para demostrar que tras todo el glamour, las fiestas, los eventos y el maquillaje, podemos encontrar a personas reales de carne y hueso con preocupaciones mundanas, como la familia, el amor o el trabajo. Cuando hablan de lo normales que son, y de cómo esto resulta toda una excepción hoy en día, podrían referirse a los valores que manejan como individuales más que a hacernos creer que llevan una vida normal (como la que podemos llevar el resto).
La mayoría de nosotros no podríamos permitirnos muchas de las cosas con las que cuentan o experimentan, pero sí podemos sentirnos identificados con ciertos principios que rigen su día a día, como la importancia de rodearse de sus seres queridos o recordar de dónde venimos. Una faceta importante que también permite conectar mucho más con este tipo de celebridades es la que tratamos de camuflar, nuestros defectos y las situaciones caóticas. Esa "normalidad" detrás de la fachada de que 'todo es perfecto' es exactamente lo que nos hace disfrutar. Buscamos ver personas reales, no robotizadas.
¿Nos aburre la normalidad?
Además de halagos, el reality también ha recibido numerosas críticas. Algunas de ellas, de hecho, atañe a lo demasiado ordinarias y "normales" que son, tanto que no aportan diversión alguna. Jorge Javier Vázquez, ex presentador de Sálvame, comentaría que "las Pombo me recuerda mucho a esas películas francesas en las que no pasa nada porque lo importante es lo que no pasa", haciendo alusión a una necesidad de "drama" o argumento fuera de lo que vivimos en nuestro día a día.
Como nos explica Pilar Guerra Escudero, "la idea de que ser normal es aburrido ha surgido en parte debido a la exposición constante a estilos de vida supuestamente emocionantes y extraordinarios en las redes sociales; existe una tendencia a buscar entretenimiento ficticio en lugar de apreciar la autenticidad del día a día. Aunque hay también cierta tendencia incipiente a mostrar la realidad sin falsear, en general, la representación idealizada en las redes sociales puede generar una preferencia por la espectacularidad, en detrimento de la realidad más común".
El concepto de escaparnos de nuestra realidad a través de las vidas "llenas de aventura" de otras personas siempre ha estado ahí, de hecho la lectura ha sido durante mucho tiempo una forma de escapismo muy efectiva. El problema viene cuando consideramos que las personas son un espectáculo de ficción y nos deben una "obra de teatro" para entretenernos. Deshumanizamos a las personas par convertirlas en objetos de entretenimiento, y es uno de los grandes peligros de las redes sociales.
Quizás la "normalidad" de las Pombo no es la que nos esperábamos, pero es probablemente un paso en positivo hacia una visión de las redes sociales más cercana y realista. Intentar comprender y a las personas que hay detrás de una pantalla, en vez de glorificarlas y destriparles de las características que les hace humanas.
Graduada en Filología Hispánica y especializada en marketing digital y comunicación de moda, belleza y lifestyle, Carolina vive su sueño como colaboradora para Elle y desarrolla asimismo su labor de PR para firmas de moda y gastro. Se considera una verdadera experta en tendencias, descubrimientos beauty y restaurantes de moda. La lectura, el fitness, Friends y sus gatos son algunas de sus pasiones favoritas, y Bélgica su segunda casa.