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A raíz del éxito de 'Emily in Paris', el público está buscando más películas y más trabajos de Lily Collins para revisar, que con su carisma y su simpatía está conquistando a millones de suscriptores de Netflix. Y, así, mundialmente, el público ha dado con 'La herencia', una película que rodó simultáneamente a la primera temporada de la serie que le ha catapultado a la fama con su papel como Emily Cooper, película que podemos ver en Amazon.
Posiblemente, la clave del éxito de 'La herencia' tenga que ver con la curiosidad que a la gente le despierta la vida de los ricos. Lo hemos visto en películas como las dos partes de 'Puñales por la espalda' o en la serie de HBO 'Succession' o incluso en los realities de Tamara Falcó o de Georgina Rodríguez. Despiertan nuestra parte 'voyeur' y nuestro lado más aspiracional.
Teniendo en cuenta todo esto 'La herencia', dirigida por Vaugh Stein ('Cada respiro que das'), toma este camino narrativo, teniendo en cuenta que unos ricachones, además de fortuna, pueden tener secretos ocultos en el armario. Lo mejor de la película es la interpretación de Lily Collins y de Simon Pegg, pero como la historia es demasiado ambiciosa y no llega a ninguna parte, 'La herencia' no acaba de ser merecedora más que de un aprobado raspado.
Collins interpreta a Lauren, la hija de un acaudalado político, Archer Monroe (Patrick Warburton). Un día, en medio de una rueda de prensa, se entera de que su padre ha fallecido misteriosa y repentinamente. La noticia provoca un circo mediático y deja a Lauren con un sinfín de preguntas. Pero la lectura del testamento de su padre no hace más que incrementarlas. No sólo le ha dejado a su hermano (Chace Crawford, al que recordarás de 'Gossip Girl') una herencia veinte veces superior a la suya, sino que su padre también le ha dejado un misterioso pendrive.
Es una faena para Lauren, pero si su padre se lo ha dejado, es que ella es la responsable de su contenido. El pendrive tiene un vídeo en el que su padre detalla la ubicación de un búnker subterráneo secreto. En él (sorpresa que da mucho miedo) se encuentra encerrado un extraño espeluznante (Simon Pegg) que ha sido encarcelado allí durante años por su padre.
Por si este descubrimiento no fuera lo bastante impactante, el desconocido también conoce un montón de secretos sobre su familia que podrían desvelarlos por completo si los descubriera el público, y desde luego no está dispuesto a caer sin luchar. Armada con una nueva determinación para descubrir la verdad, Lauren aprende que lo que su padre le dejó tiene mucho más peso que el dinero o las pertenencias.
Lo cierto es que el principio es de lo más prometedor, sienta las bases de lo que parece que va a ser una buena película. Pero no, quizás se pierde un poco en ellas y, cuando Lauren descubre el búnker en la primera mitad de la película, la cosa se empieza a desmadrar y según se van descubriendo capas interesa menos al espectador.
Como hemos dicho al principio, Collins y Pegg aportan suficiente entusiasmo y energía a sus respectivos papeles para aumentar la intriga en la historia, incluso cuando se enreda en su propio misterio. El guion ha sido alargado un poco artificiosamente, hay diálogos que se hacen bastante pesados e incluso momentos absurdos.
El trabajo de un veterano como Simon Pegg es muy interesante; cómo construye una personalidad manipuladora muy fuerte, aunque Collins está muy correcta como la pija Lauren y cómo tiene que encajar en una forma concreta de ser y de lo que se espera de una chica como ella.
Al final, sus grandes revelaciones resultan deslucidas, sirviendo más como un sprint apresurado hacia la línea de meta en lugar de tomarse el tiempo necesario para asegurarse de que cada golpe es el adecuado. Aunque el guion comienza con una nota alta interesante, poco a poco desciende a un territorio desordenado a medida que los personajes intentan atar múltiples cabos sueltos a la vez. Lo dicho, aprobado raspado a pesar de la sensación que está causando.
Begoña Alonso es experta en ocio, cultura y estilo de vida, coordinando la sección de Living en Elle.es desde hace más de seis años. Llevar la sección de Living supone que lo mismo escribe un reportaje sobre las mejores series de terror de Netflix, que un artículo de viajes y lunas de miel, un perfil de una activista feminista o un listado de los mejores libros de la historia que tienes que leer.
Siempre suele decir que la vida no le da para todo: libros, agenda, música, ocio, cine, series, plataformas de streaming (Netflix, Amazon, HBO, Disney+, Filmin, Movistar+, Apple TV+…), maternidad, televisión, feminismo, viajes, cultura, ‘lifestyle’, motor, tecnología… Pero es capaz de llegar a todas partes para ofrecer siempre los contenidos más actuales e interesantes.
Begoña Alonso se licenció en 1999 en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, pero cuenta casi con 30 años de experiencia en la profesión. Se estrenó en medios locales como Huelva Información o Las Provincias, pasó por radios vecinales haciendo programas de cine y luego aterrizó en el mundo del papel, en medios como La Razón, Maxim o Reporter.
Tras 9 años dedicada al ‘branded content’, Begoña lleva una década en ELLE, el mismo tiempo que ha transcurrido desde que consiguiera el Premio 20 Blogs por ‘The Best of the 80s’, un blog de música de los 80, una de sus pasiones. También adora las películas de boda y se pasa más tiempo planificando viajes que llevándolos a cabo, pero eso es otra historia.
