Cercana, transparente, entregada y humilde. Sus ojos transmiten una montaña rusa de sentimientos. Macarena García (Madrid, 1988) conquista a través de la cámara y atrapa en las distancias cortas. Su dedicación absoluta, una pasión sin mesura y la empatía de la que hace gala la han convertido en una de las actrices de referencia de la escena nacional. Inmersa en este momento en varios rodajes y a punto de estrenar la segunda temporada de la serie Paraíso en Movistar+ (un emocionante thriller policíaco con tintes nostálgicos en el que interpreta a la agente de la Guardia Civil Costa), si algo define su actitud frente a los focos es el magnetismo. En esta ocasión, este icono de la escena interpretativa patria comparte protagonismo con un icono de la moda internacional: Lady Dior, el legendario bolso que la maison parisina dedicó a Diana de Gales en 1995. Un auténtico objeto de deseo que se reinventa año tras año sin perder su esencia. ¿Qué convierte un objeto en un icono? ¿Qué necesita una persona para alcanzar la categoría de musa? ¿Qué es la elegancia? ¿Qué es el lujo? Nos proponemos descubrirlo.
TEST: ¿Cuánto sabes del mítico bolso Lady Dior?
Nos sorprendiste como Blancanieves, nos conquistaste con La llamada, ahora podemos disfrutarte en Paraíso… pero ¿quién es realmente Macarena García?
Es difícil responder. ¡Soy una cosa tras otra! Soy una chica sencilla, que necesita estar cerca de su gente, que disfruta mucho de los placeres pequeños de la vida. Que le apasiona su profesión y está en continuo crecimiento. Podría decirte mil cosas...
Nos conformamos con cuatro adjetivos....
Exigente, insegura, cariñosa y empática. ¡Por ejemplo!
Hoy compartes protagonismo con un símbolo de la moda, el bolso de Lady Dior, de una de tus firmas fetiche.
Me acompaña desde el principio: iba de Dior cuando recibí el Goya por Blancanieves. También en el estreno de La llamada, en un festival de Vitoria... Es una marca con la que he ido de la mano todos estos años de carerra, y me siento muy unida e ella. Siento que habla muy bien de mí.
¿Cómo definirías tu estilo?
Tranquilo, sencillo, no soy muy de arriesgar. Creo que la moda habla de tu interior y hay momentos en los que te apetece probar pero, por lo general, me gusta ir cómoda. A veces voy por la calle en plan, por favor, que no me vea nadie (risas). En las alfombras, aprovecho la ocasión: me dejo guiar por estilistas y se convierte en algo muy divertido y una oportunidad de lucir la obra de arte de algún diseñador.
¿Cuál es la joya de tu armario?
Un bolso de Dior que me regalaron y que me encanta. Y una camiseta blanca que tiene una caída perfecta. Si la pierdo, ¡me muero! (Risas).
¿Qué es la elegancia?
Hay muchas maneras de ser elegante. Cuando eres fiel a ti misma, a tu estilo, a quién eres, hay algo que traspasa.
¿Y el lujo?
Por definición, es tener la oportunidad de acceder a cosas extraordinarias. Pero para mí, el lujo son cosas más sencillas del día a día. Tanto que, a veces, las pasamos por alto.
"El lujo es vivir como quieres", decía Chris Steward, batería de Génesis.
Es una buena definición. Para mí, el lujo sería una buena conversación con un amigo, un buen encuentro, una película en el cine, un buen disco… Las cosas sencillas que se convierten en lujos del día a día.
Esas cosas que aprendimos a valorar en la pandemia.
Sí, aunque se nos ha olvidado. Pero es bueno recordar que descubrimos lo que teníamos. A mí me asustó mucho toda la situación. Me superó ver lo vulnerables que somos.
¿Cuál es el momento vital del que te sientes más orgullosa, ese que pondrías en bucle en pantalla grande?
Pondría hitos pequeñitos: días en la playa, con mi familia de pequeña, con mis amigas este verano en Ibiza. Estar rodeada de amigos, en la naturaleza, sin preocupaciones, donde todo está bien. Eso sí que es un lujo. También rescataría momentos de crecimiento, incluso tristes. Son clave para avanzar.
¿Se aprende de lo malo más que de lo bueno?
En el momento no es fácil darte cuenta pero, con la distancia, eres capaz de ver todo lo que te sirvió. Yo intento recordarlo, para acercar antes esa sensación. "Esto me va a servir para algo, por lo tanto, ¡voy a querer este momento!" (Risas).
Si pudieras volver a grabar alguna escena de tu vida, ¿cuál sería?
Nada, no borraría nada, de verdad. Las cosas pasan porque tienen que pasar. Todo forma parte del cambio. Siempre estoy haciéndome mil preguntas y con el "y si" en la boca. Pero la vida me ha demostrado que luego nada es para tanto.
¿Eres la mujer que soñabas convertirte?
Nunca he soñado en convertirme en nada. Pero si mirara desde atrás, sí, yo creo que estaría orgullosa.
¿A cuál de tus personajes te sientes más unida?
Imposible contestar a eso. Al final, cada personaje representa una parte importante de tu vida. Hay personajes clave: Blancanieves, obviamente, me cambió la vida. María de La Llamada, por todo lo que conllevó ese proyecto, con mi hermano (Javier Ambrossi) y con Javi (Javier Calvo), por cómo empezó y cómo terminó. Allí conocí a varias de mis mejores amigas.
¿Quiénes son las mujeres que te inspiran?
Penélope Cruz, Marion Cotillard, Olivia Colman, Bárbara Lennie… Y otras actrices que tengo la suerte de tener como amigas, como Belén Cuesta, Anna Castillo, Berta Vázquez… Y luego ya en casa: mi madre, mis tías, mis abuelas...
¿En qué te gustaría inspirar a ti a otras mujeres?
Quizás en la manera de hacer las cosas con amor. Desde la dedicación absoluta y la pasión se puede lograr mucho.
¿Esa es tu filosofía, tu lema en la vida?
No soy muy de lemas, la verdad.
Creía que ibas a decir aquello de "Lo hacemos y ya vemos".
Intento recordar a menudo esa frase que mi hermano y Javi tienen tatuada. Ese "Lo hacemos y ya vemos", y que pase lo que tenga que pasar. Yo me planteo mucho si lo que estoy haciendo es la decisión correcta, pienso en las consecuencias... A veces soy demasiado reflexiva. Vivir más desde la aventura y divertirse, que al final solo tenemos una vida.
¿Cuál es la fuerza que te inspira a seguir adelante?
La fuerza de la vida.
¿Vitalista por naturaleza?
He tenido mis momentos (risas). Ahora me pillas en uno muy bonito. Todo se coloca y empiezo a disfrutar y a entender cómo gestionar mis emociones, que a veces han podido conmigo. Con ayuda de mis terapias, el paso del tiempo, estar cerquita de mi gente, he alcanzado cierta estabilidad.
¿Cuál ha sido la clave para lograrla?
Aprender a autocuidarme y descubrir qué me hace bien. En mi caso es mi familia, mis amigos, leer, hacer deporte y hacer terapia. Es superimportante pedir ayuda.
En un mundo en el que ahora se mide todo en likes, ¿qué es el éxito para ti?
El éxito para mí tiene que ver con algo más interno. Cada vez más me doy cuenta de lo efímero que son las redes sociales: no representan nada en realidad, es como una pequeña mentira. Para mí el éxito es encontrar la paz, la estabilidad, sentirme bien conmigo misma. No tiene que ver con los logros ni con el dinero ni con las grandes hazañas. Esas cosas llegan y luego se van.
Nos volvemos a encontrar dentro de cinco años, ¿qué te gustaría poder contarme nuevo?
Me gustaría haber encontrado un equilibrio en la vida entre lo personal y lo profesional. Porque a veces en esta profesión te asustas y crees que ya no vas a volver a trabajar.
¿"Síndrome de la impostora", quizás?
Muchísimo. Penélope Cruz decía el otro día que cuando empieza un proyecto piensa que la van a echar el primer día de rodaje. ¡A ella! (Risas). Pero creo que, mientras no te paralice, es algo interesante; te pone las pilas. Yo no concebiría esa profesión sin ese gusanillo, sin ese pequeño vértigo que hace que saques lo mejor de ti.
Actriz, cantante, artista de la alfarería. ¿Nada se te resiste?
¡Mil cosas! Pintar pinto horrible... (risas).
¿Estamos ante la mejor versión de Macarena García?
No creo, no creo. Pero la que hay ahora está bien. Muy bien.