Aunque el esgarraet se sirve habitualmente como tapa o entrante, puede también disfrutarse como ensalada ligera o guarnición. Su frescura lo hace ideal para los meses de calor, pero también resulta reconfortante en invierno acompañado de un buen trozo de pan. La sencillez de sus ingredientes y la intensidad de su sabor lo han convertido en una receta que se transmite de generación en generación, conservando su esencia intacta.
Además de su sabor, el esgarraet destaca por ser un plato saludable: bajo en hidratos, rico en proteínas gracias al bacalao y con un alto contenido en antioxidantes procedentes de los pimientos.
Prepararlo el esgarratet no exige grandes habilidades culinarias, solo paciencia para asar y pelar los pimientos, y generosidad con el aceite de oliva. Es un ejemplo perfecto de cómo la cocina tradicional mediterránea combina ingredientes básicos para lograr resultados extraordinarios.
