- Vinos gaditanos, muy distintos a los famosos de Jerez, tan ricos como ellos y que maridan fácilmente
- Dos vinos, un espumoso blanco y un tinto, preferidos de la mayoría de la gente, por menos de 14 euros
- Dos vinos blancos muy ricos y asequibles que arrasan en Estados Unidos
Has leído bien. No es que te vaya a explicar la receta del calimocho o de la sangría. Ni mucho menos. Ya sabes que mi religión no me lo permite. Vengo de cinco generaciones amando el vino y no lo voy a estropear todo por un mal cóctel. Esta semana quiero hablarte de los vinos tintos que se pueden tomar en verano porque se pueden servir un poco fresquitos.
Cuando las temperaturas se alzan las del vino tienen que bajar y por esto en estas estaciones del año nos cuesta tomar vinos tánicos y con reserva. Porque es el índice de tanino el que marca la temperatura en el tinto. Por eso apunta: imprescindible que tengan una de estas dos cosas. O que esté hecho con maceración carbónica (que da notas a palote de fresa como el Beaujolais Noveau) o que esté elaborado a partir de la variedad Pinot noir. Y enseguida te pongo dos ejemplos sin irme a la Borgoña con su clima continental y sus delicados tintos.
Murmurón, de Sierra Cantabria
El primero es este tempranillo que evoca los típicos cosecheros riojanos que se tomaban para desayunar e ir a hacer la vendimia. Son vinos que se tienen que consumir durante el primer año, sedosos, golosos, crujientes y explosivos. Y es que precisamente es porque se genera la fermentación dentro del propio grano. Este Murmurón de la bodega Sierra Cantabria (D.O.Ca Rioja) cuyos viñedos están entre San Vicente de la Sonsierra y Labastida firmado por la sabia familia Eguren. Sírvelo a menos de 14 grados porque ya sabemos que en los meses de calor enseguida sube la temperatura.
Acusp, de Bodega Castell d’Encús
El segundo “tinto de verano” que te recomiendo es este pinot noir tan delicado y con tanta drinkability que te olvidarás del amargor, el envejecimiento y del cuerpo de los tintos clásicos para abrazar la delicadez, la juventud, la floralidad y frutalidad de este que recuerda a las violetas y los arándanos. Se llama Acusp de la Bodega Castell d’Encús y es del Costers del Segre firmado por Raül Bobet, un enólogo zen que hace vinos que respiran calma.
Es un vino de montaña (1000 metros): tiene buena acidez y poca carga tánica para servirlo bien fresquito. Porque recuerda que cuando se habla de la famosa “temperatura ambiente” es de bodega (es decir una temperatura constante de 14-16 grados con un 75% de humedad) y no el del calor que pega en una terraza en verano.
Por eso no dejes que el tinto sea solo un maridaje estacional o que dependa de tener el aire acondicionado a tope. Precisamente por el cambio climático hay una tendencia mundial a consumir cada vez más blancos, rosados y espumosos. Aunque para muestra, un botón. Un tinto fresco en verano también se puede.