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Proveedores locales, grandes firmas (desde Fratelli Figurato hasta Diego Cabrera), restaurantes que juegan con lo local, lo típico y la tradición que conviven con lo “viajado”, lo global y lo moderno. El nuevo DAIA Slow Beach Hotel es un destino gastronómico en si mismo en Cádiz que ofrece saborear de manera lenta una cuidada culinaria junto al mar.
Cuando uno lee en la web de DAIA los conceptos con los que han jugado: slow food, productos orgánicos y locales, midfullness gastro, ingredientes de proximidad, comida tradicional… cuesta creer que este nuevo hotel sea capaz de dar contenido real a lo que podría ser simplemente un buen story telling.
Pero resulta que lo que “venden” es real y tangible. De hecho, este beach resort de cinco estrellas, acaba de recibir el Certificado 'S' de Sostenibilidad Turística, otorgado por el Instituto para la Calidad Turística Española y Sostenibilidad (ICTES), situándolo como referente del turismo responsable en la Costa de la Luz. DAIA está ubicado en Conil, asomado a la playa de La Fontanilla y mirando al Atlántico. Su extensa y bien pensada oferta foodie habla de territorio y de personas.
"En nuestro hotel apostamos por el slow food a través de la colaboración con casi una treintena de pequeños productores y bodegas locales, quienes juegan un papel crucial en nuestra filosofía de calidad y sostenibilidad", explica Antonio Basallote Navarro, director del hotel.
"Creemos en la importancia de apoyar a estos artesanos, ganaderos, marineros y agricultores que, con su dedicación, nos proporcionan productos únicos y de alta calidad, respetando los tiempos de la naturaleza y resaltando los sabores más puros. Estas colaboraciones no solo enriquecen la experiencia gastronómica de nuestros huéspedes, sino que también promueven la sostenibilidad y el desarrollo económico justo de la comunidad local. Cada producto que ofrecemos -como los quesos o nuestros vinos- cuenta una historia de amor por el territorio, reflejando la autenticidad y los valores de respeto por el entorno que forman la base de nuestra filosofía y garantizan la satisfacción de nuestros clientes", concluye Antonio.
Desde luego que la creciente producción de la región (con nuevas empresas y autónomos foodie dando lo mejor de si) y los tradicionales productos gaditanos y andaluces se lucen aquí sobremanera. Estos se identifican en cada menú con el característico caracol del movimiento slow food.
UNA DEPENSA REBOSANTE
Hora de desayunar. El pan es ecológico, del Horno San Antonio (Conil); la sal viene del Parque Natural de la Bahía de Cádiz (Salinas Bartivás); el aceite de Agrodesarrollo (Lora de Estepa) y los huevos de Granja Rodríguez (Conil). Los dulces vienen de López Aragón (El Puerto), las mermeladas de Conservas Contigo (Puerto Real) o la miel (y resto de productos apícolas) son de Rancho Cortesano (Jerez). La guinda la pone el café de Kima (Felipe Restrepo, Colombia-Sevilla) y la leche Cra de Conil que acompañan las tejas de almendra de Cien Palacios (El Puerto) o la selecciones de productos artesanos (galletas, pastas…) de Alándalus Club (Cádiz).
¿Pensando en el aperitivo? Las aceitunas son de La Ermita (Medina Sidonia) y las patatas fritas (que no falten) de Franjosé (Chiclana). Los quesos de cabra florida son de El Bucarito (que pastan en libertad en Rota) y los de la Sierra de Cádiz de José Luis y Andrés Holgado.
Las carnes, como no, son de Vejer (Cárnicas el Alcazar, familia Ortega Rubio), de la ganadería ecológica de Miguel Ángel Butrón (Chiclana) y de Urbano (Campo de Gibraltar). Moisés trae los pescados de las lonjas del Puerto de Santa María, Sanlúcar, Chipiona, Conil y Tarifa; ¿los mariscos? de Llinares (Algeciras).
No podía faltar el atún de almadraba de Petaca Chico (Conil) y Bedimar (El Puerto). Las verduras llegan a diario de la huerta familiar ecológica (y vecina), gestionada por Pedro José Muñoz Sánchez y Elisa Patiño Martínez, que desde 2019 se dedica a la agricultura bio bajo la firma Ecocinelle; los hermanos Muñoz traen las frutas de Frucoluz y las algas son de Suralgas (Vejer).
La experiencia tiene su prolongación en las habitaciones de DAIA con los chocolates de la Despensa del Palacio (Estepa, Sevilla), infusiones ecológicas o pistachos Nazaríes de una empresa familiar malagueña que llevan más de 30 años trabajando el producto y que fueron pioneros en su cultivo en Andalucía.
DE TODO Y PARA TODOS
A la calidad premium de los productos se les suma el talento de chefs como Julio Fernández (una estrella Michelin por Abantal, Sevilla) que se encarga de dar el punto actual a la tradición. Por su parte el cocinero Vicente Fortea controla todo lo relacionado con cocina sostenible, David Gil controla la pastelería y el premiado (y experto en cocina nipona) Carlos Navarro se entrega a los cortes del atún de Barbate y su declinación en el sushi bar. Se les suman otros grandes nombres de la gastronomía como los pizzeros napolitanos Fratelli Figurato o el coctelero y mixólogo argentino Diego Cabrera.
De esos proveedores, chefs y sinergias surgen diversas opciones en restauración para disfrutar de DAIA. Las probamos y te decimos qué platos pedir y qué mesa reservar:
SALAMAR
Aquí se sirven elaboraciones típicas gaditanas con toque actual. Se trata de un espacio abierto con carácter andaluz (no faltan los arriates con geranios) y que evoca al mediterráneo. Los productos de la carta ayudan a sentir el lugar, como los vegetales de cercanía o pescados frescos de la lonja, entre los que destacar el característico atún de almadraba.
Qué perdir: El atún es uno de los ingredientes que más vas a encontrar en todo el hotel pero aquí tiene un especial protagonismo. No te lo pierdas en sus papas aliñas con ventresca en sashimi o encebollado en croquetas. Remata con su arroz meloso.
Dónde sentarse: Junto al balcón que se asoma a la piscina principal.
ROOTS
Para la cena, basa su carta en productos de la huerta de Conil, así como las pastas y las pizzas (ojo a la de mozzarella y calabacines) de los Fratelli Figurato elaboradas con los productos más frescos. Platos de verduras como entrantes elaborados con ingredientes cosechados de la propia huerta conileña y seleccionados cuidadosamente por agricultores de la zona. Léase “Farm to Table”…
Qué perdir: Una simple Margarita (con piñones y emulsión de albahaca) con una copa de vino de Ronda es un lujo tras un día de playa. Ojo a su buffet de postres caseros y aperitivos regionales.
Dónde sentarse: En alguna de las terrazas con vistas al mar.
ORIGIN
El grill es el principal protagonista, complementado con platos frescos, como los pescados de la zona o las verduras (coliflor ahumada al carbón, por ejemplo). Pero sobre todo, cobran especial protagonismo las carnes, entre ellas las de la zona de la Janda como la de retinto, un verdadero emblema de la gastronomía gaditana. Criados en extensas dehesas y alimentados con pastos naturales, estos animales desarrollan una carne con un sabor único, profundamente arraigado en las tradiciones locales. Además se pueden degustar carnes veganas.
Qué perdir: El chuletón de vaca retinta de Alcázar. Acompañado de pimientos de Padrón y cogollos a la llama. Es perfecto para compartir (alrededor de 1K con hueso). También hay picantón rustido a la brasa o jarrete de cerdo terminado a la parrilla.
Dónde sentarse: Pide mesa para disfrutar de la música en vivo que ameniza a diario. Todo muy medido y chic como por ejemplo la música y voz del guitarrista Elioht Glez con covers de rumbas, flamenquito, jazz, boleros...
MAAM
Comparte espacio con los dos anteriores que se unen durante las mañanas para crear un gran espacio lleno de terrazas para desayunar al fresco. Desde los mencionados quesos locales, postres de proximidad, embutidos de la zona hasta los clásicos del desayuno hechos al momento como zumos, tortitas… además de frutas eco o bollería hecha “in house”.
Qué perdir: Huevos camperos (y de la zona) a la manera que cada uno quiera.
Dónde sentarse: En la terraza y en sombra, desde la mañana, en esta época, aprieta el sol.
SIESTA
Es el “pool bar” para aquellos que no quieren ni moverse de la tumbona para comer algo y seguir con el bronceado. Incluye opciones vegetarianas, veganas y platos bajos en calorías, sin renunciar al sabor auténtico de la cocina tradicional.
Qué perdir: Para empezar ensaladilla de verduras orgánicas y gambitas de lonja y guacamole mediterráneo con aguacate andaluz. De principal hay hamburguesa (de vaca retinta), mollete de jamón ibérico y queso payoyo o la ensalada de hojas verdes, peras frescas escabechadas, nueces caramelizadas y hierbas aromáticas.
Dónde sentarse: Al borde de la piscina, para un chapuzón entre plato y plato.
DAIA BEACH
Un chiringuito de playa para locales y visitantes, gracias a su ambiente y a su propuesta gastronómica de inspiración mediterránea y en la que los productos de cercanía de alta calidad son los claros protagonistas. Ya es un referente de los veraneantes de la zona y de la vida conileña e indispensable para todo el que quiere comer bien dejando su toalla, sillas y sombrilla instalados (cuentan con hamacas para huéspedes y no alojados) y a mano.
Qué perdir: Déjate aconsejar por Ignacio, que tiene dominada la zona. Pide algo de fritura para empezar, el marisco de lonja a la plancha, la ensalada de tomate de Conil y salmorejo cremoso. De plato principal lo mejor es la pesca del día que llega limpia y fresca a la mesa.
Dónde sentarse: Pide mesa junto al mar pero protegida del viento. Ya sabes, el Levante y el Poniente…
TAVIRA
Es el lugar perfecto para disfrutar de cócteles de autor mientras se contempla la vistas interminables al Atlántico, especialmente en el ocaso cuando se ven las luces al fondo del vecino Marruecos o los barcos en sus costas. La carta de cócteles ha sido creada por el renombrado bartender y mixólogo argentino Diego Cabrera, quien ha seleccionado personalmente bebidas locales y artesanales para crear un recetario adhoc. Además, estos cócteles podrán ser acompañados por el menú “Raw Bar” de Carlos Navarro: una propuesta sofisticada con técnicas asiáticas donde el producto fresco y crudo (y de nuevo el atún) se convierte en protagonista.
Qué perdir: Alguno de los cócteles de Cabrera (como el “Gaditana” con gin, licor de flor de sauco, zumo de mandarina, limón y sirope de romero) para acompañar un aperitivo de Navarro (makis, rolls, nigiris, pokes, ceviches…)
Dónde sentarse: Junto al DJ para disfrutar de su música chill que armoniza con los distintos momentos de la puesta de sol.
THE ONE
Un lounge privado con terraza exclusiva, donde se puede disfrutar de gastronomía gourmet (snacks entre horas, una copa antes de cenar, un aperitivo antes de comer…) y una selección de bebidas premium, además de otras comodidades como check-in exclusivo, y servicios personalizados. Todo incluido para clientes VIP o alojados en categorías superiores.
Qué perdir: Es perfecto si quieres desayunar tarde o merendar (abre de 11.00 a 19.00). Tienen de todo: sándwiches, pastelería, fruta, zumos, cafés…
Dónde sentarse: En las sillas columpio que cuelgan de su terraza mirando al mar.
REDONDEANDO LA OFERTA FOODIE
Para enriquecer aún más la experiencia, el hotel ofrece un lobby bar y un café de especialidad. La oferta gastronómica se complementa con una cuidada carta de vinos que abarca desde etiquetas locales hasta renombradas bodegas internacionales. También ofrecen catas de vino o de aceite y talleres de licuados, fermentación, mermeladas y de cocina andaluza.
Las experiencias gastronómicas se extienden más allá del hotel y organizan todo tipo de excursiones: mindfulness a caballo con paradas en una almazara de aceite de oliva (con Sancha Pérez acompañado de tapas: jamón ibérico, queso de cabra payoya, aceitunas en banderillas, salmorejo…) y en una bodega de Chiclana (vinos de Jerez de Manuel Aragón). También rutas guiadas por el Parque Natural de Breña con visita enológica o picnic gastro en bicicleta eléctrica. Otro planón se llama “sabores de Conil”. Consiste en una visita al Mercado de Abastos de Conil para hacer una lista de la compra conjunta para luego realizar una división por equipos. A continuación masterclass de cocina al regresar al hotel con degustación de los platos elaborados y entrega de recetas personalizadas para emularlas en casa.
El hotel cuenta con numerosas piscinas, acceso a la playa, wellness (ojo a sus masajes “gastro” como D´Mar con exfoliación con sal marina e hidratación con aceite) con todo tipo de actividades como prana & sound healing, meditación guiada o pool yoga. También observación de estrellas, clase de flamenco y talleres de cerámica, pintura (en azulejos, abanicos…), cosmética casera, incienso, cerería y cestería que subrayan su vinculación a la cultura local. Ojo a sus habitaciones y suites con piscina privada y a las que tienen vistas sin barreras al Océano. Todo con interiorismo costero, “neoplayero”, rústico, lleno de texturas naturales y relajantes colores neutros arena, en el tono de sus eternas orillas…
DAIA SLOW BEACH HOTEL CONIL
Dirección: Av. de la Marina, s/n. Conil de la Frontera, Cádiz
Teléfono: 951 56 11 87
Web: www.daiahotels.com/daia-conil