Sí, estamos en esa época del año que es lícito comer chocolate sin tanta culpa. Las monas de Pascua son ideales para recordar uno de los maridajes más top de la historia. Chocolate con vino: cuando suma de las partes multiplica el placer. Los chocolates blancos, al tener más cantidad de manteca y la textura más cremosa aprecian los vinos blancos dulces como esta rareza de la aclamada bodega Ossian en Castilla León. Verdling Dulce es un semidulce de verdejo con nariz cítrica y floral que puede recordar a los grandes rieslings.

Ossian Verdling Dulce

Ossian Verdling Dulce
Crédito: Bodega Ossian

Con el chocolate con leche, es increíble catar Muller Aureo 1954 con un 70% macabeo y un 30% de garnacha blanca. Esta bodega archiconocida por su histórico vino de misa también triunfa con este rancio de color ámbar con recuerdos a café, ciruelas, higos con esa nota de amargura final imprescindible para equilibrar la combinación líquido-sólido. También triunfa la combinación con un tinto joven o fino como un pinot noir de Borgoña o una garnacha de Gredos.

Muller Aureo 1954

 Muller Aureo 1954
Crédito: Bodega De Muller

De Muller Aureo 1954 Seco

Aunque mi maridaje fetiche sea vino tinto con chocolate bien amargo (si es 90% mejor que mejor). Estos dos oscuros objetos de deseo son ideales para una sobremesa sin reloj. Aunque parezca que lo hago por el nombre (que también) es por sus variedades: syrah, más garnacha con cabernet Sauvignon. Con un cuerpo potente potencia para acompañar los chocolate de alta intensidad.

Con chocolates de más del 70% lo ideal son vinos como el Zinfandel, el Malbec o vinos con mucha maduración polifenólica para nivelar el cacao. Se llama The Chocolate Block y su envejecimiento en madera lo dota de las especies y los taninos maduros que recuerdan a las moras y al mocha. Este Wine Of Origin Swartland que está haciendo brindar la nueva ola de viticultorres de Sudáfrica.

The Chocolate Block

The Chocolate Block
Crédito: Bodega Boekenhoutskloof

Y para acabar un fortificado tópico y típico comodín del público para esta combinación. Un Oporto Ruby (mitad tinta barroca, mitad touriga franca) generoso en fruta. Vino y chocolate se complementan: acides, dulzor y amargor para que una cosa llame a la otra.

Ramos Pinto Porto Ruby

Ramos Pinto Porto Ruby
Crédito: Bodega Ramos Pinto
Headshot of Meritxell Falgueras

Meritxell Falgueras es experta en sumillería, humanidades y la comunicación del vino. Es la quinta generación del histórico Celler de Gelida, arraigado en el barrio de Sants de Barcelona y lleva más de 25 años comunicando los placeres de los sentidos con un lenguaje cercano al alcance de todo el mundo. 

Su objetivo es divulgar el mundo del vino haciendo cupaje con la cultura, la moda, la actualidad y el feminismo, “hablando del vino casi sin hablar de vino”. Y así lo hace actualmente en sus 5 libros Presume de vinos en 7 días, Los vinos de tu vida, Qué beber cuando no bebes, #ConVinoConTodo y Cátame; sus columnas semanales en El Nacional y ELLE Gourmet, y en su pódcast Una botella compartida.    

Galardonada con el premio Nariz de Oro Joven Promesa de Cataluña y del Estado en 2007, y recibiendo elogios de la crítica especializada, su travesía enológica se ha nutrido de conocimientos en WSET Londres, y su formación abarca estudios en sumillería y humanidades en universidades como UPF, URL y el Ateneo Barcelonés, entre otros. También ha ampliado sus conocimientos en sus estancias en Italia, Estados Unidos y Francia.     

Meritxell Falgueras ha sido reconocida como Sumiller del año en 2011, Mejor Libro del Mundo de Bebidas por los Gourmand World Cookbook Awards en 2018 y Mejor Libro de educación del Vino en 2020. Ganadora de una entrega de Joc de Cartes en 2023, también se la puede degustar en medios como Catalunya Ràdio, en RNE y en TV3 como colaboradora.   

Apasionada por su trabajo y autodefinida como “comunicadora por necesidad”, en sus redes la encontrarás como @Winesandthecity y en su blog podrás conocer más de ella y sus recomendaciones semanales.