Aunque hemos conseguido grandes avances en la igualdad de género, hay ciertas esferas que aún esconden altas dosis de misoginia. Podría parecer imposible que eso ocurra en la cocina, teniendo en cuenta su pasado histórico (¿no ha sido siempre la cocina el espacio más representativo de la mujer?), pero el machismo también se cuece entre fogones, especialmente en aquellos dedicados a la gastronomía de lujo.

Detrás del discurso del chef apasionado que bebe del recetario de su madre y sus abuelas hay una pregunta deseosa de ser respondida: si la figura femenina suele ser fuente universal de inspiración culinaria, ¿por qué son ellos los aplaudidos, los que se llevan las estrellas y los grandes reconocimientos?

Maria Nicolau, tras más de veinticinco años de experiencia en restaurantes de Cataluña, España y Francia, responde: “Lo son porque pueden ocupar ese espacio al estar a hombros de las mujeres. No por eso de que "fueron influenciados por la cocina de sus madres y sus abuelas", esa cosa melodramática, folclórica y un poquito ramplona o rancia.”

maria nicolau cocinera y autora del libro cocina o barbarie
Iván Giménez

La chef y escritora del libro '¡Quemo!' va más allá y sitúa la conciliación familiar como la principal causa de este desajuste: “Cuando ellos están delante de un micro siendo entrevistados, nadie les pregunta cómo consiguen conciliar. Esa pregunta me la hacen a mí, a Begoña Rodrigo o a Fina Puigdevall, pero a ellos no se les pregunta qué pasa con sus hijos; se da por sentado que no son su trabajo, que su trabajo es correr esa maratón de la alta gastronomía y llegar a lo más alto”.

Ante esta problemática, la cocinera tiene clara la solución: “Entonces lo curioso no es que ellas no aparezcan en las fotografías de los congresos o de las grandes galas estrella Michelin o de 50 Best Restaurants, lo curioso es cómo es posible que las mujeres no hayamos dado un puñetazo encima de la mesa y hayamos dicho que antes de acceder a cuidar de sus hijos, lo que vamos a hacer es negociar ese pacto de fecundidad y decidir quién va a coger el teléfono cuando llamen de la guardería porque el pequeño tiene fiebre.”

"Lo curioso es cómo es posible que las mujeres no hayamos dado un puñetazo encima de la mesa"

“Hasta que esto no esté solucionado, esa fotografía final de la alta cocina no va a cambiar. Hay que renegociar eso para poder correr la maratón en igualdad de condiciones. Una vez renegociada esta conciliación en casa y una vez se deje de dar por sentado que somos nosotras las que tenemos que renunciar a nuestra vida profesional para que ellos puedan triunfar, entonces, quizá, la fotografía cambie”, concluye.

Headshot of Lucía Ruiz

Lucía Ruiz estudió Relaciones Internacionales y Comunicación y ahora continúa formándose con un Máster de Marketing de Moda. Escribe para aterrizar, para recordar, para existir. Es su manera de dar forma a la vida, de hacerla real. Por eso anota todo aquello que le hace feliz: la comida, los viajes y las nuevas experiencias no pueden faltar en la lista.