La leche ha sido una bebida jamás exenta de un halo de erotismo especialmente en la cultura americana, donde los anuncios de 'Got milk?', que animaban a la población a consumir lácteos haciendo a celebridades de la talla de David Beckham y Taylor Swift posar con un bigotito lácteo resultante de haber dado un generoso sorbo a un vaso de leche. No eran esos tiempos en los que la sección del supermercado anteriormente reservada como máximo a la triada compuesta por leche entera, desnatada y semi ahora tiene más variedades que Uniqlo tipos de jerséis.

Nicole Kidman ha celebrado su último premio bebiéndose un vaso de leche

La película 'Babygirl' cuenta con una escena en la que Harris Dickinson, que interpreta al becario de Nicole Kidman, le envía a través de un camarero un vaso de leche que ella bebe en medio de un acto de empresa con absoluta obediencia, dejando a los ahí presentes estupefactos. Ese se ha convertido en el momento más memorable de la película. Tanto, que ya hay cientos de memes inspirados en ese instante e incluso la australiana, al recibir un merecido premio por su papel en la gala de la National Board of Review, lo ha celebrando bebiéndose un vaso de leche. ¿Quién iba a decirles a los creadores de 'Got Milk?' que años después, la mismísima Nicole Kidman iba a ser una insospechada e improvisada embajadora no oficial de la campaña?

"Las tradwives y Robert F. Kennedy Jr. intentan ensalzar la leche no pasteurizada"

Lo curioso es que en un momento en el que al pedir un café has de elegir entre infinidad de tipos de leche, movimientos como el de las tradwives y figuras como la de Robert F. Kennedy Jr. están intentando ensalzar la leche no pasteurizada, por lo que el poder de un vaso de leche se debe ahora tanto a la sensualidad de la película como al contexto en el que ha llegado.

"En 'Babygirl', la leche es la primera pieza de ajedrez sexual de la pareja”

En el largometraje, la leche se convierte, como asegura la periodista Francky Knapp, en "la primera pieza de ajedrez sexual de la pareja". Cuando Romy, el personaje que interpreta Kidman, decide beber el vaso que Samuel le envía en un cóctel de empresa, todo cambia. No es ese el único momento en el que los lácteos se convierten en aliados sexuales repletos de significado, pues en otra escena, Nicole Kidman lame leche de la mano de Dickinson, emulando a un gato, por lo que quien salga del cine verá complicado pedir a partir de ahora un café con leche sin ruborizarse si el barista le sonríe o le hace cualquier tipo de pregunta.

Nos hemos habituado a que el alcohol sea la bebida que en las películas ayuda a desengrasar o facilitar según qué acciones, pero en 'Babygirl', es la leche la que funciona para hacer movimientos de poder, mientras que el agua hace lo contrario; y ocurre de una forma tan explícita que queda patente de manera muy clara que el agua sirve para alejar a Romy de cualquier coqueteo. "Son vasos de agua aleccionadora", dice Knapp.

"Los adultos que adoran beber leche son vistos con desconfianza e incluso con cierto repelús"

Los adultos que adoran beber leche son siempre vistos con desconfianza e incluso con cierto repelús. Hay un artículo de 'Vice' llamado 'Adultos que amáis la leche, ¿estáis bien?'. En el cine, la leche también ha sido empleada muchas veces para alertar al espectador sobre un personaje, como ocurre en la película 'Get Out' cuando Rose Armitage (a quien da vida Allison Williams) se toma un bowl de cereales Froot Loops acompañado de un vaso de leche que por alguna razón, no vierte nunca en el plato. "Hay algo horrible en la leche. Pensad en lo que estamos haciendo. La leche es repugnante", explicaba el director, Jordan Peele, a 'LA Times'.

la naranja mecánica
Cortesía.
Imagen de ’La naranja mecánica’

Y no olvidemos que en 'La naranja mecánica', sus inquietantes y violentos protagonistas beben leche. "En el Korova Milk Bar servían leche-plus. Leche con velloceta o con dencromina… que es lo que estábamos bebiendo. Eso agudizaba nuestros sentidos y nos dejaba listos para una nueva sesión de ultraviolencia", señalaba el personaje interpretado por Malcolm McDowell.

"La leche habla de rituales de fertilidad, de la adoración de los senos y de lo prohibido"

Cuando es un hombre adulto el que bebe leche, sin duda despierta escalofríos, pero cuando es una mujer, las cosas son diferentes, explica a 'Variety' la educadora de dominación de Bay Area (sí: el universo techie por excelencia) Mistress Colette Pervette. "Una mujer adulta bebiendo leche en un restaurante resulta extraño para cualquiera. Cuando pide un vaso de leche, la gente la infantiliza, degradan y humilla públicamente. La leche encierra paradojas; es enriquecedora pero imponente, gentil pero rebosante de energía primaria. Es una bebida que habla de rituales de fertilidad, de la adoración de los senos y de la atracción de lo prohibido", asegura.

Los denominados 'milk shamers' son los que expresan su disgusto cuando ven a un adulto beber leche, algo que irrita a quienes lo hacen, como por otra parte, lo siento muchísimo, es lógico. "Los lattes son una de las bebidas de café más populares del mundo y simplemente son leche caliente con café. ¿Leche de almendras o algún tipo de alternativa láctea de origen vegetal? La gente elegante, al diablo con el impacto ambiental. ¿Chocolate caliente? Perfecto. Pero pide un vaso frío de leche entera y de repente serás un monstruo. No tiene puto sentido", se lamenta en Thrillist Andy Kryza, autoconfeso amante de la leche.

El problema es que no sabemos si 'Babygirl' va a conseguir que la leche se convierta en la bebida más sexy o si continuará sumando estigmas a quienes la disfrutan, pero sin duda, la leche, sin necesidad de apellidos (¿de almendras? ¿de soja? ¿sin lácteos?) es la bebida del momento. Sólo espero que mis citas se pidan un vino o una cerveza y no un vasito de leche…

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Marita Alonso es experta en cultura pop y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos culturales desde una mirada feminista en la que la reflexión está siempre presente. No tiene miedo de darle una pincelada de humor a las tendencias que nos rodean e intenta que el lector ría y reflexione a partes iguales. Cuando escribe sobre relaciones, su objetivo es que la toxicidad desaparezca y que las parejas sean tan saludables como las recetas que intenta cocinar... Con dramáticos resultados, claro. Los fogones no son lo suyo.

Ha publicado dos libros ("Antimanual de autodestrucción amorosa" y "Si echas de menos el principio, vuelve a empezar") y colabora en diversos medios y programas de radio y televisión luchando por ver las cosas siempre de una manera diferente. Cree que la normalidad está sobrevalorada y por eso no teme buscar reacciones de sorpresa/shock mediante sus textos y/o declaraciones.

Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, imparte master classes de cultura pop, estilo de vida y moda en diversas universidades. En Cosmopolitan, analiza tendencias, noticias y fenómenos desde un prisma empoderador.