La teoría para cocinar en lo días de fiesta es fácil. Adelanta todo el trabajo que puedas y el día en cuestión empieza cocinando primero aquellos alimentos que se puedan recalentar fácilmente y deja para el final los que haya que servir nada más cocinarlos. Si bien, y por muy organizados que seamos, cuando tenemos muchos invitados como suele ocurrir en Navidad es casi imposible evitar cierto estrés en la cocina (cuando no caos). Siempre ocurre en el último momento, cuando queremos terminar a la vez múltiples platos para poder servirlos calientes, en su punto adecuado de cocción y todos ellos a la vez. ¿O no?

Restaurantes y caterings conocen bien este problema y no dudan en recurrir a aparatos y sistemas profesionales para solucionarlo. Pero que no cunda el pánico. No hace falta invertir dinero en esos utensilios profesionales para que tu comida navideña o tu cena de Nochevieja sea un éxito; hay trucos muy sencillos y lo suficientemente efectivos que puedes poner en práctica en casa y ervir la comida caliente, como recién hecha. Te los contamos.

sopa de marisco
luchezar
Sopa de marisco, un plato clásico de Navidad

1. Aprovecha el calor residual de la vitro

En el caso de sopas, cremas o salsas una solución muy simple pero lo suficientemente efectiva siempre que no se vaya a demorar mucho el momento de servir es dejar la cazuela o cazo sobre el fuego apagado de la placa vitrocerámica que aún conserva calor residual.

hombre levantando la tapadera de una cazuela situada en una placa vitrocerámica
Nazar Rybak//Getty Images

Es interesante tener en cuenta que según cuál sea el material de la olla, esta conservará más o menos el calor; el hierro fundido es de los que mejor lo mantienen.

2. Al baño maría

De nuevo se trata de un recurso que funciona especialmente bien en el caso de platos que tengan líquido (como ocurre con las salsas, sopas o cremas). Con este tipo de preparaciones, a menudo lo que se hace para mantenerlas calientes es dejarlas sobre un fuego al mínimo, pero esto tiene el inconveniente de que el caldo sigue reduciéndose, algo que no siempre interesa. Con el baño maría se evita este riesgo.

Para prepararlo basta con sumergir la cazuela con la comida que queramos evitar que se enfríe en un recipiente de mayor tamaño lleno de agua muy caliente. Es importante asegurarse de que la cazuela está bien tapada para que el agua no entre dentro.

Un sistema similar es el de las vaporeras. Si dispones de una, no lo dudes, y sácala así más rendimiento.

vaporera con pasta dentro sobre una encimera con hortalizas
FreezeFrameStudio//Getty Images

3. Cubre la comida con papel de aluminio

De esta forma podrás mantener la comida caliente a corto plazo, aproximadamente unos 30 minutos como mucho. Además, en el caso de carnes o aves asadas, dejarlas reposar envueltas en papel de aluminio durante unos minutos después de haberlas sacado del horno es un “must”. Eso permite que los jugos se redistribuyan por la pieza haciendo que quede tierna y jugosa.

Si lo que te preocupa es que la condensación pueda reblandecer los alimentos (algo que puede ocurrir, por ejemplo, con hojaldres u otras masas), lo recomendable es hacer unos agujeros en el papel.

plato de comida cubierto con papel de aluminio
Mariya Borisova

Otra opción es recurrir a las bolsas isotérmicas que usas cuando vas al supermercado. Aunque lo habitual es emplearlas para que los congelados lleguen en perfecto estado a casa, también sirven para mantener el calor.

4. En el horno, al mínimo

Meter la comida en el horno estando este a una temperatura mínima te ayudará a mantenerla caliente durante unos 15-20 minutos. Lo aconsejable es hacerlo con el horno (mejor precalentado) a 80ºC, con calor arriba y abajo, y la bandeja colocada a media altura. Para intensificar el efecto y evitar que la comida se reseque, puedes cubrirla además con papel de aluminio. De nuevo recuerda hacerle unos agujeros para impedir que se forme condensación bajo el papel y que los alimentos se reblandezcan.

pavo en el horno
Tetra Images

Si se trata de un plato hecho al horno con una temperatura superior a esos 80º, una vez listo, no lo saques. Déjalo dentro del horno pero abre la puerta y mantenla así hasta que la temperatura descienda; de esta manera la comida no se quemará ni se sobrecocinará.

mujer metiendo una bandeja con hortalizas en el horno
Dani Serrano//Getty Images

5. Platos calientes en el horno

Una opción muy sencilla es meter los platos que vayas a utilizar para servir la comida en el horno, precalentado a baja temperatura. La ideal es entre 40 y 80 grados, dependiendo de la necesidad y del tipo de receta que vayas a servir. Eso sí, avisaa los comensales de que el plato está caliente y puede quemar.

6. Olla de cocción lenta y fondue

Hay modelos de ollas de cocción lenta que cuentan con una función para mantener la comida caliente y que también puede serte de ayuda. Sin embargo, es importante tener en cuenta que incluso a esa baja temperatura, y aunque lentamente, los alimentos siguen cocinándose. Para evitar problemas, lo mejor es no excederse con el tiempo (no más de una hora) y vigilar de vez en cuando la preparación.

olla de cocción lenta sobre la encimera de una cocina
onurdongel//Getty Images

Los fondues, por su parte, al tener un pequeño quemador de muy poca potencia en la base, pueden servirte para mantener calientes salsas o cremas. Incluso puedes llevarlo a la mesa para que los comensales se sirvan directamente de él.

Lettermark

Araceli Herrero es periodista freelance especializada en temas de nutrición, bienestar y lifestyle. Estudió Periodismo en la Universidad Pontificia de Salamanca y después de hacer escala en Londres y de estudiar un posgrado en Nutrición, acabó mudándose a Barcelona para trabajar en varias revistas femeninas, de salud, cocina y también de decoración y diseño, sus otras pasiones. 

Hace apenas un lustro llegó a Madrid y aún sigue ocupada descubriendo sus rincones.  

No puede vivir sin café, se declara adicta al buen pan y aunque confiesa que es de esas personas a las que le gustan las verduras y hasta el tofu, como buena charra que es, siempre cae rendida ante una tabla de jamón ibérico. 


Si no la encuentras comiendo, estará buscando platos, tazas y demás cacharrería para su siempre “escasa” colección.