La llegada del otoño siempre ha estado marcada por los primeros soplos de aire que arrastran hojas consigo, la vendimia, los primeros looks de entretiempo, el estreno de los que serán los restaurantes de moda a lo largo de todo el curso y, desde hace 10 años, la llegada del número de ELLE Gourmet otoño a los kioskos.
Hoy llega una nueva entrega en la que Sara Carbonero e Isabel Jiménez nos reciben como un dúo de anfitrionas perfectas y nos desvelan las claves de su eterna e instantánea amistad, que se forjó alrededor de la comida. Nos sentamos con ellas en la mesa para charlar sobre sus dotes culinarias, el arte de recibir, sus celebraciones más divertidas, cuánto les gusta salir a comer en sus viajes o las recetas que les trasladan a su infancia.
Como hilo conductor de este número de ELLE Gourmet otoño actúa el vino. Bodegas, destinos, hoteles, referencias, botellas, denominaciones de origen, uvas... Son los grandes protagonistas junto a enólogas, sommeliers, influencers 'wine lovers' o bodegueras. Dedicamos nuestras páginas 148 páginas al universo del vino en todas sus versiones con el objetivo de democratizar este universo, tan alejado para muchos.
Se unen también a la fiesta una buena colección de chefs que han cambiado las normas de la gastronomía local e internacional. El trío de Disfrutar, nombrado mejor restaurante del mundo, nos abre las puertas de su casa para celebrar junto a ellos su décimo aniversario. Además, Oriol, Mateu y Eduard nos demuestran que a pesar de haber tocado el cielo, siguen con los pies en la tierra.
Junto a ellos, celebramos nuestro también décimo cumpleaños, pero no sin olvidarnos de todos aquellos cocineros que han pasado por nuestras páginas para compartir sus éxitos y secretos de cocina. En estos diez años, nos han invitado a sus estelares restaurantes chefs de lujo como Ferran Adrià, Massimo Bottura, los hermanos Roca, Yoshihiro Narisawa, Heston Blumenthal, Dominique Crenn, Carlo Cracco, Dabiz Muñoz, Juan Mari y Elena Arzak, Helena Rizzo, Alex Atala, Virgilio Martínez, Clare Smyth, Mauro Colagreco, Fina Puigdevall o Elena Reygadas, entre muchos otros. Recordamos su paso por imprenta en ELLE Gourmet. A esta lista, añadimos en este número al chef José Pizarro, que representa como nadie la gastronomía española en Londres, donde acaba de estrenar un nuevo restaurante.
En esta celebración, las recetas que ponen sabor se rinden también a los placeres del vino, pero también hacemos hueco al ingrediente de moda en la cocina: el té matcha. Como destino, ponemos rumbo a Rioja, un paraíso para brindar y devorar.
Además, con este número te ofrecemos un sazonador para que eleves tus recetas. Tenemos 5 sabores de Just Spices en variedades distintas: sazonador para patatas asadas, topping para pizza, sazonador de verduras mediterránea, sazonador para pasta, sazonador de fajitas. En kiosko encontrarás ELLE Gourmet otoño en solitario (3,50 €) y nuestro número acompañado de una de estas especias (4 €). Tú decides cuál quieres llevarte a casa.
Como aperitivo, te regalamos el edito de Cristina Altozano, la Content Editor de ELLE Gourmet. En ella nos desvela un pequeño bocado de este sabroso plato recién salido del horno:
La modelo y actriz Margaux Hemingway, nieta del conocido escritor norteamericano, debe su nombre de pila al hecho de que sus padres estaban bebiendo un Châteu Margaux la noche en que fue concebida.
Para los poetas arabigoandaluces, el vino era un bálsamo para aliviar el tedio, un regalo divino para el corazón atribulado y una manera de conseguir que el cuerpo tenga apariencia de alma.
La nobleza de los siglos XVIII y XIX acostumbraba a tener una botella de tokai en la mesilla con el fin de vencer a la muerte y a la enfermedad si estas se presentaban en mitad de la noche.
En su relato 'El caravasar' -de 'Los cuentos del lunes'-, Alphonse Daudet escribe: «Era un aga vecino que, aburriéndose con sus mujeres, venía a rozar la vida occidental, a escuchar el piano de los rumís y beber vino de Francia. "Una sola gota de vino está maldita", dijo Mahoma en su Corán; per hecha la ley, hecha la trampa. De cada vaso que le servían, el aga tomaba, antes de beber, una gota con la yema de su dedo, la sacudía gravemente y, una vez arrojada aquella gota maldita, bebía el resto sin remordimientos».